EthanEn mi vida nunca había estado tan tenso como lo he estado esta última semana. Hemos estado trabajando junto a la policía para dar con la persona que nos está incordiando, también al pendiente de la empresa y por si fuera poco, andar con diez hombres cubriéndonos todos los ángulos.
Agotador. En demasía.
Después del viernes no hemos recibido ningún mensaje, mail o llamada del sujeto, porque sabemos que es hombre por la primera vez que Diamond recibió una llamada. En fin, se ha desaparecido de la faz de la tierra, es como si no existiera esa persona. Ni siquiera una conexión con alguien, lo único que sabemos es que está en Nueva York por el código de área, aunque resultó ser también un número de un teléfono desechable, registro de compra de una joven de veinte años que tras interrogarla afirmó que un hombre de unos setenta años se acercó a ella con dinero pidiéndole que le comprara el móvil y que la joven con gusto le hizo el favor. Se ha hecho un retrato hablado de aquel señor para dar con él. Pero no ha dado resultado.
Como dije: parece ser que no existiera.
–Estoy tentada a contratar un detective privado que no vaya solo por lo legal– murmura Diamond pero yo continúo concentrado en la pantalla de la portátil en mis piernas –¡¿Acaso me estás escuchando, Ethan?!
–Eh, ¿qué?– contesto confundido y ella rueda los ojos.
–Te estoy hablando de algo de suma importancia y tú perdido en esa cosa– gruñe enfadada y suspiro.
–Di, ¿de verdad tenemos que hablar de esto hasta en la cama?– contesto cansado de toda esta mierda. Daría lo que fuera para encontrar aquel tipo y que todo acabara.
–Es muy importante, Ethan. Están en juego nuestras vidas. ¿Y si es un asesino o algo?
Vuelvo a suspirar y masajeo mis sienes.
–Lo siento, tienes razón. Ven aquí– le tiendo la mano y ella la toma subiéndose a la cama junto a mí –Todos estamos preocupados con esta situación, pero debemos estar consciente de que también nos está consumiendo. Dime un momento en toda la semana donde no hayamos hablado de seguridad, investigaciones, policías y guardaespaldas.
–¿Ninguno?– pregunta antes de dejar salir el aire de su cuerpo y asiento –Es verdad.
Dejo la Macbook en la mesita de noche y hago que Di se siente en mi regazo a horcajadas y ella enreda de forma automática sus brazos en mi cuello, beso su nariz y luego su boca de forma lenta.
–¿Y si nos tomamos un respiro? Mira que ese jacuzzi en el baño me tienta demasiado, además de que no le has dado ni un poco de amor a tu hombre– digo con voz mimosa escondiendo mi cara entre sus pechos únicamente cubiertos por la fina tela de su camisón de seda. Ella ríe y me obliga a mirarla.
–Que mala he sido. No puedo permitir que mi hombre se vaya a los brazos de otra– continúa el juego y pega su sexo a mi ansiosa erección. Y sí, erección, soy hombre necesitado, mi cuerpo actúa rápido.
–Mmm– murmuro metiendo la cara en su cuello para dejar un beso húmedo allí y luego morder su piel. Diamond gime y eso es música para mis oídos –Necesito hundirme en ti.
–¿Y qué estás esperando?
Tras esas palabras, con desesperación saco mi pene de adentro de los pantalones de chándal y, moviendo sus bragas a un lado, me clavo de un solo embiste en su interior. Dejo salir un gemido con libertad y ella me imita.
–Dios, cuanto extrañaba tu calor– digo sobre sus labios y tiro del inferior con mis dientes. Seguido la aferro de sus nalgas y la ayudo a llevar un ritmo pausado que nos haga sentir a los dos, cada centímetro de nuestros sexos.
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Mi Señora (+18)
RomanceMi vida se veía envuelta en líos a cada rato, problemas económicos entre otros. Pero cuando ella llegó a mi vida, todo de repente floreció. La mujer más bella, más radiante, más poderosa, me ayudó a salir adelante. La amo con todo mi corazón, pero...