CAPÍTULO 01

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Nathan...

   Mi padre siempre a sido una persona peligroso frente a los ojos de cualquiera, Hasta en los míos. Para mi el es el diablo encarnado, siempre destruyendo todo lo que nos rodea, incluso a nuestra propia familia.

   Iba camino a casa de mi padre, Ya que desde mis diecinueve años decidi independizarme, tener mis propias cosas y estar lejos de el, todo para mantenerme lejos de el y conseguir mis cosas por mi mismo y de buena manera, sin su dinero sucio que otras personas ganaron con tanto esfuerzo.

   Mi padre siempre fue el peor padre que puedes tener, sus decisiones nunca han sido las mejores y no sólo lo afecta a el sino a todas las personas cercanas a el: su familia.

    Actualmente tengo veinticinco años y tengo mi propia empresa. Mi padre siempre se ofreció a ayudarme, sin embargo nunca lo deje hacerlo, Sólo quería comprarme después de todos sus errores cometidos conmigo.

    Ahora me dirigía hasta su casa para ayudarlo con un nuevo negocio que tenía, el cual me implicaba a mi, y según el me conviene.

- ¿está en su despacho? - le pregunto a Julián, uno de sus hombres de confianza.

- si, señor Nathan - responde sin mirarme, ya que su altura es mucho más alta que la mía y su mirada está directamente a un punto fijo frente a el.

   Abro la puerta sin tocar y mi padre está sentado en su escritorio con sus codos sobre el escritorio y dedos entrelazados, mirándome fijamente con su mirada que intimida a cualquiera, de la cual ya estoy acostumbrado.

- Hola, padre - saludo con mis manos en los bolsillos y mirando sus estanterías llenas de libros que jamás lo vi leer.

- Hola Nathan - desentrelaza sus dedos y suspira - siéntate.

- No pienso demorarme contigo - hablo serio - Necesito ir a la empresa por nuevos negocios.

- ¿No la puedes cancelar?

- No. Los alemanes ya están por llegar - lo miro con el entrecejo fruncido - ¿puedes resumir todo?

  Se levanta.

- encontré una esposa para ti - se acercó más hasta quedar frente a mi.

- estas diciendo... ¿que me voy a casar con una desconocida sólo por que tu lo quieres? - lo señaló con mi dedo - no pienso vender mi vida amorosa a ti, No me interesa siquiera.

- ¡No me importa que no te interese! - grito - te hablaré más claro, vamos a negociar esto. Si tu te compromete con esa chica lo más seguro es que saque a Ethan del calabozo, puedes quedarte con el si quieres.

   Atacó mi punto más débil: mi hermano menor.

- ¿por qué haces esto tan difícil?¿que pasará si no aceptó? - me acerco amenzadoramente - Sabes que no creo en ninguna de tus palabras, Gregory Smith.

- Te recuerdo que soy tu padre.

- no sabes cuanto quisiera que no lo fueras - escupí con asco y me voltee para irme.

   Pero antes, su voz me detuvo.

- y como tu padre sabes como soy - se rió amargamente - y de lo que soy capaz de hacer - escuche sus pasos más cerca - si sabes lo que le conviene a tu hermanito...

- aceptó - lo interrumpí, tragando saliva en lo que me estaba metiendo.

- sabía que eras más inteligente, después de todo eres como tu pa...

- ¡ni lo digas!¡soy y seré muy diferente a ti, mucho mejor que Tu! - me voltee - quiero conocerla para mañana - suspire - y tengo mis condiciones, te las mandaré por correo - dije antes de retirarme del todo.

(...)

   Ni siquiera quería pensar en lo que me había metido con ese señor, Gregory Smith es sinónimo de peligro y todo lo que tenga que ver con el es tu camino a la muerte, incluso si eres su familia.

   Siempre quiso meterse en mi vida y ahora lo ha conseguido y no de una manera muy linda, se metió en mi futuro. El sabe que haría cualquier cosa por mi hermano menor, después de todo es lo único que me queda gracias a Gregory.

   Ahora resulta que me casare con una completa desconocida. Cosa que pensé todo el día de ayer en la reunión con los alemanes. Ahora estaba en camino a casa  de Gregory de nuevo y está vez conocería la chica a la cual me estuve imaginando como sería y como mi vida cambiaría a partir de ahora.

   Aparque el coche frente a la casa y baje para entrar y llegar hasta su despacho. Donde se encontraba con uno de sus socios, Johnson y una chica rubia, con su piel blanca como una porcelana, ojos azules claros casi grises y un cuerpo espectacular.

   Un carraspeo se escucho y me di cuenta que la estaba  mirando de pies a cabeza sin detenerme.

- mis ojos están aquí - señaló ella sus ojos con sus cejas ligeramente fruncida.

   Supe que con esta chica todo podría ser muy diferente que con las demás, todas esas chicas con las que me acostaba por una noche y al día siguiente ya no estaban.

    Su cara es hermosa y sus ojos eran como ventanas que atravez de ellas se podía ver la claridad del día o la oscuridad de la noche, todo de ella era perfecto y no tenías que mirar su cuerpo sólo para darse cuenta de eso, Sólo con sus ojos tan profundos podías perderte.

- ... y desde ahora ella vivirá en tu casa ¿entendiste Nathan? - desvíe mi mirada para mirar a mi padre.

- eh... si, si ¿cómo es tu nombre? - tartamudee.

- Elizabeth Johnson - me extendió su mano.

   La tome y deje un gasto beso en sus nudillos.

- Nathan.

- Smith - terminó mi padre y yo lo mire mal - ¿podrían esperarnos afuera? - les pregunto a los Johnson, ellos asintieron y salieron.

- ¿ahora que pasa? Tienes lo que quieres ¿No?

- Nathan, sabes que eres el único hijo que me queda.

- también está Ethan, aunque no lo aceptes y recuerda siempre... - me acerqué a su escritorio - ¡que por tu culpa, tu maldita culpa es que estamos solos! - me altere.

   Resivo una cachetada de respuesta.

- ¡No vuelvas a hablarme así, Nathan! - grito - por que en unos meses yo ya no estaré y todo esto - señaló su alrededor - ¡Todo esto! Estará a tu cargo - tocó con su dedo índice mi pecho.

- ¿de qué hablas? - pregunte extrañado.

- Tengo cáncer, Nathan. Por fin tu mayor deseo se hará realidad, me voy a morir.

   Una parte de mi no estaba bien por lo que me acababa de enterar, el se iría, y si mi deseo siempre fue verlo bajo tierra, pero ahora que lo veía tan cerca de cumplirse, No me sentía bien.

    Aunque no fue el mejor padre, fue el único que estuvo conmigo en los últimos quince años que mi madre no estuvo.

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¡Espero les haya gustado!

¡Me regalen un voto si fue así y recomienden mi historia a sus amigos!

¡Nos vemos en el próximo capitulo, bais!

La DeudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora