CAPÍTULO 23

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Elizabeth...

   El sonido del celular me desperto. Me levanté y conteste.

- Buenos días, ¿con quién hablo?

- Buenos días, habla con el director Albert Holland del Instituto Wheeler - contesto una voz gruesa - Su hermana...

   Me levanté de un salto.

- ¿Zoé?¿Qué le paso?¿Qué le hicieron? - hice un cuestionario sin dejar hablar al director - ¿Cómo está?

- Solicitamos su presencia en este momento - dijo sin responder a mi preguntas - será mejor que venga.

- enseguida estoy allá - me deshice de mi pijama y colgue.

   Mierda, Zoé.

(...)

   Llegué al Instituto y pase por los pasillos solitarios, era un colegio muy grande y podía perderme fácilmente, mis zapatos hacían eco por el largo pasillo, hasta que encontré la oficina al final del primer piso.

- Buenos días  - Zoé quien se encontraba en un shock cuando llegue, Se levantó y me abrazo.

- Buenos días, señorita Johnson - respondió un señor de almenos 45 años, detrás del escritorio - tome asiento.

  Hice lo que me pidió y Zoé se sentó en el asiento a mi lado.

- ¿todo bien con Zoé? - pregunte asustada.

- No puedo mentirle, señorita - junto sus manos sobre el escritorio y me miro serio - Su hermana desde que entró en nuestro Instituto tiene comportamientos extraños con algunos alumnos, pero en este caso fue con un maestro.

- Ya le dije... - comenzó Zoé, con los dientes apretados y lagrimas acumuladas - él intento hacerme daño - Y nadie me cree - cuando el director intento hablar ella grito - ¡Sólo ven lo malo que yo hice, pero no lo que él intento hacerme!

- ¿Que... demonios? - mire al director sin entender - dime, ¿que pasó, Zoé?

- Yo estaba... sólo quería que me explicará - sollozo - él... me dijo que me quedará... que me quedará durante el descanso - sorbio por la nariz - y comenzó a tocarme - Su cuerpo comenzó a temblar y rompió en llanto - ¡Él iba a hacerme daño, yo sólo me defendí! - golpeó el escritorio.

- Tranquila - susurre, mientras sentía humedad en mis mejillas - nadie volverá a hacerte daño - ella negó repetidas veces y limpio sus lagrimas con brusquedad.

- ¿por qué todos quieren lastimarme? - pregunto, mirando la pared - No quiero seguir aqui, Elizabeth - me miro y senti como todo mi mundo se derrumbaba.

- Nos iremos pronto - le sonreí comprensiva, aún con lagrimas nublado mi vista - y todo estará bien, lo prometo.

- Zoé - hablo el director - necesito hablar con tu hermana a solas.

   Zoé asintió y salió lentamente. Limpie mis lagrimas.

- Será mejor que vea la cámara de su aula de clases - me mostró la pantalla del computador.

   En el vídeo sólo se podía observar como mi hermana intento atacar a su maestro con unas tijeras, hasta que llegó... ¿Ethan?

- ¿Ethan? - pregunte en voz alta y el director elevó una ceja.

- ¿conoce a este joven? - lo apuntó en el vídeo

- Si, él...

- Él llego a tiempo, él logró calmarla - lo mire con el ceño fruncido - si, señorita, si no fuera por él no sabemos que hubiera pasado.

La DeudaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora