Capítulo 25

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Souta estaba sintiendo algo de presión, este miro a su alrededor y sin más remedio trago saliva.

¿Como había acabado así?

— Ejem — Con una voz algo ronca, un hombre de edad rompió un poco el silencio y fijo de manera amenazante su vista hacia Souta.

Souta había conocido a esa persona como tal, con presentación y todo hace unos minutos, simplemente el hombre con el cabello blanco y un bigote pintoresco es nada más que el padre de Sora y el abuelo de Aoi.

A su lado, estaba la persona que era su esposa, una mujer com una amable sonrisa, que se mostraba un tanto impaciente

— ¿No crees que exageras si en primer lugar estás discutiendo frente a mi casa?

— Querido, tan brusco. — La señora le dio una mirada a su esposo con seriedad y una pizca de enojo.

— Emm...técnicamente es mía.

Tanto los adultos como el chico, se quedaron mirando a Sora quien finalmente después de toda la charla, había pronunciado alguna palabra.

Souta sonrió al notar como esta ya se veía más tranquila, al menos sus palabras no estaban entrecortadas, aunque si se notaba como temblaba un poco.

El hombre dejó escapar un suspiro y luego vio a hacia su nieta, como si buscara alguna respuesta de lo ilógico que le habían dicho.

La niña solo bajo la vista, no sabía cómo responder a eso ¿En verdad le revelaron eso?

"No hay manera de que se lo crean"

Un pensamiento algo negativo, aunque por su parte, el abuelo se veía firme a pesar de estar moviendo de arriba y a bajo su pierna demostrando su inquietud.

Aunque, su esposa más bien pareciera que perdía el habla cada vez que intentaba formar alguna palabra, esta se tocaba el pecho mientras intentaba aguantar las lágrimas, será más bien las emociones que eran difíciles de procesar.

No había nada que perder con creer eso, más aún por la apariencia de la joven, si bien se parecía a la susodicha de la mujer, también se parecia a Aoi, dando aún más certeza a que pudieran estar diciendo la verdad.

—Eres Yozora ... ¿no es cierto? — Finalmente la mujer se atrevió a hablar y clavarle su vista esperanzada hacia Sora, quien solo dio un pequeño sobresalto.

Un nombre que había dejado de usar, más bien nunca lo menciono, aunque cambiarlo a "Sora" sonaba como un apodo.

— Si, eso dije — Sora respondió tratando de sonar algo calmada, no cabia duda que esa persona es su mamá, pero el cambio es muy radical, bueno los años pasaron, ella volvió atrás en el tiempo.

— Mph... ¿Tomoyo le crees a estos niños? — El hombre se rasco el bigote ignorando a los adolescentes, la anciana asintió y se levantó del sillón.

— Sí, además... ¿no la vez? Esta claro que es Yozora.

Aun así el anciano se veía que había cedido un poco, pero no que estuviera decidido.

— Es instinto de madre — Con ese cliche

La anciana se trató de acercar a Sora para abrazarla, cosa que esta solo respondió de manera instintiva en empujarse un poco para atrás en el sillón — Lo siento ... es...que...

— Sus recuerdos no van más allá de los catorce años — Souta interrumpió la conversación familiar, mientras este le entregaba algo a una de las gemelas.

La anciana miró al muchacho que dio aquella aclaración y como las niñas le demandaban atencion y lo llamaban "papá"

— Entonces, no nos reconoce— El hombre complemento con eso, mientras suspiraba desilusionado.

 Mi Pequeña Hermana Mayor Volumen 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora