Capítulo 41

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Ethan

Acaricio la suave piel del brazo izquierdo de Diamond. Ella está tumbada sobre mi pecho y ambos estamos en silencio, esperando que el sueño nos llegue. Sin embargo, dormir es algo que no hemos hecho muy a menudo con eso de que hay un tipo sediento de dinero suelto por ahí. Pienso en lo que pasó el lunes en la oficina de Robert Phillips, es algo que aún no lo digiero del todo, ¿yo heredero de una fortuna? Probablemente Di es la persona más loca que he conocido en el mundo, mira que tomar esas medidas drásticas solo porque le tomaste cariño a quien te folla en las noches, es algo extremista. Pero no hay nadie que la convenza de lo contrario. Debo hacerme a la idea de que eso se quedará así, yo proteste o no.

Y me queda algo que he pasado por alto los últimos días, justo lo he recordado y no me pienso quedar con la curiosidad.

–¿Quién es la tía Jane?– pregunto y la siento sonreír sobre mi pectoral izquierdo.

–Creí que olvidaste eso.

–Lo hice, pero me he acordado.

–Es la hermana mayor de mi padre. Tiene setenta y dos años– responde levantando su rostro y fijando su mirada en la mía –Es una mujer muy agradable y se deja conservar muy bien, he de admitir.

–Nunca nadie ha hablado de ella, tú menos– coloco un mechón de pelo detrás de su oreja y le cruza una mirada de añoranza por la vista.

–Porque ella así lo ha decidido, dice que la carga del apellido Hamilton es muy pesada y que prefiere mantenerse en la ignorancia de la farándula. Vive en la villa que mencionó Robert el lunes.

Así que a la señora no le gusta ser el centro de atención, me parece bien, es mejor vivir en paz y no estar asediado por periodistas. Lo estoy viviendo en carne propia por ser la pareja de Diamond y realmente es algo incómodo.

–Es una mujer sabia– contesto y ella asiente –¿Y vive sola en ese lugar?

–El servicio va dos días a la semana a limpiar y a mantener el orden. Yo voy varias veces al año.

–¿Y cómo sobrevive?– me da una mirada incrédula. Sí, creo que es una pregunta tonta.

–Te responderé solo porque preguntaste, pero es obvio que le mando una mensualidad a mi tía, Ethan, es mi única familia– me brinda una sonrisa pero de inmediato de borra –Bueno, lo era hasta que me enteré de mi supuesto hermano.

La siento tensarse entre mis brazos y la aprieto más contra mí.

–Ya no pienses en eso, mejor cuéntame más sobre esa Jane ¿Hamilton?– pregunto sin saber muy bien.

–Se apellida Lombard, es el nombre de su esposo. Él murió hace veinte años de un infarto– me informa y se crea ese peculiar deseo de conocerla en mí –Algún día de estos iremos a su casa.

Y como siempre, Diamond parece leerme los pensamientos.

***

Miro al hombre fijamente tras hacerle la pregunta que me carcome los sesos. Él curva la esquina de su boca y reprime la sonrisa que se le quiere escapar. Ruedo los ojos fastidiado.

–Disculpa, pero me causa algo de gracia que esa se la preocupación principal de todo hombre heterosexual– carraspea un poco y se quita sus gafas de pasta para dejarla a un lado –No, Ethan. Mantener sexo anal con tu mujer o con otro hombre no te vuelve homosexual, ya que esto es una orientación, no algo que se adquiere o se contagia.

Eso no logra relajarme. Y al parecer mi rostro demuestra lo que siento porque el sexólogo que estoy consultando suelta un suspiro.

–Escucha, sé que estás escéptico a esto, pero si viniste a mí es porque lo estás considerando. Mi consejo sería que lo hables con tu esposa, lleguen a un acuerdo y disfruta. Aunque... ¿eres homofóbico, Ethan?

Mi Señora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora