Capítulo 21

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Giré la llave dentro de la cerradura de aquella puerta, ocasionando que esta se abriera.

Un enorme silencio inundaba aquella casa a mitad del bosque, ubicada en una zona residencial bastante apartada de la ciudad. Prácticamente el único ruido que se podía escuchar fuera era el sonido de la naturaleza; por el día, el canto tranquilo de los pájaros y el sonido del viento provocando que las hojas de los árboles se movieran y chocaran entre si; por las noches, los ruidos de los grillos y la brisa nocturna resoplando contra las ventanas de aquella bonita casa.

El lugar era mío desde hace un par de meses, y lo había comprado como una casa de descanso. Aunque nadie de mi familia o amigos sabía de su existencia.

Caminé el sótano de la casa, mientras encendía varias de las luces a mi paso.

Saqué un cigarrillo de la cajetilla que portaba en una de las bolsas de mi pantalón y después de encenderlo, le di una buena calada. 

Contemplé el cabello de la castaña, quien aún se encontraba dormida y sentada sobre aquella silla. Me acerqué a ella colocando mi cigarrillo en la boca y acaricié sus delicadas y blancas mejillas.

Emma se movió al instante en que sintió la yema de mis dedos rozando su precioso rostro, y con un rostro completamente confundido, me miró, por fin despertando.

Le sonreí fingidamente y continué fumando mi cigarrillo mientras ella retomaba un poco la conciencia. De inmediato la castaña pareció atemorizarse y comenzó a moverse con inquietud.

Murmuraba y gritaba de cosas detrás de aquella venda que tenía sobre la boca, cubriendo por completo sus labios. Me acerqué nuevamente a ella, y con cuidado, quité la gruesa cinta para que pudiera hablar.

—Si esto es un juego, no me gusta —habló finalmente. Saqué algo de humo por la boca.

Notó que se encontraba atada a la silla, y que sus manos se encontraban detrás de su mismo cuerpo. Reí burlándome un poco y negué con la cabeza mientras tiraba el cigarrillo al suelo y lo pisaba después.

Se veía realmente atemorizada, y no tenía porque.

Si comprendía lo que iba a decirle, y decidía hacer caso, no tendría porque preocuparse.

—Ibas a dejarme, ¿no? Te escuché hablando con Samantha, así que no intentes negarlo. Verás Emma, pensé que habías comprendido tiempo atrás, pero vi que no. Eres mía, Emma. 

Me crucé de brazos.

La castaña soltó un par de lágrimas y negó una y otra vez con la cabeza. Cerró sus ojos de golpe y susurró un par de cosas en voz baja, las cuales no pude escuchar bien.

—Tiempo atrás te dije que eras mía Emma, siempre lo vas a hacer, incluso aunque no te guste. 

—Estás enfermo Ross, ¿acaso estás pensando de verdad en lo que estás haciendo? ¡Me tienes atada en un puto sótano, Lynch!

Solté una carcajada y me acerqué a ella, dispuesto a acariciar su hermoso cabello y su barbilla.

Emma movió su rostro, alejándose de mi toque. Enfurecí con tal acción y tomé su barbilla con fuerza, endureciendo mi mandíbula y apretando su rostro con mis dedos.

—No soy tuya, no quiero serlo más. Eres un imbécil —me dijo entre dientes y sonreí, contemplando su rostro.

Miré sus ojos, los cuales parecían tonarse más oscuros, probablemente por la furia que sentía.

—Es una puta pena que no te esté preguntando, lo eres y lo serás, quieras o no.

Besé sus labios sin que ella me correspondiera y me di la vuelta, dispuesto a marcharme y dejarla ahí por un rato más. Y entonces, Emma dijo algo que hubiera deseado no escuchar nunca.

—Ya no te amo. No puedo amarte más, no te amo de la misma forma que tú a mí. Estás enfermo, demasiado jodido y obsesionado. ¿Entiendes?

Me gritó, con rabia.

En cuanto volví a donde estaba le solté un puñetazo, sosteniéndola de la nuca, la besé a la fuerza.

—Me importa un carajo Emma, me importa una mierda si quieres dejarme. 

Le dije pegado a sus labios, observando su rostro lleno de miedo.

Jalé un poco más su cabello mientras la tomaba con fuerza y coloqué mi otra mano sobre su barbilla, presionando su piel como si nunca quisiera soltarla.

—Tú provocaste esto. Me has hecho tanto daño que no puedo dejarte ir, no puedo permitirte que me dejes y no puedo dejar de amarte. ¿Y sabes algo? Es la única forma en que puedo tenerte conmigo, en que podemos estar juntos.

—Estás demente —soltó un par de lágrimas.

—Es la única manera en que puedo tenerte solo para mí, Emma.

Sonreí, y ella me miró con terror. Escupió sobre mi rostro, y noté que un hilo de sangre escurría por su nariz.

Caminé hacia una mesa que tenía en el sótano, donde horas atrás había dejado la cinta. Arranqué un enorme pedazo y posteriormente lo coloqué sobre el rostro de Emma, pegándolo sobre sus labios.

La castaña intentó moverse para evitar que se lo colocara, pero al final no pudo impedirlo.

Coloqué mi dedo sobre mi boca, pidiéndole que se callara, mientras me alejaba de ella y caminaba hacia la escalera para salir de aquel sótano.

—Pórtate bien, cariño.

—Pórtate bien, cariño

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***

La canción en la multimedia es como una metáfora a lo que ocurre. Ross está atado al sentimiento que tiene por Emma y está obsesionado con la idea de tenerla solo para él. Y si lo vemos por la otra parte, podríamos hablar un poco sobre Emma siendo secuestrada por Ross.

-FeernandaR5.








AFTERGLOW // Ross LynchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora