Las semanas habían transcurrido con tranquilidad; sin peleas, insultos ni gritos, pero tampoco habían ocurrido muchas cosas importantes, o memorables.
Se podía decir que la relación que Emma y yo teníamos se encontraba pasando por momentos difíciles. No nos encontrábamos completamente bien, pero buscábamos arreglar las cosas.
Los celos enfermizos que solía tener parecían haber desaparecido, aunque por instantes regresaban desde lo más profundo de mi mente y me atormentaban, pero no me permitía arruinar las cosas o volver a hacer un escándalo de la nada.
Emma se portaba extraña en ocasiones. Había días que parecían ser buenos donde pasábamos todo el rato juntos, haciendo cosas que ambos disfrutábamos, saliendo a almorzar o a caminar, o simplemente nos quedábamos todo el día en casa en compañía del otro.
Pero había días en los que todo se volvía a joder, de la nada. Emma parecía odiarme en ocasiones y recordábamos todos esas peleas, golpes e insultos que nos habían afectado apenas días atrás. Yo recordaba un par de cosas más que me cabreaban de ella, o de la relación que sostenía con sus amigos, y terminaba por alejarme más de ella.
Observé a la castaña mirarse frente a un espejo que teníamos en el pasillo que conectaba con las habitaciones y la terraza de nuestro departamento.
La miré alzando las cejas, confundido al darme cuenta que lucía muy bien arreglada y sonriente.
Cerré la laptop que tenía en la mesa del comedor frente a mí, y decidí despejarme del trabajo de edición de las futuras canciones por un rato. Esa era otra; había decidido darme un breve descanso de la música por unos meses. Rocky igualmente estaba cansado y debíamos de prepararnos para la gira que planeábamos dentro de los próximos meses.
Emma caminó hacia la cocina, bebiendo un vaso de agua y meneando sus bonitas caderas, hipnotizándome, perdiéndome en aquella falda ajustada que usaba ese día.
Me levanté, y antes de acercarme a ella, su teléfono celular sonó.
La castaña me miró, fingiendo una sonrisa y apretando sus labios se colocó el teléfono celular sobre una de sus orejas. Sonrió al escuchar por el otro lado y rió ligeramente.
—Claro, espera —dijo y salió de la cocina, caminando de vuelta hacia la habitación mientras fingía buscar algo en su bolso de mano.
Esas cosquillas y nervios que solía sentir cuando mis celos estaban a punto de salir a flote, se hicieron presentes. Un escalofrío me recorrió la espalda al notar como Emma salió corriendo hacia la habitación para encerrarse y contestar aquella llamada.
Caminé en silencio hacia la habitación, escuchando por detrás, con la cara y la oreja casi pegada a la puerta.
—Me siento tan confundida, a veces siento que quiero estar sola Sam.
Las manos me temblaron, y después de mucho tiempo, nuevamente tuve miedo.
Emma no podía dejarme, no podía dejar ir esto. Yo la amaba, y ella me amaba a mí, o así tenía que ser.
Emma debía de amarme.
—No lo sé, lo he pensado. Si quiero estar sola, lo mejor sería terminar con Ross, ¿no? —apreté mis puños y solté un montón de aire por la boca, intentando tranquilizarme—. Es decir lo amo, pero han cambiado tantas cosas y ya no me siento bien.
La conversación se hizo imposible de escuchar en cuanto Emma se metió al baño de la habitación, probablemente para terminar de arreglarse mientras hablaba.
Me quedé pegado junto a la puerta, recargado en la pared.
—Tengo que irme, quedé en pasar a la agencia por unos papeles que me han guardado durante toda la semana y después almorzaré con Lena.
Así que era ahí a donde iba.
Estaba dudando tanto de sus palabras en estos momentos. ¿Por qué demonios se había metido a la habitación para contestar? Es decir, ya había escuchado que quería contarle a Samantha sobre su posible idea de romper conmigo, pero, ¿había otra razón?
La escuché caminar hacia la puerta de la habitación y rápidamente regresé a la cocina, fingiendo que me servía agua en uno de los muchos vasos de cristal en la alacena.
Emma me miró con una sonrisa bien puesta en los labios y se acercó a mí, acariciando mi cabello y depositando un beso en mi mejilla.
—Saldré a comer con Lena después de ir a la oficina. ¿No te vuelvas loco, si?
Reí con su comentario, fingiendo lo feliz que estaba.
—Claro.
Tomó su bolso de mano y se acomodó la anaranjada y bonita blusa que tenía puesta.
Caminó hacia la puerta y la seguí, deteniéndola antes de que saliera.
—Te amo, Emma.
Me miró con confusión y sonrió, después de darme un beso corto.
—Yo también Ross.
Miré sus bonitos ojos, brillaban de una forma distinta y de repente noté como si estos se cristalizaran poco a poco. Emma iba a dejarme, no había duda alguna.
Lo iba a hacer en verdad.
Sonreí mientras la miraba y finalmente salió por la puerta.
Esto no podía quedarse así, y este amor no iba a terminar así.
Emma era mía, y tenía que serlo para siempre. De eso me encargaba yo.
[...]
Me miré las manos temblorosas aún y cerré la puerta del departamento.
Dejé aquel trapo húmedo sobre la barra de la cocina y después de tomar un grande vaso de agua y de mojarme el rostro, caminé hacia el sofá de la sala, tratando de relajarme.
Mi celular sonó después de algunos minutos, durante un par de ocasiones.
Finalmente después de la cuarta vez en que lo escuché, contesté. Sabía que esto iba a suceder, no iban a tardar en llamar.
— Llamada Telefónica —
Desconocido: ¿Ross? Soy Lena, la amiga de Emma.
Ross: Lena, claro...La rubia.
Lena: Oye, en realidad solo llamaba para preguntar si Emma está por ahí. Quedamos en vernos en "Rafaello", sabes que adora la comida italiana; pero después de una hora esperándola, supuse que había algún problema y no vendría, ¿está contigo?
Ross: No la he visto desde esta mañana, Lena. Me dijo que iría a la agencia y después mencionó que saldría contigo.
Lena: He hablado con Samantha y Cole, pensé que podría estar con alguno de ellos pero me han sacado de mi error. Noté que no se ha conectado en redes, y no entran las llamadas a su número —ahogué un grito de frustración al escuchar el nombre de aquel idiota, y continué la plática con tranquilidad.
Ross: No tengo idea. Pensaba que estaría contigo, gracias por decírmelo. La buscaré ahora mismo, le diré a mis hermanos. Si sabes algo de ella por favor, dímelo Lena.
Lena: Claro. Adiós Ross.
— Fin de la Llamada —
Finalicé la conversación, y arrojé el teléfono al sofá, sin querer saber más de llamadas ni mensajes por hoy.
Emma no estaba con Lena. Tampoco estaba con Samantha, y mucho menos con Cole.
Tampoco estaba conmigo.
Emma estaba donde debía de estarlo. Y punto.
***
En multimedia, Ross Lynch.
No se esperan el lío que viene.
-FeernandaR5.
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AFTERGLOW // Ross Lynch
Fanfiction"Oh no, away she goes, the way she knows, she's leavin' me in afterglow..." Me había enamorado de aquella mujer, una completa desconocida. Y a cualquier costo, ella sería mía. ⚠️ CONTENIDO ADULTO ⚠️ 》PROHIBIDA LA COPIA Y/O ADAPTACIÓN PARCIAL O TOTA...