Capítulo 15

235 20 0
                                    

La luz entraba con la enorme ventana de la habitación, dándome justo en la cara.

Me moví un poco entre las sábanas, notando que me encontraba solo en la habitación. 

Había jurado que cuando despertara, Emma estaría acostada a mi lado, pero claramente no fue así.

Caminé desnudo hasta el baño, y me coloqué mi calzoncillo junto con una bata. Fui hacia la cocina y vi de reojo a Emma, sentada en la sala mirando hacia la nada.

De repente noté que lloraba.

Recordé lo que había ocurrido la noche anterior, y me sentía como un completo imbécil al haberle dado tremenda bofetada y haberla tratado tan mal.

Caminé hacia donde estaba y me senté a su lado.

Emma no se movió, ni dijo nada. El silencio reinaba aquella sala.

—Perdóname —le dije de repente, siendo yo el primero en hablar.

Escuché a Emma romper en llanto y negó con la cabeza.

—Me lastimaste de todas las formas posibles Ross, me dijiste tantas cosas y me trataste tan mal.- Pasó saliva mientras hablaba.

—Emma, perdóname, por favor —tomé sus manos y la miré a los ojos.

Noté una marca rojiza sobre su mejilla derecha, y de inmediato recordé la bofetada que le di.

Sus ojos estaban hinchados, su maquillaje del día anterior se había corrido y tenía unas gigantescas ojeras debajo de sus ojos.

—No pensé que fueras como él —dijo de repente, refiriéndose a su ex pareja.

Apreté los labios ante la comparación y lancé un suspiro.

—Emma perdóname. Estaba tan celoso de Cole, y tengo tanto miedo de perderte que por eso me comporté así. Perdón, te amo, no volverá a pasar.

Me miró, dudando un poco.

Emma apretó sus piernas un poco y se quejó de repente.

—No debí obligarte, perdóname —le dije, refiriéndome a la noche anterior.

Asintió con la cabeza entendiendo a que me refería, pero cambió la conversación sin querer tocar el tema.

—Mierda Ross, te amo tanto —rompió en llanto de repente y la abracé.

Me sentía la peor persona del mundo.

—Sé que es normal que te pongas celoso pero Ross, anoche te volviste loco.

—Lo sé Emma, perdóname.

La castaña se limpió las lágrimas y se levantó, alejándose de mí.

—Solo quiero que estemos bien, por favor.

Asentí con la cabeza y la observé caminando de regreso a nuestra habitación.

No dije más, y me quedé sentado en aquel sofá, pensando en la cantidad de idioteces que había dicho y hecho en las últimas veinticuatro horas.

Que Emma no me odiara aún era un milagro.







***

En la multimedia, Ross Lynch.

Capítulo corto.

MUCHÍSIMAS GRACIAS POR LEERLA, DEJEN SUS COMENTARIOS.

-FeernandaR5.






AFTERGLOW // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora