Capítulo 20

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Diamond

Al otro día al llegar al Holding, tengo a Shizu detrás de mí, al día y dictándome todas las actividades pautadas. Está centrada y seria ante su trabajo, creo que he hecho un buen trabajo al contratarla.

–Debe ir al Diamond Hamilton Hotel of Pensilvania para un tratar el asunto de las filtraciones producidas por la piscina y también pasar por la constructora encargada de la edificación del mismo para hacer las reclamaciones pertinentes.

–Bien, ¿está todo listo para partir?– le pregunto y ella asiente de inmediato.

–Sí, Caroline se encargó del piloto, la escolta y el chófer. Salimos en una hora.

–Perfecto– murmuro y me siento en mi sillón.

Suena irónico, que el primer día de trabajo de Ethan fuera a Pensilvania, ahora lo mismo con Shizu. Pero es que en los últimos meses he estado haciendo viajes constantes hacia allá. Para supervisar la obra, la decoración y la inauguración. Sin embargo, he tenido muchos problemas con ese hotel. Empleados incompetentes, robos, mal servicio, comida dañada, baños tapados y ahora una maldita filtración en la planta de las suites por la jodida piscina del ático. A este paso se joderá la reputación de mis hoteles, mi nombre y me saldrán canas verdes.

Me pregunto qué ha pasado, siempre hemos utilizado la misma constructora para hacer las estructuras, siempre hemos comprado los mejores materiales, de calidad y ecológicos. Entonces actúo con la cabeza fría, como me enseñó papá.

–Shizu– llamo a mi asistente que levanta la mirada de inmediato.

–¿Sí, Diamond?

–Contacta al señor Philips, necesitaremos un abogado– ella me mira con cautela y asiente tomando el teléfono de su escritorio –Dile que es con carácter de urgencia, que en media hora debemos volar a otro estado.

–Claro.

Ante todo pronóstico creo que estamos tratando un asunto de estafa o fraude, lo que sea. Pero es que me extraña el hecho de que mis otros hoteles nunca hayan dado problemas de desperfectos, y este, con solo unos meses de terminado sea la maldita oveja defectuosa del corral.

Como era de esperarse, el abogado principal de mi bufete nunca se niega a mis llamados, naturalmente. Soy quien le paga sus buenos honorarios y la hija de su difunto mejor amigo. A las nueve de la mañana estamos en el helicóptero con destino a Filadelfia, Pensilvania.

Llegamos al hotel y nada más detenerme frente a este niego con decepción, un proyecto que inició como algo grande y hermoso, se ha ido a la mierda. Los gastos son más de lo que se ha producido y ahora hay que invertirle más dinero. Tendré que contratar algún equipo de animación y colocar algunas ofertas de verano, arriesgarme a vender alojamiento más barato que los demás, siendo el D.H.H of Pensilvania, un hotel de lujo. Pero no me queda de otra, debo pagar impuestos por esto y sueldos de empleados, y mientras se encuentre cerrado por remodelación, todo ese dinero sale de mi cuenta corriente.

El gerente se encarga de mostrarnos, a Shizu, a Robert Phillips y a mí, todo el techo de la que es la penúltima planta del edificio. La suite presidencial tuvo que ser clausurada por las goteras y yo estoy a punto de desmayarme al ver mi hotel de tal manera.

–Vamos a solucionar esto pronto, por lo que a partir de mañana las instalaciones deben ser cerradas y los trabajos y reservaciones, suspendidos. Cuento con usted para eso– le digo al administrador y este mueve su cabeza afirmativamente.

–Claro que sí, señorita.

–No podemos alojar personas aquí como están las cosas, mañana enviaré un inspector para estudiar la obra, por favor encárguese de redireccionar a los huéspedes a otros hoteles, discúlpate con ellos y paga el alojamiento que esté disponible, no importa el costo.

Mi Señora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora