CAPÍTULO 03

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Nathan...

   Podría decir que soy una persona controladora, algo que saque de mi padre, también de poca paciencia y Elizabeth estaba acabando con ella, era una chica igual de desafiante y de poca paciencia, como yo, se que disfruta verme perder la cordura con sus ocurrencias, pero si quería jugar así, yo también sabía jugar.

- Vamos, sube al auto, Elizabeth - hable con los dientes apretados, mirando a sus amigos, quienes aún procesaban la información que Elizabeth acababa de darles.

  Se acercó un poco.

- Tú, No me mandas, Nathan - murmuró lo suficientemente bajo, para que sólo yo pudiera escucharla - y te deje claro que quiero mi coche, de lo contrario me iré caminando.

- ¿siempre eres tan testaruda? - eleve una ceja - vamos, sube - la agarre del brazo.

- sueltame, Nathan - hablo entre dientes.

- ¡Qué subas! - hasta aquí llego mi paciencia. Una sonrisa victoriosa se formó en sus labios - ya lograste lo que querías, ahora sube.

- creo que... - se soltó bruscamente - me iré caminando - me sonrió falsamente y siguió su camino con sus amigos.

   Respira profundo, Nathan...

   Subi al coche denuevo y empecé a manejar hasta llegar a casa.

   Me quite la chaqueta y la deje sobre el sofá, me afloje la corbata y entre a  la cocina por algo de tomar, ahí estaba rosa.

- ¡Hijo! No te escuche entrar - dijo ella, resiviendome muy animada.

- Hola, Rosita - le di un beso en frente y serví un poco jugo en un vaso.

- ¿a qué se debe tu llegada temprano? - me miro con una sonrisa pícara.

- el día de hoy no estuvo muy ocupado como los anteriores, la próxima reunión será el viernes - me bebi todo el jugo y deje el vaso en el lava platos.

- que bueno, ya casi esta el almuerzo, la señora Elizabeth no ha llegado - informó.

- me la encontré en el camino - dije serio.

- y ¿por qué no viene contigo? - pregunto.

   Suspire en respuesta y ella entendió.

- ya veo... - soltó una risita por lo bajo y siguió cocinando.

   Mi celular empezó a vibrar en mi bolsillo, lo saque: Mi padre.

- ¿pasa algo? - pregunte, siempre que llamaba era por problemas, esta no podía ser la excepción.

- ¿cómo has estado? - sabía a los que se refería.

- es muy testaruda - puse una mano en mi frente.

- Tal vez deberías tener un poco de mano dura, ya sabes, como te enseñe.

- se a lo que te refieres con manos dura, Y no, No soy igual que tu, Gregory. Yo no soy un monstruo.

- Pues si no le enseñas quien manda, ella te seguirá tomando del pelo.

   Golgo.
   Suspire, al tiempo en el que me gire y vi a Elizabeth recostada en la puerta.

- ¿cuánto llevas ahí? - deje el celular sobre la mesita de la sala.

- Eh... ¿todo bien? - pregunto jugando con sus manos, esta nerviosa.

- Responde Elizabeth - metí el celular en el bolsillo.

- Bueno... - se cruzó de manos, mientras caminaba hasta estar frente a mi - me di cuenta de que necesitas los consejos del... ¿monstruo? De tu padre para controlarme - apoyo sus manos en la mesa.

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