||Y de entre las cenizas el Fénix renacerá. Su luz deslumbrante opacará al sol. Sus ojos destellaran poder. Su alma gritará grandeza. Su corazón será poderoso.
Y cuando el Fénix haya caído, el volverá a nacer. Será imparable.||
𝑻𝑬𝑹𝑴𝑰𝑵𝑨𝑫𝑨
Ed...
Luego de un largo día de trabajo y de haber visto y reído por el choque de Tony cuando probó las botas, Isabella había decidido descansar un poco y tomar una siesta.
Tan pronto como colocó su cabeza sobre la almohada el sueño la venció.
-¿Mami? -¿Si cielo? -¿Podrías subirle a la radio? Adoro esa canción. -Claro
Takeon me sonaba en la radio y la pequeña rubia bailaba al compás de la canción que se reproducía en el interior de la Jeep. La rubia mayor que conducía de vez en cuando veía a su hija a través del espejo. Si su hija sonreía ella también lo hacía.
-¿Mami? -Dime cielo. -¿Ya vamos a llegar? -Falta poco, ¿por qué? -Tengo que hacer pis... -Te dije que fueras antes de salir. -Es que no me andaba. -Aguanta.
Aquellas curvas de la carretera eran las más peligrosas y traicioneras del condado. Muchas personas habían tenido accidentes o hasta perdido la vida por conducir por esta ruta.
Pero era la única para llegar al destino al que Katherine e Isabella iban a llegar.
Isabella frunció el ceño -aún dormida- ante aquellas imágenes que se reproducían en su mente.
Claramente era un sueño, pero sabía como terminaba esto y quería despertar aunque no podía.
Para Katherine era más importante su seguridad y la de su hija, podía conducir a la velocidad que marcaban las señales que llegar rápido pero con el peligro de derrapar y caer.
-Ya falta poco. -Ok -Isabella apretó sus ojos y cruzo sus piernas para que disminuyeran las ganas de hacer "pis". -¿Ves eso? -señalo su madre con el dedo apuntando a una pequeñas casas que estaba cerca- ya falta poco, muy poco. -Pueden conducir un poco más rápido. -Eso intentaré.
Isabella comenzó a jadear conforme aquello avanzaba. No quería ver lo siguiente, no quería volver a vivirlo. Era algo que nunca olvidaría, pero el hecho de que esa escena de su vida estuviera por siempre ahí no significaba que tenía que recordarlo una y otra vez.
En realidad no lo haría, no le llamaban por nada a la curva donde estaba la "Curva del Diablo".
La vía por donde viajaba se hizo más angosta, habían llegado a la curva más peligrosa de todas.
En una pendiente muy curva, Katherine viró su atención hacia su hija que sufría por llegar a un baño, pero al regresar la vista hacia la carretera, se encontró con un ciervo a media calle, Katherine giró bruscamente el volante para intentar no arrollarlo chocando con la cerca cayendo por el barranco hacia la parte de abajo en la zona rocosa.
-Mami! -fue lo último que alcanzó a oír Katherine antes de que la camioneta se volcara y todo se volviera completamente oscuro.
Sin embargo, Isabella tuvo sus ojos cerrados en todo momento, pero no quedó inconsciente. El cinturón de seguridad la había protegido y estaba bien, o se sentía bien.
-¿Mamá? -pero Katherine no le respondió -¡mamá!
El tanque de la gasolina tenía una fuga y aquel líquido inflamable se estaba tirando sobre la camioneta y parte en su interior. La pequeña niña sintió como aquel líquido le caía encima y como el mal olor la mareaba, pero a pesar de eso no se rindió.
Desabrochó su cinturón y cayó a lo que es el techo del auto -ya que estaba volcado- y se acercó a su mamá. La movió un par de veces mientras la seguía llamando, pero Katherine no respondía.
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La pelirroja apretó con sus manos la sábana y su respiración comenzó a agitarse conforme pasaba aquel recuerdo. Una fina capa se sudor cubría todo su cuerpo, y de pronto una luz brillante de color naranja y rojizo comenzó a brillar en su interior. Todas sus venas resaltaron en esos dos tonos.
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El fuego de un neumático prendió toda la camioneta, y con ella a Isabella. La niña gritaba de dolor y de miedo. ¡Se está quemando! Sus gritos eran desgarradores. No había nada que los parara. Y entonces Katherine abrió los ojos y también gritó cuando vio a su hija en llamas. El fuego se adherio a sus prendas y ella también comenzó a quemarse.
Ambas gritaban sin parar. Y como si algo hubiera conmovido el cielo la lluvia se desató y poco a poco la lumbre del auto se apago y el río creció mojando a aquellas dos que estaban ahí, apagando las llamas de su cuerpo.
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Isabella gritó de dolor y todo su cuerpo se prendió en llamas. Aún seguía dormida por lo que nk se daba cuenta de lo aue ocurría a su alrededor. Sus ojos estaban cerrados y en ellos podía ver llamas ardientes aue consumían el Jeep donde ella y su madre habían viajado hace 20 años.
-¡Jarvis llama a los bomberos! -Enseguida señor.
El castaño gritaba el nombre de la pelirroja mientras trataba de acercarse a la puerta y sacarla de ahí, pero ella no escuchaba.
Seguía atrapada en esa pesadilla.
Tony tomó un extintor y pateó la puerta rompiendola en dos, accionó dicho utensilio contra el fuego y la espuma comenzó a eliminar las llamas que habían consumido algunos muebles de allá adentro.
Stark miró con horror a su amiga y le echó grandes cantidades de espuma, pero las llamas no cesaban, al contrario, se comían la espuma como si se tratara de papel.
Isabella volvió a gritar y una gran explosión se produjo en la habitación. La onda mandó a Tony contra el muro del pasillo y lo dejó ahí unos segundos aturdido por el golpe.
Y entonces, las llamas cesaron.
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¡POR FIN SE NOS HIZO QUE LOS PODERES DE ISABELLA NACIERAN, AHHHHH!
