Pensamientos desbordados

23/09/19

Todos vivimos con fuerza, o por lo menos eso tratamos. Nos aferramos desesperadamente a los recuerdos, tratando de olvidar el rastro de la muerte que lentamente se hace más cercano.

¿Que es lo que nos da miedo de ella?

Tal vez el hecho de que nadie ha regresado de ella, de que nos es totalmente desconocida. Nos da miedo el no saber que será de nosotros después, que será de nuestros logros, de nuestra familia, de nuestras memorias, de todo lo que dejamos en vida, de nuestra existencia, de nuestro recuerdo.

Nos da miedo dejar de existir, dejar en el olvido toda nuestra vida, nos da miedo esfumarnos, desaparecer por completo sin dejar ningún rastro de este mundo en el que vivimos. Tememos el sufrimiento de nuestros seres queridos, de nuestras familias, tememos desaparecer de sus corazones y que incluso sus recuerdos compartidos por nosotros caigan en el olvido.

Ciertamente requiere de valor vivir, vivir sabiendo que al final todo se perderá y a pesar de todo seguir adelante. Realmente merecen admiración todos aquellos que viven o vivieron sabiendo que la muerte se les va acercando, llevándose a todos sus conocidos y dejándolos a ellos atrás. Todos ellos son inmensamente valientes, tienen la fuerza para saber que aunque al final todo se esfume no desistan en el camino, tienen la valentía para mantenerse de pie aún sabiendo que se quedarán solos en el amargo final, tienen el valor para enfrentar solos ese inmenso miedo.

Supongo que eso es lo que hace a la vida tan valiosa y radiante. Esa lucha constante y eterna a la aceptación de la muerte es la que la hace tan brillante, el saber que a pesar de todo nada fue en vano.

Pensar que en algún momento también me tocará esa lucha de una u otra manera me hace querer seguir adelante para enfrentarla firmemente en la culminación de mi lucidez y conciencia.