Ethan en la imagen...
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Camino hacia mi casa luego de llegar del desayuno con Gina, la chica que me va a ayudar con el arreglo de mi moto. Oh, mi preciosa Ducati, es lo único que me queda del antiguo yo. Suspiro resignado, debo agradecerle a esa pequeña pelirroja, de lo contrario estaría jodido ya que no tengo con qué costear la reparación.
Subo las escaleras hasta el segundo piso y hago una mueca al ver una rata pasar delante de mí. Abro la puerta de mi residencia y lo primero que encuentro es la sonrisa para nada inocente de Piper. Su respiración está agitada y su frente brilla por un poco de sudor. Levanto una ceja hacia ella y sonríe más.
–¿Qué tal lo de la moto?– entrecierro los ojos hacia ella.
–El asunto está arreglado. Ahora dime, ¿por qué estás aquí y no en la escuela? Te he dejado allí antes de ir al taller– me cruzo de brazos y mi pequeña hermana se balancea sobre sus pies.
–Bueno, digamos que no llegué a tiempo a clases– se limpia la humedad de su frente y camino hacia el sofá dejándome caer en el.
–¿Y por qué estás toda agitada?– hace cara de confundida.
–¿De qué hablas? ¿Agitada yo? Para nada– hace un bufido bastante fingido.
–Piper Whitmore, te conozco y sé que me estás mintiendo. Cuéntame todo– le hablo con ese tono de "soy tu hermano mayor, será mejor que hables ahora".
–Bien– se deja caer a mi lado –Te seguí y te vi desayunar con esa chica tan linda– mueve sus cejas de manera pícara y me río –Es linda, pero luego la vi discutir con un hombre, era guapo, pero era un idiota– se encoge de hombros y recuerdo eso, ese fue el tipo que llegó al café celoso por mí –Y se lo dije, también que no la merece.
–Piper– la reprendo –¿Cuántas veces te he dicho que no se ofende a los mayores?– me hace ojitos tiernos y suspiro. No puedo enojarme con ella si me mira así.
–Pero él se lo merecía, Ethan. Y sobre la escuela, no quería ir, me molestan allá, dicen que soy una cerebrito arrogante– mira al suelo y odio ver esa expresión en su cara.
No sé cuantas veces he ido a la escuela porque Piper sufre burlas de sus compañeros por ser una pequeña genio y estar terminando la primaria con solo diez años.
–No hagas caso a esos niños sin materia gris, tú eres genial y ellos se sienten inferiores a ti, por eso recurren a las burlas– acaricio su pelo oscuro, tan diferente al mío y beso su frente.
Mi pequeña Piper siempre ha estado conmigo, desde bebé. Nuestra madre quedó embarazada de un tipo que ni siquiera conocemos, en una de sus salidas. Estaba borracha y drogada, cosa que sucedía todos los días. Cuando dio a luz, me hice cargo de la niña y de la casa con solo quince años, un año después la ingresé a una clínica de rehabilitación. ¿Mi padre? Tampoco lo conozco. Solo sé que mi madre me tuvo a los dieciséis años.
Piper siempre dio señales de ser una niña muy especial, con poca edad le interesaban cosas de chicos más grandes y su memoria es sorprendente. Aprende con rapidez y le gusta leer mucho. Su pelo es de color marrón, al igual que sus ojos, es bajita para su edad y tiene una expresión tierna que logra enamorar a cualquiera.
–Eres el mejor hermano del mundo– me abraza y sonrío. Todo lo que hago es por ella, no me importa hacer cualquier cosa por su bienestar.
–¿Hiciste las galletas?– le pregunto y ella salta hacia la cocina.
–¡Sí! Y quedaron riquísimas– me tiende una bandeja al volver y tomo una galleta de vainilla con chispas de chocolate. Le doy un mordisco y debo admitir que están muy buenas.
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Mi Señora (+18)
RomanceMi vida se veía envuelta en líos a cada rato, problemas económicos entre otros. Pero cuando ella llegó a mi vida, todo de repente floreció. La mujer más bella, más radiante, más poderosa, me ayudó a salir adelante. La amo con todo mi corazón, pero...