Capítulo 21

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Diamond

Darius Christopoulos es el hombre que me adentró en el mundo del bondage. Yo fui su amante, hasta que decidí que la sumisión no era la mío, necesitaba poder, sentirme superior y así me hice dominatriz. Le debo mucho a mi señor griego, gracias a él no caí en depresión tras la muerte de mis padres.

Él es frío, obviamente controlador, calculador y serio. Es de buenos sentimientos, sabe aceptar cuando le gusta alguien de verdad, pero no confía en todo el mundo. Es un defecto de él ser desconfiado en su totalidad. Incluso me había hecho firmar un acuerdo de confidencialidad. Por eso me sorprende que haya comenzado una relación con mi secretaria, la que al parecer, va en serio.

–Me la voy a llevar a Grecia– me dice y dejo el tenedor con salmón a medio camino de mi boca.

–¿Me piensas dejar sin secretaria, Christopoulos?– pregunto divertida –Eso es muy desconsiderado de tu parte. Caroline es indispensable para mí.

–¿Tanto así?

–Es mi segundo cerebro.

–Una lástima, porque ahora es mi chica y pienso llevársela a mi patéra– sonrío de lado y él rueda los ojos.

–Así que a tu padre. Estás muy entregado a esa relación– le doy un sorbo a mi vino y él sonríe arrogante.

–Sabes que soy un hombre de honor, Diamond. Me gusta la chica, mi deber es cortejarla, llevarla con mi familia y tratarla como toda dama merece.

–Ajá, y en la noche azotarla hasta el cansancio– digo bajito y se ríe con aquella voz ronca afrodisíaca.

–Si a ella le gusta, debo complacer a mi korítsi (chica).

Vuelvo a sonreír y tomó su mano, a lo que él con la otra acaricia mi mejilla y me mira con cariño.

–Me ha encantado verte, después de ¿cuánto? ¿Dos años?– él asiente.

–A mí también me ha encantado reencontrarme contigo, omorfiá (belleza)– besa el dorso de mi mano y puedo notar el flash a mi lado izquierdo. Rápidamente giro la cabeza pero no logro ver de donde provino –Maldita gente que no sabe meterse en sus asuntos– gruñe Darius soltándome y dejando su servilleta en la mesa.

–Deberíamos irnos– propongo y él asiente.

Llama al encargado de nuestra mesa y pide la cuenta. Al salir del restaurante nos acosan los periodistas y nuestros escoltas tienen que hacernos un espacio para poder salir. En la camioneta de Darius puedo respirar tranquila, recibo un mensaje de Shizu diciéndome que tengo una reunión dentro de hora y media.

–Mi visita no ha sido solo para robarte a Caroline. Quiero hacer negocios contigo– levanto la mirada para observarlo con curiosidad.

–¿Ah, sí?

–Quiero unirme al Imperio Hamilton para hacer un hotel en Grecia.

–Creo que esto no es un buen lugar para hablar de eso, además de que ahora tengo el peso en mis hombros de una obra en decadencia– suspiro y él sonríe.

–¿Diamond Hamilton preocupada por una cosa irrelevante? Al parecer estás corta de dinero, una lástima, ya que pensaba venderte aquella isla que tanto has querido– abro mis ojos con sorpresa.

–¿Qué?

–Lo escuchaste, omorfiá. White Paradise podría ser tuya.

No sé como tomarme esta noticia. Siempre he deseado crear un complejo turístico en aquella pequeña isla en las Bahamas. Podría ser un destino precioso, un total jardín del Edén. Más con las ideas a favor de la naturaleza que siempre he imaginado.

Mi Señora (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora