Capítulo 48

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Ellie por más que escuchara al profesor hablar, su mente no tardaba en divagar, esta comenzó por morder un poco sus uñas con la intención de liberar algo de estrés, aunque no importaba como lo intentará, volvía a repetir y plantearse el mismo escenario de la mañana

"No tuve ni el valor de ver resultado"

La joven solo sintió como cierta sensación de escalofrío recorría su cuerpo ante que si eso saliera de la peor manera posible.

— ¿Te tocan más clases ahora? — Con un tono de voz de completa seriedad, Sato se acerco a su pareja amorosa y compañera que parecía que estaba al borde de un colapso mental y físico.

Es más, pareciera que ni se habría percatado de que la clase acabó, la chica observo desanimada la hoja en blanco del cuaderno y dejó caer sus hombros resignada, no habia conseguido nada.

Sato se quedó viendo a Ellie, quien se apoyaba en la mesa sin ánimo alguno — No, solo iré a mi apartamento ¿por?

Algo extraño para su habitual energía, aún así si el chico hacía una visión retrospectiva de la última semana, desde esa noche a la fecha diría que todo iba normal, o eso creía hasta caer en un pequeño detalle — ¿Últimamente no andas muy bajoneada?

Ellie se quedó en blanco, como si no hubiera caído en la cuenta de eso, o no cree que sea el término correcto — Solo estoy algo cansada, además que el profesor no tiene perdón... — Ellie se quejo mientras volvía a suspirar y comenzar a guardar sus cosas para poder ir a su habitación en la residencia estudiantil de la universidad.

— Je, je, je — Con una risa llena de ironía el chico se rio y como le ofreció la mano a su compañera para levantarse — Que mal y yo que pensaba llevarte a tomar un helado o algo...pero veo que estás muy cansada y ocupada ~

El chico sonrió y cerró los ojos mientras esperaba con confianza la reacción de su novia, quien claramente no salto de inmediato a la idea, este dudoso la observo y vio como su rostro brillaba ante la idea.

Bueno, de seguro eso ya respondía más que cualquier palabra.

♦️♦️♦️

— Que te alejarás de los libros es raro, los tienes incluso cuando dices que pasaremos tiempo juntos ~

— Al final siempre logras que los deje de lado — con una sincera sonrisa y sin haberlo pensando mucho, Sato convirtió esa tosca frase en algo completamente dulce.

Ellie bajo la cabeza sonrojada ¿enserio solo por esa estúpida frase? ¿El amor es así de ridículo?

— ¿Entonces? ¿Vas a querer el helado?

La chica hizo una expresión de pensamiento y luego apego al chico para el disgustó y la vergüenza de este — Aun hace un poco de frío.

Tratando de aguantar apartarse de manera brusca, este movió la boca de apoco y simplemente se dejó estar para tener a gusto a su pareja.

— ¿Un café? — de forma insegura, Sato sugirió otra alternativa a la cita, aunque no iba a mentir que el si quería comer un helado.

— Te vas a los extremos — Ellie se rio del chico mientras se apartaba de él al haberlo molestado lo suficiente con el cariño — Estas rojo, así que algo caliente no es una opción.

Sato hizo una mueca, mientras sentía como había perdido Ellie se la había armado demasiado bien.

— Helado será.

Con orgullo por haberse salido con la suya, el chico de manera completamente por inercia le tomó la mano a su novia, para llegar más pronto al sitio que había estado deseando con tanto anhelo.

Aunque no pasó mucho tiempo hasta que una nueva interrupción se metiera en el camino, con una suave brisa y tanto hojas como algunos pequeños pétalos de un dulce rosa. Los dos levantaron la vista  al ver cómo el paisaje había cambiado levemente. Y al estar tan inmersos en bromear con el otro.

Con unos árboles cuya copa se adornaba más de un impresionante color de rosa pastel que de a poco se abrian, solo indicaba la fecha del año en que se encontraban.

— Ya florecieron.

Quizás para alguien que ha visto toda su vida ese paisaje con los árboles de cerezos por dichas fechas, pero para un extranjero, verlo solo por un par de veces, le seguiría maravillando.

— Es abril después de todo, el inicio de la primavera.

Rompiendo el ambiente de la manera más fría posible, Sato solo uso la lógica y quzias el sentido común de su tierra.

Con cierto discurso, Ellie soltó la mano del chico y dio unos pasos hacia adelante para luego dar media vuelta mientras unos pocos pétalos aún seguían cayendo.

— ¿Vendremos a verlos? — Colocandose en medio del hermoso paisaje, la chica  sonrió y observo como el muchacho se había quedado un tanto petrificado.

"Ella los hace ver aún más mágicos"

Pese a que el joven pensó eso mientras se sonrojaba un poco, trato de aparentar que nada sucedía y trato de esconder un poco su rostro viendo a otro lado para calmarse y tomar un leve respiro sin ser visto.

— En un parque mejor — Sato bromeó, solo para ver que la otra respondía con un tierno puchero por respuesta tan fría

— Aunque por ahora aún estoy esperando el helado — emprendiendo nuevamente su deseado alimento.

— Eres muy frío... — Como si fuera el berrinche de una niña, Ellie se coloco a su lado y volvió a tomarle del brazo para apegarse a su pareja..

Con la misión cumplida, el día se podría considerar un éxito, aunque podría decirse una cita de lo más romántica, Sato se negó a compartir su comida. Más pareciera que le daba pena comer ese postre sólo por como lo mirarían los demás.

Ante esa ida, la chica solo sonrió y se metió una cucharada a la boca mientras veía a su novio disfrutando más del postre que su campañia.

♦️♦️♦️

— No era necesario, que me trajeras, sé llegar a mi casa — Dejando las cosas en un perchero, la chica observo como Sato se notaba un tanto inquieto, esta suspiro.

"Aunque de seguro no lo va a decir"

— Ah si, lo sé, pero... — Sato no iba a continuar la oración, no iba a decir el verdadero motivo además era más factible el venir aquí por la cercanía.

— ¿Quieres algo de beber? — Por mera cortesía o broma de saber la verdad, la anfitriona del apartamento

— Un jugo esta bien — El chico indicó eso con un gota de sudor corriendo por su frente, tan pronto como Ellie fue por el aperitivo, este se dispuso a ir al cuarto de baño y el verdadero motivo de acompañar a Ellie a su casa por más cruel que suene.

Cuando Sato ya se disponía a darle por finalizado su visita al cuarto del trono, con eso, este se acerco al lavamanos, para fijar su vista en cierto extraño artefacto blanco del tamaño de un lápiz.

Sato se quedó completamente en blanco, trago saliva y se toco la cabeza confundido, no importaba cuanto viera ese aparato que marcaba dos líneas roja en su interior.

"¿Por qué no me dijo nada?"

 Mi Pequeña Hermana Mayor Volumen 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora