Capítulo 8

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–Mientras estés conmigo serás un rey, tendrás lo que quieras, siempre y cuando tú me complazcas en todo lo que yo desee.

–Estoy de acuerdo– le contesto y ella sonríe satisfecha.

Hace un rato que hemos terminado de cenar y decidimos ir al bar del restaurante para tomarnos una copa. Me acerco un poco a ella pero se aparta antes de que mis labios toquen los suyos.

–Nada de demostraciones en público, querido Ethan– hago una mueca de disgusto y vuelvo a mi lugar –Es por tu bien, cariño. Si te ven conmigo en una posición íntima, por así decirlo, la prensa te va a acosar, a Piper también. No sabes lo pesados que se pueden poner los paparazzis por información.

–No me importa.

–A mi sí– termina su margarita de un trago –Vamos– me ordena y rápidamente hago lo que me pide.

Salimos del lugar y le dice a Dean algo en el oído. Nos subimos al auto y ella hace que el cristal que nos dará privacidad, suba.

–¿A dónde vamos?– pregunto con curiosidad.

–Quiero llevarte a que tantees el terreno– de manera sensual se sube a mi regazo, quedando muy cerca de mí.

Mis manos automáticamente van a sus caderas y la acerco más a mi cuerpo. Ella deja sus manos en mi cuello y acaricia mi piel.

–¿Iremos al club?– asiente y los nervios se hacen presentes. Todo estará bien, me digo a mí mismo.

–Quiero que vivas conmigo– besa mi mandíbula y me quedo de piedra ante su declaración –Nunca lo he hecho con nadie, pero contigo es diferente, quiero tenerte cerca todo el día.

No me deja responder, su boca ataca la mía con posesión, con fuerza. Le devuelvo el beso, mis manos bajan a su trasero y gimo cuando muerde mi labio inferior. Acaricio su espalda desnuda y me fascina la suavidad de su piel contra mis palmas. Su olor, a vainilla, me envuelve y me hipnotiza. Sus besos me hechizan y me siento en otro planeta.

Separo mi boca de la suya para bajar a su cuello, succiono la piel sensible debajo de su oreja y Diamond se estremece en mis brazos. He encontrado un punto débil.

–Me encantas– susurro en su oído, luego muerdo su lóbulo.

–No, tú me encantas– me obliga a mirarla y nuestras miradas batallan, azul contra azul.

Retomamos el beso, ahora un poco más lento y erótico. Nuestras lenguas se encuentran y se entrelazan de una manera que me hace enloquecer. Mi erección en mis pantalones es más que notable y Di se restriega contra ella. No sé cuanto tiempo pasa entre beso y beso, pero un toque en la ventana nos hace separar.

–Llegamos, Di– la voz de Dean se escucha amortiguada por el cristal.

Nos acomodamos la ropa arrugada y Diamond me da una sonrisa arrogante cuando no puedo encontrar una manera de esconder mi pene erecto.

–No te preocupes por eso, Ethan. En el club lejos de escandalizarse, van a maravillarse– trago saliva ante sus palabras y opto por hacerle caso.

Nos bajamos del auto y Dean nos espera. Este baja la mirada a mis pantalones y me da una media sonrisa que logra incomodarme.

Un edificio moderno, de dos pisos, quizás tres, se alza frente a nosotros. Desde fuera parece un bufete o unas oficinas. No se escucha música y si no fuera por la palabra Temptation en neón rosa, nadie imaginaría que allí hay un Sex Club.

Diamond se pone en medio de Dean y de mí y los tres caminamos hacia el interior del lugar. El aire acondicionado rápidamente me golpea y un olor a jazmín inunda la estancia. Lo primero que logras ver es un escritorio en medio de la sala, se supone que es la recepción, detrás de este hay dos chicas, en ropa interior de encaje, su pelo bien arreglado y en tacones.

Mi Señora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora