Thirty eight

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Han pasado algunas semanas desde que llegó a esa casa y sus padres hasta ahora no habían venido a verlo.

Se preguntaba si aún era de importancia para ellos.

Shino siempre intentaba alegrarlo, y decía que lo comprendía, por esa misma razón, ella lo hacía olvidar el tema de sus padres con otras cosas.

Aunque quería preguntar a Geno sobre muchos otros asuntos, no podía pues él trabajaba y llegaba algo cansado a casa, por lo que no quería molestarlo.

Oh, debido a eso un tipo llamado Fresh los llegaba a cuidar cuando el de bufanda roja no estaba.

Por lo había escuchado del ropas coloridas, él también conocía a su mamá.

Ellos se conocían desde pequeños, eran como una familia pero...

Fresh se fue antes de decirle el porqué del pero.

Está bien.

Ya estaba acostumbrado que no respondieran lo que preguntaba.

—Radier, es hora de ir al colegio.

—Ya voy.

Estar en un nuevo colegio otra vez le parecía algo innecesario, el año ya se iba a acabar y no creía que unas cuantas semanas servirían para ponerse al día.

Una vez en el recreo conoció a cierto niño de su misma edad, el muy tonto estaba escondiéndose del profesor pues le había hecho una broma, y él como entendía muy bien la situación del contrario lo invitó a quedarse en su escondite, el colegio tenía muchos lugares deshabitados o por donde no pasaba casi nadie.

Con el pasar de los días se convirtieron en amigos.

¿Puedes creerlo?

Pues él no.

Le preguntó al contrario si era mentira o le estaba jugando una broma, y este le respondió que lo decía en serio.

No pudo evitar reír por la forma en lo dijo.

Incluso el último día de clases recibió un regalo por parte de él, lo aceptó feliz pues era la primera vez que alguien, que no fuera de su familia, le regalaba algo.

Estaba por decirle gracias, mas al ver a sus padres se fue de inmediato, dejándolo solo.

Confundido vio el collar en sus manos.

—¿Desde cuándo Degde actúa tan tímido? —Dijo una niña rubia que pasaba por ahí.

—No lo sé, pero es nuevo —Rió de forma suave otra menor.

Llegó a escuchar lo que dijeron aquellas niñas y quizás tenían razón.

De igual manera siguió esperando que Raven saliera de su salón para ir a casa juntos.

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Cuando llegaron a casa y estuvo libre del mayor, se fue directo al baño.

Ya adentro, cerró la puerta y le puso seguro.

Con paso lento se acercó a verse en el espejo.

—Tú ya no estás aquí ¿Verdad?

Siguió mirando su imagen como si esperara que pasará algo.

—N-necesito que me digas que todo va ir bien —Intentó retener las pequeñas lágrimas que salían de sus cuencas pero no pudo— Quiero que estés aquí de nuevo... ¿P-por qué no puedes hacerlo?

Su reflejo en el espejo observó y sacó de bolsillo sus lentes y se los puso.

"Mira Radier, mamá también usa lentes."

||Ellos me odian|| «Radier»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora