AFTERGLOW // Ross Lynch

Capítulo 16

Me sentía completamente loco al hacer esto, pero en realidad, no confiaba mucho en lo que Emma me había dicho antes de salir de casa esta tarde.

Se había arreglado de una forma espectacular, y de repente pensé que no iba a una reunión cualquiera con sus amigas.

Encontré el perfil de Instagram de aquella rubia, la cual era mejor amiga de mi novia: Lena Wheeler.

Era bonita, bastante bonita. Tenía una buena cantidad de seguidores y la mayoría de sus fotografías eran bastante preciosas y profesionales. 

Recordé ese momento en que revisé las redes sociales de André Beckman, el ex novio de Emma; para saber si él la estaba engañando. Al final había resultado que tenía la razón.

Esperaba no tenerla ahora, o de lo contrario, Emma y yo tendríamos un enorme problema.

Continué bajando en la página, notando algunas fotografías de fechas recientes donde también estaba Emma. De repente noté las veces que ella me había mentido para salir con ellos.

¿Por qué haría eso? ¿No me escondía nada, o si?

Los celos revivieron dentro de mí, y de repente encontré el perfil de Cole, su amigo.

Revisé un par de fotografías, a las que Emma había dado like, y otras donde Emma estaba; igualmente de algunos días en los que habían salido sin que ella me lo comunicara. Vaya mierda.

Apreté los labios, pensando lo peor.

Le di un trago a la copa de vino que tenía a mi lado y la terminé toda. En ese preciso momento una historia apareció en el perfil actualizado de Cole. Quise morirme.

Emma salía en la historia, junto a Lena Wheeler y un par de chicos y chicas más. Todos bebían y cantaban al unísono, pero Emma específicamente, bailaba de una forma bastante sugerente con su amiga Lena.

El coraje se me subió a la cabeza y arrojé la maldita copa de cristal contra la habitación, para después, darle un buen trago a la enorme botella de vino.

Maldije a Emma un par de veces mientras daba vueltas como loco por toda la habitación, y caminé hacia el estudio que tenía en casa. 

Busqué una cajetilla de cigarrillos que guardaba en uno de los miles de cajones de la habitación; específicamente los tenía para momentos en los que me encontraba estresado. Este era uno de esos momentos.

Lo encendí y le di una enorme calada mientras revisaba el celular aún.

El perfil de ese idiota volvió a actualizarse, una y otra vez, y las historias donde Emma salía bailando y bebiendo solamente colmaban más mi paciencia.

Pensé en sacarla de ahí, pero me detuve ante tal idea.

—Diviértete lo que quieras cariño —dije mirando el video en el celular, y arrojando este segundos después—. Muero porque vuelvas a casa, Emma.

[...]

La cabeza me daba vueltas. Después de haberme terminado aquella botella de vino y vaciar una más de vodka, ahora solo tenía ganas de vomitar o de dormir.

Miraba a través del ventanal en la sala, esperando a que Emma se dignara a regresar; y justo cuando me iba a rendir y pensaba en ir a la cama, la perilla de la puerta principal se giró, y vi a mi novia con una tremenda sonrisa en el rostro.

—Hola —me dijo, sonriendo.

Reí burlonamente y azoté una nueva botella de vodka sobre la mesa.

Me miró confundida y luego miró la botella.

—¿Dónde estabas? —pregunté. Quería ver si se atrevía a decirme.