Capítulo 43

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Diamond

Volvemos al Holding entre miradas cómplices y caricias indecorosas, calentándonos. Mi humedad en mi centro puede dar fe de ello. De la mano subimos a presidencia y al hacerlo ya están mis empleados en su lugar, a excepción de Shizu que estás sentada a la par de Irina explicándole algo que no logro escuchar del todo. Me suelto de Ethan para ir a mi oficina pero él me sigue de todas formas. Paso mi tarjeta por el acceso y abro la puerta, para seguido entrar a mi lugar.

De inmediato siento las manos de mi novio rodearme de la cintura y empujarme hacia mi escritorio. Su erección clavándose en mi trasero y sus dientes mordisqueando mi lóbulo. Dejo salir un gemido.

─Umm, necesito estar dentro de ti─ murmura cerca de mi oído y me encojo por las cosquillas que producen su aliento.

─¿Deberíamos ir a la habitación?─ sugiero pero él niega.

─No, te quiero aquí, contra la mesa─ jadeo cuando me empuja sobre la superficie de madera, mi torso queda pegado al duro mueble, presionando de manera deliciosa mis pezones erectos. Con sus manos sube mi falda dejándome expuesta al no llevar bragas ─Perfecta─ murmura acariciando mis nalgas ─Ábrete para mí, preciosa─ me da un azote y cierro los ojos al gemir.

─No me des ordenes─ replico y vuelve a azotarme.

─Pero si te gusta que lo haga, mi señora─ un escalofrío recorre mi cuerpo cuando me dice así y abro de forma involuntaria mis piernas, brindándole una buena panorámica de mi coño rosado y deseoso de él.

─No lo creo─ objeto casi sin aliento.

Escucho su risa ronca y al segundo siento sus dedos deslizándose entre mis pliegues húmedos. Mi cuerpo como siempre responde a sus estímulos rindiéndose al placer. Mi vagina se hace agua invitándolo a perderse en sus profundidades. No pasa mucho cuando siento su polla empujar en mí, invadiéndome, abriéndome a su paso. Un gemido largo se me escapa de la boca cuando se asienta bien adentro.

─Oh, mi Dios─ susurro aferrándome a los bordes de mi escritorio.

Ethan gruñe antes de que con sus manos separe mis nalgas, tanto que tengo que ponerme de puntillas sobre mis tacones.

─Si tan solo pudieras vernos como encajamos a la perfección─ dice con voz enronquecida ─Como tu coño apretadito se amolda a mi polla.

Mi cuerpo se calienta aún más si es posible por sus palabras, me las imagino y me remuevo inquieta, deseando que se comience a mover. Y me lo concede, saliendo de mí lentamente y volviendo a penetrarme de la misma forma. Es desesperante y tengo que tirar de mi cuerpo hacia atrás para buscar más rudeza. Recibo un nuevo azote y gruño.

─¡Joder, que no me azotes!─ le digo y se ríe.

─Entonces déjame a mí llevar el ritmo.

─¡Entonces muévete má...!─ me interrumpe embistiéndome tan fuerte que el escritorio logra arrastrarse un poco.

Me deja sin palabras al penetrarme de forma salvaje, empalándome con rudeza contra la mesa. Gimo extasiada mientras me sostengo, recibiendo gustosa todo lo que me da. ¡Oh, sí!, quiero gritar pero de mi garganta no sale nada más que gemidos y jadeos combinados con gritos de placer.

─¿Más?─ me dice aumentando su velocidad. No respondo, ¡no puedo hacerlo!

Abro la boca boqueando como pez fuera del agua, tratando de tomar aire. Puedo sentirlo casi en el útero y me duele. ¡Mierda!, pero no quiero que pare, estoy a punto de...

─¡Oh, por todos los cielos!─ logro gritar al sentir como el orgasmo me recorre desde la cabeza a la punta de los pies. Mi cuerpo se tensa sobre el escritorio y mis piernas fallan.

Mi Señora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora