Stephen Berkeley¿Sabes de esa sensación de impotencia que te embarga cuando estás consciente de que no has hecho nada pero nadie te cree? Pues es justo lo que estoy sintiendo desde el mismo instante en que llegué al Hamilton Holding y me enfrenté a mi recién descubierta hermana. ¡Y me he cansado, joder!, porque es absurdo de lo que se me acusa, no quiero nada de los Hamilton, solo quiero conocer a la familia que por toda mi vida se me ha sido oculta.
Hasta ahora Jane es la única que me ha mirado con verdadera alegría, Diamond es un plato aparte. Sus ojos fríos y tan azules como los míos me miran con odio, odio real y pesado.
Justo ahora me está dando una mirada fulminante. La hermana del que fue mi padre me mira con cautela y el hombre que siempre está con Diamond me observa con seriedad, pero a la vez con entendimiento.
─No tienes el derecho de gritar en esta casa─ dice con voz venenosa la castaña.
─Y tú tampoco tienes el derecho de tratarme como la mierda sin motivo aparente─ intenta hablar pero la interrumpo ─Sin pruebas, Diamond.
─Es que no puedo ni siquiera verte, no sabes los malos ratos que he pasado en tu nombre, mi cerebro solo procesa que eres un hijo de puta─ se da la vuelta y se va de allí volviendo aún más mierda las esperanzas de tener contacto con ella. La pequeña niña detrás de ellos corre siguiéndole el paso hacia las escaleras, Jane también la sigue.
El rubio de musculosos brazos se acerca a mí y me tiende su mano en forma de saludo. Confundido acepto la cortesía.
─Creo que no nos hemos presentado formalmente. Ethan Whitmore, soy el novio de Diamond.
─Mucho gusto, Ethan. Ya conoces mi nombre, al parecer soy muy famoso por aquí─ me dejo caer en el sillón de la sala de estar y cierro los ojos antes de masajear el puente de mi nariz. Debí quedarme en Londres, todo hubiese sido mejor.
─Por desgracia, sí. Pero ahora que estamos solos quiero que me expliques todo lo que sabes, quien eres de verdad, qué buscas.
Me río con amargura y abro los ojos para observarlo. Es joven, incluso más que Diamond me atrevo a decir. Sus ojos me escudriñan serio y puedo percibir que en serio le preocupa la seguridad de mi hermana.
¿Qué quien soy? Fácil. Soy Stephen Berkeley, CEO del Banco Central de Londres, hijo de Fin Hamilton y hermano de Diamond Hamilton, información obtenida hace unos días y por lo que sé, me odia. No soy un delincuente, no soy acosador y la única razón por la que estoy en Estados Unidos es porque toda la vida fui engañado por la mujer que me dio la vida, la cual me decía que mi progenitor nunca me quiso.
Sí, ese soy yo.
***
Diamond
He pasado todo el día alejada de todos.¿La razón? Bueno, la tía Jane quiere que le dé una oportunidad a Stephen, Ethan se unió a ella porque supuestamente habló con él y le pareció sincero, y porque Piper se fue a la playa con sus escoltas.
No puedo simplemente olvidar todo lo que pasó, ¿quien me garantiza que dice la verdad? La vida me ha hecho una mujer desconfiada, el mundo con el que me mezclo está lleno de hombres mezquinos con sed de poder y dinero. Él no sería el primero que se acerca a mí con el fin de lucrarse con lo que me pertenece. Claro está que su caso es diferente, ya que los otros lo han hecho con el propósito de enamorarme.
Pobres ilusos.
Le doy otra vuelta a la piscina y tras sentir mis brazos algo doloridos, relajo mi cuerpo para que flote en la superficie del agua. Miro el cielo oscuro, está despejado dejando ver unas hermosas estrellas centelleantes y una luna en su fase creciente, el firmamento en esta zona del país es simplemente hermoso. Por eso siempre me ha gustado visitar a mi tía Jane.
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Mi Señora (+18)
RomanceMi vida se veía envuelta en líos a cada rato, problemas económicos entre otros. Pero cuando ella llegó a mi vida, todo de repente floreció. La mujer más bella, más radiante, más poderosa, me ayudó a salir adelante. La amo con todo mi corazón, pero...