《ᎪՏᎬՏᏆΝϴ ᎠᎬ ᏞᎪՏ ᏟᎪͲᎪᏟႮᎷᏴᎪՏ 》 ||ᑭᗩᖇᏦ ᒍᏆᗰᏆᑎ & ᗰᏆᑎ ᔑᑌᏀᗩ|| ϴᎷᎬᏀᎪᏙᎬᎡՏᎬ ||

🔪capítulo 19🔪

Reencuentro

Había transcurrido una semana encerrado en esa habitación del hospital.

La mejor parte de ser un licántropo, era nuestra capacidad de curarnos increíblemente rápido.

Terminé de colocarme una ropa que Tae me había prestado.

Después del incendio casi nada había sobrevivido, así que estoy totalmente en quiebra.

Pero mi suerte no era tan mala, tenía unos muy buenos amigos que me ofrecieron vivir con ellos hasta que pueda conseguir dinero.

Abrí la puerta, sin mirar esas cuatros paredes en las cuales fui encerrado estos últimos siete días, feliz de irme.

En cuando salí, unos brazos me rodearon, seguidos de un chillido.

Reconocí el pelo de TaeHyung con una sonrisa, correspondiendo al abrazo.

-yo también te extrañé, italiano- dije, recibiendo una risa del menor, visualice a NamJoon a mi lado y en cuanto me separe del peliceleste lo abrace a él también.

-creo que no llegamos en el mejor momento- habló una voz a nuestras espaldas, me giré, encontrándome con JungKook y YoonGi, este último tenía un ramo de lirios rosas entre sus manos.

Sonreí, saludando los cordialmente.

-esto es para ti, disculpa no haberlas traído antes, estuve hasta el cuello de papeles- habló Min, entregandome las flores, yo me impresione.

-muchas gracias YoonGi- agradecí, recibiendolas con una sonrisa -son hermosas-

Tae interrumpió

-yo les dije que vinieran, iba a ser una sorpresa, pero al diablo, vamos a salir a comer para celebrar que saliste del hospital- reveló Tae, yo no sabía exactamente que decir -la idea era que fuera sorpresa para que no pudieras negarte, pero igual no tienes elección-

Reí, asintiendo con la cabeza.

-esta bien, vamos- dije, haciendo alegrar a los demás.

Realmente tenía que pensar en otra cosa ya que esta última semana me la pasé agravando mi rencor sobre el hijo de puta de Suga.

Salimos del hospital, charlando de diversos temas, no me esperaba que una limusina nos estuviese esperando afuera, mis amigos y yo subimos asombrados.

Jin estaba ahí, hablando por teléfono en un idioma que desconozco, cosa que es difícil.

Creo que era portugués.

En cuanto subimos todos, dijo unas últimas frases antes de cortar la llamada, saludando nos alegremente.

Sus ojos café eran hipnotizantes, algo que recién notaba.

El vehículo arrancó, me encontraba levemente nervioso, ya que nunca había viajado en una de éstas.

Quien diría que nos haríamos amigos de unos millonarios.

El destino tiene vueltas muy raras a veces.

En cuestión de minutos llegamos a un restaurante de nivel medio, ni muy barato, ni muy caro.

Estaba agradecido, tantos lujos iban a ponerme incómodo.

Entramos, eligiendo una mesa en la esquina menos poblada del lugar, había dejado los lirios acomodados en la limusina.

Se acercó una mesera, dándonos las cartas del menú, era fácil deducir que era una Beta.