Capítulo 30

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El barullo a las afueras del hotel me transformaban la tarea de descansar y relajarme en algo completamente imposible. Entre el tránsito por la avenida, el sonido de los automóviles y el leve sonido de los gritos y llamados de las fanáticas, me estaban volviendo un poco loca. 

La noche parecía ser larga e insoportable para mí sino lograba conciliar el sueño pronto.

Después de un largo día de actividades, una conferencia, desayuno en el centro de la ciudad, firmas de autógrafos, encuentros con fanáticas en el teatro, y el tan esperado concierto, merecía un descanso. 

Me la había pasando tomando fotografías de absolutamente cualquier cosa que tanto Ross como Rocky hacían, o dirigiendo al resto del equipo de fotografía de los chicos, todo para tener resultados memorables.

Es decir me encontraba investigando y averiguando cosas sobre Ross Lynch y toda su rutina, o la relación que sostenía con Emma, pero si lo que intentaba era aparentar normalidad y tranquilidad, y acercarme a él, entonces debía de hacer bien el trabajo para el que había sido contratada.

Aún continuaba investigando sobre la posible culpabilidad de Ross en el asesinato de Emma, pero no había recaudado muchas pruebas o información que me fueran de utilidad en todo lo que iba de la semana. 

Ross y yo nos hacíamos más cercanos y con el paso de los días, Ross parecía soltarse un poco más conmigo. Hablar de muchas cosas, aprovechar cualquier rato para cruzar alguna palabra conmigo, y entablar una relación más estrecha entre ambos. Su interés parecía crecer igualmente.

Y eso, Ross no podía ocultarlo en ocasiones.

Me giré en la enorme cama y rodé los ojos, completamente harta y desesperada por no lograr conciliar el sueño o por lo menos, tranquilizar un poco mi agitado cuerpo después de tanta emoción el día de hoy.

Apagué el televisor, el cual había encendido horas atrás intentando ver alguna película o drama de televisión que lograra llamarme la atención, pero eso no había sucedido. 

Caminé hacia el baño de la lujosa habitación donde me hospedaba, al igual que el resto del equipo y los chicos. Dispuesta a tomar un baño de burbujas para relajarme, abrí el grifo del agua de la hermosa y enorme bañera y esperé algunos minutos a que esta se llenara por completo.

Me miré frente al espejo y quité con algo de flojera mis prendas, quedando únicamente en sostén y bragas. Tomé mi preciosa bata de satín que siempre empacaba conmigo al salir de viaje y me la puse, y después caminé hacia la pequeña cocina de la habitación. Serví un poco de agua de un vaso y le di un buen trago.

Y justo cuando iba de regreso al baño, lista para relajarme, mi teléfono celular sonó en la habitación.

Observé el nombre del encargado de realizar aquella llamada y apreté los labios de inmediato. Lancé un suspiro, y contesté.

— Llamada Telefónica —

Ross: Si te he despertado lo lamento bonita, puedes colgar si quieres —rodé los ojos.

Lena: Para nada, en realidad, estaba a nada de tomar un baño —Ross se aclaró la garganta al otro lado de la línea. Caminé hacia el baño, cerrando el grifo y volviendo después a la habitación, tomando asiento en la cama.

Ross: ¿Un baño? ¿Justo a medianoche?

Lena: No logro conciliar el sueño, pensé que eso ayudaría —soltó una pequeña risa. Maldito castaño, ¿se estaba burlando de mí acaso?

Ross: Tengo algo mejor para hacer que concilies el sueño, ¿por qué no vienes y tomamos una copa de vino? Nos servirá para dormir como bebés, y reír un rato. Anda, ven a relajarte conmigo.- Pasé algo de saliva.

AFTERGLOW // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora