Elizabeth...
Me terminó de amarrar los zapatos, acomodo un poco mi cabello, agarró mis cosas y bajo.
- ¿a donde vas? - escucho la voz de Nathan y para verlo acomodandose las mangas su camisa de seda.
- A... ¿la Universidad? - pregunte con obviedad.
- por que...
- No, Nathan - lo corte - No pienso quedarme aquí. Sólo me faltan lo que queda este año y el próximo - sonrió.
- que mujer más terca eres - Suspira y pasa por mi lado para subir - Almenos deja que te lleve - se quedó esperando mi respuesta, asenti y siguió subiendo.
Me senté en el sofá a esperarlo y apenas lo hice, llamaron a la puerta; me levanté y la abrí.
Suspire.
- ¿que haces aquí? - pregunte con amargura y me crucé de manos.
- ¿no es obvio? - pregunto mi padre - vine a visitar a mi hija.
- Pues... llegas en mal momento - sonreí falsamente - justo estoy saliendo para la Universidad. Y cualquier día que quieras venir es malo. No hay tiempo para el hombre que vende a su hija ¡y a la otra la mete en un maldito psiquiatra! - grite lo último.
- Hija...
- quiero que te vayas - baje la cabeza, una lágrima comenzó a bajar por mi mejilla y el se giró.
- esta bien - suspiro - pero no me cansaré de insistir.
- y yo no me cansaré de repetirte que te alejes que nuestras vidas - levanté la cabeza y le señale la puerta.
El siguió caminando, hasta que lo vi subir a su camioneta.
Suspire y solté a llorar.- Oye, oye, ¿estas bien? - se acercó Nathan corriendo y me tomo el rostro, me miraba con preocupación.
- No... - lo abrace con fuerza.
- Tal vez deberías...
- ¡Mierda, Nathan, que no! - grite, el se sobre salto y me aleje de el riéndome - no me quedaré en casa - le palmee el hombro y fui por mis cosas.
- diría que está en sus días, pero esta embarazada - murmuró y cuando me gire suspiro.
- Vamos - pase por su lado, salí de la casa y entre en la camioneta.
- Vamos - dijo, luego de subir y poner sus manos sobre el volante.
Puso el coche en marcha y yo encendí la radio.
- ¿A que vino tu padre? - pregunto.
- No lo se - desbloquee el celular y comencé a revisar mis redes sociales.
- ¿por qué estabas llorando? - paro en un semáforo en rojo y me miro.
- porque... ¿cómo pretende mentirnos, meternos en SU mundo y luego venir como si nada hubiera pasado? - bloquee el celular y lo mire.
- Te entiendo - arrancó el coche de nuevo.
El resto del camino fue silencioso, hasta que llegamos a la Universidad.
- Gracias - me desabroche el cinturón - nos vemos luego.
- ¿te recojo? - baje, cerré la puerta, lo mire por la ventana y negué.
- creo que iré con Jazmin, bye - me aleje.
Iba caminando y apareció Nathan en mi campo de visión.

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La Deuda
DiversosElizabeth Johnson se verá obligada a pagar la deuda que tiene su padre con uno de los mafiosos más peligrosos del país. De ella depende la vida de su padre, hermana e incluso la de ella. - ¿en qué consiste el trato? - le pregunto a mi padre. - deber...