CAPÍTULO 19

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Zoé...

   Termine de meter las cosas en mi mochila, la colgué en mi hombro y salí.

- ¡Boo! - me choque con alguien cuando retrocedi y Ethan me agarró de la cintura.

- Eres un idiota - le pegue una suave cachetada y él volteó la cara con exageración - ¿que haces aquí?

- ¿no me quieres ver aquí? - me soltó - esta bien me voy - comenzó a caminar y yo voltee los ojos.

- Oh, vamos, no seas dramático - me crucé de manos y él siguio caminando - ¡Ethan! - camino más rápido.

   Arranque a correr y salte enroscando mis piernas alrededor de su cintura y mis brazos en su cuello.

- Eres una monita - me agarró las piernas - agárrate fuerte - y arrancó a correr sin dejarme reaccionar.

- ¡Ethan!

   Llegamos hasta el gran jardín que tenia esta escuela y nos sentamos en una de las bancas.

- Te traje algo - dijo, mirando el arbolito frente a ambos.

- ¿Que? - puse mi cabeza en su hombro y también mire el arbol.

- cierra tus ojos y abre la boca.

- Tengo miedo - levanté la cabeza y hice lo que me dijo - pero confío en ti.

   Senti su respiración cerca de la mía y sus labios rosando los míos.

- ¿mi postre favorito? - lo dije para aligerar la tensión y el soltó una suave risa.

- ¡Hola, tortolos! - Grito Iris y se sentó en medio de ambos - ¿hacemos algo hoy? - me miro con una cara de insitacion y luego a Ethan.

- ¿cómo que? - Se unió Alejandro, nuestro moreno amigo y se paró frente a Iris.

- ¿y si vamos a nadar al lago? - pregunto Iris.

- No tengo ganas de...

- No aceptó un "No" por respuesta - me mordi el labio dudosa - ¡vamos, hay que divertirnos! - Se levantó, agarró mis dos manos y me levanto - no todo es la escuela - hizo un puchero y sonreí.

- ¿que opinas? - le pregunté a Ethan.

- Lo que quieras, por mi esta bien - me sonrió sincero - pero yo voy contigo.

- que tóxico - Iris rodo los ojos.

- No es ser tóxico - hablo Alejandro - es saber cuidar a la persona que amas - le guiño un ojo a Iris y ella todo denuevo sus ojos - quizás algún día lo sepas, lo cual no pasará porque esa persona tendrá que aguantarte como yo, pero tú no me amas a mi...

- ¡Vamos al lago! - grito Iris y salió corriendo.

- yo sé que en el fondo si me ama - se limpió una lágrima invisible, Ethan y yo reímos.

Elizabeth...

   Sentada en uno de los cojines de la pequeña biblioteca de casa, con un libro en mano y un café en la mesita de al lado, me encontraba perdida en el mundo de la literatura. Claro, antes de que llegará un Nathan agitado a interrumpir mi tan calmado y lindo momento.

- ¡Aquí estas! - se acercó.

- Aquí estoy - frunci el ceño.

   El me arrebató el libro, lo tiro al cojín, me agarro de la cintura y me elevó, dándome una vuelta, lleno de alegría y dejo un beso en mi frente cuando me bajo.

- ¿estas bien? - yo aún seguía con mi cara de confucion - ¿de qué me perdí?

- Te busque por toda la casa - suspiro y siguió sonriendo.

La DeudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora