Nine

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—¿Lo estoy haciendo bien, tío Dream?

Era fin de semana, un domingo para ser más específico, a Radier le gustaban esos días.

El pequeño desde hace unos meses estaba aprendiendo a coser, aunque en lo que más se enfocaba era en poder hacer marionetas, justo como su madre.

—Sí, está muy bonito —El de tiara dorada se preocuraba en que no se pinchará sus falanges con la aguja— ¿Por qué no te tomas un descanso?

—¡Sí! —Dejó a un lado la base de la marioneta, pero no sin antes fijándose que todo estuviera en su lugar.

Dream sonrió y se levantó como pudo del sofá, su vientre estaba abultado a pesar de que tener solo cuatro meses, fue hacia la cocina y peló algunas naranjas para su sobrino.

—Toma, Radier —El mencionado aceptó gustoso lo que el mayor le daba— ¿Qué se dice?

—¡Gracias! —Exclamó con una sonrisa y prosiguió a comer el fruto con el tenedor.

El de orbes amarillas se quedó observando al menor que comía aún sonriendo, eso le alegró aunque su mirada pronto se dirigió al brazo izquierdo un poco descubierto de su sobrino.

—¿Pasa algo, tío Dream? —Pregunto al mencionado pues ya se había dado cuenta que este lo estaba mirando.

—No, no, yo... —Dudaba en preguntar sobre las notables raspones y una que otra grieta que había en la extremidad del contrario— Nada, no es nada.

No quería creer que su hermano o cuñado podrían llegar a hacerle daño a su propio hijo. No después de todo lo que tuvieron que pasar.

—¿Cuándo va a nacer mi primo?

—¿Eh? —Volvió a la realidad al escuchar esa pregunta.

—Yo quiero que sea niño —Dijo con sus manos alzadas.

—¿Y por qué no niña? —Acarició su vientre pues sintió un pequeña patada.

—Bueno, da igual lo que va a ser —Pronto terminó de comer y dejó a un lado el plato.

—Pues sí, no importa que sea —Radier se acercó con cuidado y abrazó el vientre de su tío— Voy a quererlo después de todo.

—Ujum... —El sueño le estaba ganando al menor, se preguntaba de dónde vendría tanta somnolencia, ya que hace un rato había dormido— Tú y mi papá son gemelos ¿No?

—Pues sí —Posó su mano en el cráneo del contrario— Supongo que complicado para nuestra madre criarnos, je.

—¿Mi mami tiene hermanos?

—Uhm... Sí, Error también, tiene dos hermanos, uno mayor y otro menor, él es del medio.

—¿Ah, sí? —Sus cuencas pesaban cada vez más— ¿Y dónde están? Nunca los he visto.

—Deberías preguntarle eso a tu madre.

—No me dirá nada —Sonrió risueño, pronto iba a quedarse dormido.

—¿A ti no te gustaría tener un hermanito, Radier?

Su mente se quedó en blanco al escuchar eso.

¿Él tener un hermano?

¿Sus padres tener otro bebé?

—Serías el hermano mayor, lo cuidarías de que no hiciera daño, tú...

—¡No! —Respondió casi gritando, esa pregunta lo puso nervioso, algunos gliches no tardaron en aparecer en su cuerpo— ¡Yo no quiero un tonto hermano! ¡No quiero!

—Calma Radier —Intentó tomar las manos del mencionado, debía tranquilizarlo antes de que...

—¡No me toques! —Se levantó del sofá y se separó mucho del mayor.

—R-radier...

Al final del día cuando Error vino a recoger al menor, lo encontró llorando en el suelo mientras Dream estaba a un lado e intentaba parar el llanto del menor.

No iba a preguntar nada hasta que Radier se dio cuenta de su presencia, por un momento lo miró aún con lágrimas en sus cuencas, se acercó al azabache y empezó a dar golpes al vientre de su madre, Error no comprendía qué pasaba y lo único que hizo es mirar a Dream.

Radier no quería tener hermanos.

Temía que sus padres quisieran más a ese nuevo ser que a él.

||Ellos me odian|| «Radier»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora