Elizabeth...
Abro los ojos y observo cada parte de la habitación, mientras paso mi lengua por mis dientes, los cuales tienen sabor a sangre.
Diria que me tiene encerrada en la peor de las habitaciones, pero la verdad es que es todo lo contrario a lo que me podía imaginar.
Me levanto y miro por la ventana, en el gran jardín frente a mi, estaba Ritter hablando con otros hombres vestidos de traje, los cuales asintieron y se fueron.
Poco después de que todos desaparecieran de mi vista, incluso Ritter. Escuche pasos que se acercaban cada vez mas a la habitación donde me encontraba.
Me aparte de la ventana rápidamente y me senté en la cama, mirando la puerta. Quitaron el seguro y luego Ritter apareció en mi campo de visión.
- Veo que ya estas despierta - Dice.
- Al menos no estas ciego - rodé los ojos.
- Odio que hagas eso - suspiro.
- Todos odian que lo haga - eleve una ceja - y no porque lo odien voy a dejar de hacerlo - le di una sonrisa de boca cerrada.
- No cambias - se apoyo en la puerta.
- Ya, ve al grano y dime que quieres - me cruce de brazos.
- Necesito que me ayudes con algo - imito mi gesto.
- El gran Ritter que nunca necesita ayuda para hacer las cosas, decide pedirme ayuda a mi - hablo con si recitara un poema - sabes perfectamente mi respuesta.
Me levante e intente apartarlo de la puerta, pero él me empujo haciéndome sentar de nuevo.
- Este asunto esta relacionado contigo.
- y no pudiste solo... ¿llamarme? - le dije - Tenias que montar semejante estupidez.
- ¿lo harás o no? - pregunto, ya cansado.
- Ni siquiera se de que trata y no me interesa ayudarte - quite un cabello de mi cara - Mis asuntos los resuelvo yo y tú los tuyos.
- Ay, Elizabeth - hablo ya cansado - Te conozco mas de lo que crees, conozco tus debilidades, las...
- No eres Ritter sin tus juegos - rodé los ojos por segunda vez - ¿que se supone que harás? - me levante con las manos cruzadas.
- Verás - empezó - Zoé ya ha pasado muchas cosas y no creo que quieras hacerla pasar por una mas - empezó a contar mientras daba un paso - Nathan muerto... - hizo un gesto desagradable y siguió contando mientras caminaba - Tus hijos... ¡ay, tus hijos! - dijo con fingida tristeza y llego hasta mi, acercando su boca a mi oído - No creo que quieras perder dos mas - mordió mi oreja.
Lo empuje mientras lo miraba con asco y él solo reía.
- Eres un maldito monstruo - le pegue una cachetada - No te atrevas a tocarles un pelo.
- Siempre me lo decías, pero no por eso dejare de serlo - dijo con calma, tocando mi barbilla - Hasta en la cama me lo decías...
Empece a golpearle el pecho mientras le gritaba cosas, hasta que él hizo una mueca, me agarro ambas manos juntando las en mi pecho y me empujo, caí sobre la cama y pensé que me haría daño.
- Tampoco me gustaba esta parte de ti, pero tampoco dejaras de hacerlo - se río y se fue, echándole llave a la habitación.
- ¡AHHH! - grite de la rabia que tenia contenida dentro de mi - ¡Sé que sigues ahí, Ritter! - me levante de la cama - ¡Y como la ultima vez, no te la dejare fácil! - le pegue tres golpes a la puerta.
Lo escuche murmurar algo en alemán y luego sus pasos que, poco a poco se escuchaban mas lejanos.
- En serio esto no puede estarme pasando, no de nuevo - dije, con ambas manos en mi cabeza, mientras daba vueltas por la habitación.
Luego de tanto pensar y no conseguir nada, me tire en la cama y resople.
(...)
- ¿No crees que seria bonito continuar con la vida que llevábamos? - me sobre salte, sentándome rápidamente. Genial, me había quedado dormida.
- Mierda - cerré los ojos con fuerza por un pequeño mareo que me dio y lo mire mal - ¿de que demonios hablas? - pregunte por lo que había dicho antes.
- Tú sabes de que hablo - separo su espalda de la cama y me miro.
- Ahora estoy con alguien mas que...
- Que pusieron en tu vida como una obligación mas - siguió él - tú no lo quieres de la manera que quisieras hacerlo, solo finges - se acerco y tomo mi barbilla - porque sientes que así puedes sentirte menos usada.
- Cállate - le dije - no nos vemos desde hace hace años y ya crees que sabes todo de mi - aparte su mano y me levante - los años pasan y las personas cambian, Ritter.
- Siempre fuiste la mas chica difícil de tener y ahora resulta que en unos pocos meses, ¿ya caíste a sus pies? - se ríe - y por si fuera poco ya tienen dos niñas, Samanta y Summer - lo mire un poco sorprendida.
- Veo que no te perdiste ni el mas mínimo detalle de mi vida.
- y mientras siga vivo, tampoco te perderé a ti, esta vez no - dice.
Me acerco y agarro su rostro.
- ¿y que harás estos últimos días? - sonreí.
- ¿Quien dice que no pueden ser años? - imito mi gesto, retándome.
- Yo - guiñe un ojo.
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El fuego no cesaba...
poco a poco las llamas consumían lo que quedaba de aquella casa...
Y no me sentía mal, al contrario,me sentía libre, me sentía feliz. Sentía que podía tragarme al mundo de un solo bocado.
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;)
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La Deuda
RandomElizabeth Johnson se verá obligada a pagar la deuda que tiene su padre con uno de los mafiosos más peligrosos del país. De ella depende la vida de su padre, hermana e incluso la de ella. - ¿en qué consiste el trato? - le pregunto a mi padre. - deber...