||Ellos me odian|| «Radier»

Twenty

Caminaba sin rumbo fijo por la casa de sus tíos, y en sus brazos sostenía a su prima Lux, ella no dejaba de observarlo y moverse, en cualquier momento se le caería si seguía así.

Hace unas horas estaba hablando con Dream pero este se quedó dormido y no quiso despertarlo. Al final, para no aburrirse pensó que podría jugar con Lux.

—Dos por dos es cuatro, cuatro por dos es ocho y... —Bostezó y siguió practicado la tabla de multiplicar— Y dos...

Si no fuera por esos pequeños golpes en su pómulo que provocaba la menor ya habría caído dormido.

Bajó las escaleras con cuidado y se dirigió al sofá para luego dejarse caer ahí.

—No sé si hice algo malo, Lux.

Sabía que ella no podía entenderlo.

—Algunas veces... no sé si mi mamá y papá consideran que soy su hijo.

Solo era una infante después de todo.

—Tengo miedo... —Abrazó a la contraria y no dijo nada más, dejó que las lágrimas hablarán por él.

Algunas veces ellos se comportaban de una manera tan agradable, otras veces tan distantes y fríos, todos los días era lo mismo.

Unos minutos luego cerró sus cuencas y cayó en los brazos de Morfeo.

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—¡Radier!

Tan bien que estaba durmiendo mas unos llamados interrumpieron su sueño.

Se encontró con su tío Dream preocupado, suponía que era porque tomó a su prima sin avisar.

—Nunca me asustes de esa forma ¿Sí?

—Lo siento... —Dijo y devolvió a la menor a su tío.

El mayor se sentó a su lado con la infante en sus brazos, aprovechó aquello y se acercó al de orbes amarillas para dormir junto a él.

Un recuerdo lejano apareció en su mente.

Su mamá también dejaba que durmiera a su lado, cuando era más pequeño.

—Mhg...

—Radier, tranquilo, todo está bien.

¿Bien?

Le gustaría que fuera así, que sus padres no lo tratarán como si fuera un estorbo en sus vidas aunque...

—Soy un estorbo en verdad ¿No? -Murmuró.

—¿Uh?

—Nada...

Ocultó su rostro en el pecho del contrario y se quedó callado.

En cualquier momento se cansaría de esto.

Todo tiene su límite.