Eleven

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Últimamente no podía dormir como quisiera.

¿Qué hacía una estúpida niña mirándolo desde el marco de la puerta?

Por más que deseaba gritarle que se fuera, no podía, simplemente le quedaba cerrar sus cuencas y esperar que dejé de observarlo con esa sonrisa tan macabra.

—No es real, no es real —Con sus manos rígidas se tapaba el rostro.

Solo era una alucinación, esos susurros se lo estaba imaginando.

Duerme, necesitaba dormir, ahora.

Ella se acercaba, podía oír sus pasos, estaba descalza.

Cerró sus cuencas y al abrirlas esa niña ya no encontraba, soltó un diminuto suspiro, y se encogió en su lugar...

Le gustaría moverse, quizás ir al cuarto de sus padres o estar en el baño y lavarse la cara. Sin embargo, su cuerpo no parecía reaccionar.

¿Ella estaba detrás suyo, verdad?

—Duérmete... —Intentaba controlar su pesada respiración a toda costa.

Mañana sería un nuevo día y mantendría las esperanzas que de pronto podría dormir como siempre.

Dormir.

Dormir. 

Dormir.

Dormir. 

Dormir.

Dormir.

Dormir.

Dor...

—¡Joven Joku! —Un grito logró despertarlo, de nuevo se había quedado dormido— Esperó que haya terminado de copiar la clase.

—Lo siento... —Las risas de sus compañeros no se pudieron evitar.

—Silencio, niños —Ordenó la maestra de literatura— Como decía, la estructura de todo cuento  se conforma por el inicio, nudo y desenlace.

No lograba conciliar el sueño por las noches, así que se quedaba despierto hasta la mañana.

Hoy había dormido solo dos horas, aquello no era suficiente.

Bostezó y se apresuró en copiar.

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Pronto llegaremos a lo bueno, oh sí :)

||Ellos me odian|| «Radier»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora