Capítulo 8

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"Que buena manera de comenzar el día", pensé, mientras contemplaba a Emma moviéndose sobre mí, lanzando un par de gemidos realmente sensuales.

Después de varias semanas durmiendo juntos, esto del sexo por las mañanas empezaba a ser una deliciosa y bonita costumbre entre ambos.

Tomaba a la castaña con fuerza por las caderas, guiando sus movimientos con un ritmo lento, pero logrando con esto que ambos disfrutáramos más.

Acaricié sus mejillas de repente, tomando su rostro entre mis manos para apretar un poco este mismo.

Emma echó la cabeza hacia atrás en ese momento y una descarga nos recorrió el cuerpo a ambos, avisando que estábamos por llegar.

Gemí un poco y ella sonrió, después de pegar un pequeño grito al mismo tiempo en que gozaba de un increíble orgasmo.

Finalmente me corrí dentro de ella, apretando con fuerza la piel de sus caderas, y besando su cuello, ahogando un gemido.

Emma me miró sonriendo y tomó mi rostro entre sus manos para besarme con demasiada pasión.

Seguido de esto se levantó, dejándome sumamente rendido sobre la cama.

La observé caminar desnuda hasta el baño.

No podía creer que Emma era mía, finalmente lo era, después de tanto tiempo.

Y ahora que lo era, tenía que cuidarla como a mi vida.

—¿Te irás tan pronto? Pensé que desayunaríamos algo juntos.

Me quejé, acostado aún.

Emma salió del baño con mi playera puesta y buscó sus zapatos.

—Tengo que ir a la agencia, no sabes como me encantaría quedarme más tiempo Ross.

—¿Quieres que te lleve?

Pregunté, intentando ser atento.

Emma de inmediato negó y apreté los labios, algo inconforme con su respuesta.

Me tenía atrapado entre sus redes, y quería estar a todas horas con ella, o cuidando de ella.

No podía separarme de Emma ni un solo instante.

—Creo que tengo que traer más ropa al departamento. ¿No crees? Tal vez sea tiempo de decirle adiós a mi viejo hogar.

Sugirió de repente, llenándome de emoción al saber que en su mente estaba la idea de mudarse conmigo.

—Me parece perfecto.

Sonreí, y se dio la vuelta, abriendo uno de los cajones de la enorme cómoda de la habitación y sacando una falda negra entallada, junto con una escotada y preciosa blusa color blanco.

Entró al baño deprisa con su ropa y yo me perdí en el celular, revisando mis mensajes.

Mi hermano quería verme en el estudio.

Por ahora, Rocky podía esperar.

Fue cuestión de algunos minutos para que Emma saliera del baño, ya bañada y vestida con la ropa que había elegido.

Su cabello mojado lucía algo despeinado, y ni siquiera así dejaba de verse preciosa.

Tomó los tacones que había usado el día anterior, encontrándolos debajo de la cama.

Agarró su cartera y su bolso y se acercó a mí, para despedirse.

—Te veré más tarde, ¿si?

AFTERGLOW // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora