Sentía como poco a poco ese vació que llevaba en mi pecho me consumía, como mi cerebro era invadido de recuerdos que solo quería olvidar y mis ojos comenzaban a inundarse de nostalgia.
Una sombra se poso frente a mi y no me interese en mirar hasta que hablo.
- ¿Quieres ser mi pareja de trabajo? - Dijo Julian suavemente.
Ahí me fije en que eramos los únicos que quedábamos en el salón.
- Amm si, claro - Dije, mientras guardaba mis cosas - espera... ¿pareja de que?
- Mañana tendremos a nuestro primer paciente como trabajo final del semestre - Abrí mucho mis ojos y el arrugo sus cejas - ¿estas bien?
- ¿por que lo preguntas? todo esta bien, perfecto - hable tan rápido que apenas y se entendió, él solo sonrió.
- Es claro que te pasa algo, Elizabeth - tomo mi mano - puedes confiar en mi, estaré contigo siempre, ni la muerte lo va cambiar.
Suspire.
- Es... son... solo son problemas en casa, algo normal - tome mis cosas y comencé a salir del salón.
- ¿En casa o en la amistad? - pregunto él detrás de mi - Es muy extraño de Jazmín no este contigo y todos sabemos eso, incluso tú.
- Nos vemos mañana - seguí mi camino.
No esperaba tener una semana tan mala como esta, pero así fue.
Cuando salí, me encontré con nada mas y nada menos que los que trabajaban con mi padre, se pone peor esto. Ya estoy harta.
Di la vuelta para ir por atrás y me choque con uno de ellos.
- Señorita Elizabeth - Saludo.
- Robbin - rodé los ojos - ¿que hacen aquí? no solicite protección.
- Lo sabemos - me miro fijamente - su padre lo hizo - me agarro del brazo y me llevo casi arrastras, estaba muy confundida.
- Espere, espere, espere - él se detuvo - ¿como que mi padre?
- Por favor no pare, señorita - miro a todos lados y me metió al coche - eran tres carros y yo estaba en el del medio.
- ¿Que demonios pasa? - pregunte aún mas confundida.
(...)
Ese largo y vació pasillo, que a algunos les daba miedo y a otros esperanzas.
- Hola - suspire.
- Hola - me abrazo.
- ¿como esta? - lo vi a través de ese gran cristal.
- Bien, solo esta un poco confundido, tómalo con calma - Dijo.
- ¿como que confundido? - pregunte con una ceja elevada.
- No recuerda muchas cosas, gracias al golpe que recibió en su cabeza - lleve mi mano a mi boca - y tartamudea un poco al hablar.
- ya puede pasar, señorita - Dijo el doctor.
- Hola - le dije al pasar y él solo me miro - ¿me recuerdas? soy Elizabeth - sonreí nerviosa.
Hubo un poco de silencio, seguido de una carcajada de su parte.
- Ethan, te jugo una broma, ¿no? - dijo él aún riéndose, mientras yo lo miraba confundida - No olvidaría tan fácil a esa persona que llego a joderme la vida de la forma mas bonita.
- Aww - dijo Ethan desde el sillón - sacas su lado cursi.
Yo solo pude sonreír.
- Se sonrojo - dijo Ethan.
- Ven aquí - lo abrace y él se quejo del dolor - lo siento.
- No pasa nada - nos separamos - ¿que tal tu día?
- Bien - respondo - ahora resulta que necesito protección.
- ¿Que?¿como que protección? - se sentó con un poco de dificultad.
- los que trabajaban para mi padre trabajan ahora para mi y ahora que él no esta no solo ellos vendrán a buscarme cada día - me mordí el labio nerviosa.
- ¡Mierda! - se echo para atrás con brusquedad - cada vez es peor - se llevo las manos a la cabeza.
- La muerte de Arthur Johnson no fue del todo bueno, después de todo - dijo Ethan.
- Creo que nada que se trate de él es bueno, ni su muerte - me senté a su lado.
- ¿Que mas tiene que pasar? - pregunto Nathan.
(...)
Respiración agitada...
Corazón acelerado...
Lagrimas en los ojos...
Caminaba por ese largo y oscuro pasillo, con el sonido de la lluvia y la iluminación de los rayos de fondo.
Mi vestido de novias ya no era blanco, pues llevaba sangre como decoración, mi cabello rubio, estaba rojo, mi maquillaje estaba regado y con algunas pecas rojas, mis zapatos en una mano y una pistola en la otra.
Mi mente no estaba en ese lugar, pero me sentía en paz al saber que posiblemente había acabado con la persona que me atormento por años, que aún sin estar presente arruinaba mi vida, porque en mi memoria se repetía una y otra vez todo lo que me hizo.
mis piernas se debilitaron y caí de rodillas, las lagrimas no cesaban, pero sin duda no eran de tristeza, pues la sonrisa en mi rostro lo delataba.
- ¡Elizabeth! - escuche una voz que poco a poco se volvió un eco - ¡Elizabeth!
Me levante y comencé a buscar el lugar donde provenía la voz.
- Elie - La escuche de nuevo, esta vez detrás mio.
- Nathan - me voltee.
Él camino hasta mi y me abrazo.
- ¿que paso? - agarro mi rostro al separarse.
- Lo mate, lo mate, lo mate - susurre.
- Ven - comenzamos a adentrarnos mas a la casa, hasta llegar al sótano.
- Tenemos que salir de aquí - Dije.
- Tranquila - me tomo de los hombros - primero tenemos que hacer algo mas.
Agarro dos tarros de gasolina y me los paso.
- ¿que? - lo mire confundido.
- Ese señor solo lleno mi vida de desgracias y lo único bueno que pudo traerme fue a ti - me dio un beso - y no voy a permitir que te alejen de mi por él.
Agarro dos él también y salimos.
- Tú ve a la parte de arriba - asentí.
Es aún mas doloroso cuando el dolor físico se convierte en dolor emocional
Todo vive en tu cabeza:
Recordando cada detalle como si lo volvieras a vivir.
(Este es un adelanto de un capitulo mucho mas adelante)
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La Deuda
AcakElizabeth Johnson se verá obligada a pagar la deuda que tiene su padre con uno de los mafiosos más peligrosos del país. De ella depende la vida de su padre, hermana e incluso la de ella. - ¿en qué consiste el trato? - le pregunto a mi padre. - deber...