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-¿Por qué no viniste ayer papi? -preguntó Isabella mientras comía gelatina que su padre le daba.
-Fui a ver a un amigo.
-¿Tienes más amigos aparte del tío Rhodey?
-Oye -le sonrió divertido- ¿crees que soy un amargado y no puedo tener amigos?
-Es que el tío Rhodey me dijo eso -cubrio su boca mientras reía.
-¿Y tu le crees?
-Nadie más ha venido a parte de él.
-Tienes razón. Pero el que sólo conozca a James no significa que no tenga más amigos.
-Bien... ¿Cuando puedo irme de aquí? Ya me aburrí -Isabella suspiró.
-Hasta que la doctora Miller lo indique.
-¿Y cuando será?
-Cuando ella diga. Deja de hablar y mastica rápido.
-Nel
-¿Qué?

Su lado latino, damas y caballeros.

-¡Hola, hola! Ya llegó el tío favorito -entró Rhodey por la puerta con una jirafa de peluche en la mano.
-¡Tío Rhodey!
-Hola princesa, ¿como amaneciste hoy?
-Tío Rhodey, papá no quiere sacarme de aquí -dijo Isabella haciendo puchero.
-¿Qué? -dijo Joe haciendo una mueca de confusión.
-¿Sacarte? ¿A qué te refieres?
-Es que ya me aburrí -rodó los ojos- y papá no quiere sacarme de aquí.
-Joe, ¿por qué eres así con la niña? -Rhodes e Isabella de seguro le sacarían canas verdes a Joe.
-¿Yo? Pero si yo no soy el que no la quiere sacar de aquí.
-Claro que si, tu lo dijiste.
-No, yo te dije que te sacaría de aquí hasta que la doctora la autorizara.
-Mentira tío, por favor -dijo Isabella en español, y con una mirada que cualquiera terminaría aceptando.
-¿Acaba de hablar en español? -le preguntó James a Joe.
-Si, Katherine le debió enseñar. Me sorprende que sepa hablar los dos idiomas.
-¡Saquenme de aquí!
-Isabella, deja de gritar.
-¡Ya no quiero estar aquí! -siguió gritando la rubia, y la paciencia de Joe se estaba acabando. No quería regañar a Isabella porque de seguro se pondría a llorar y todo empeoraria, pero no le quedaba de otra.
-¡Isabella, Basta!

El tono de voz de Joe asustó a Isabella, ella inmediatamente se calló y comenzó a llorar. Joe se molestó y salió de la habitación, dejando solo a James y a su hija en un mar de lágrimas.

-Por favor, dame paciencia -suplicó mirándose en el espejo del baño.
¿Lograría resistir Joe a su hija de 4 años, y los que le faltaba, si la paciencia no era su virtud?
(Haber resuelvan esa ecuación)
-¿Problemas con los niños? -dijo un hombre saliendo de un cubículo.
-Mi hija tiene 4 años.
-¿Primerizo?
-Si
-A veces es difícil. Yo tengo 3; unos gemelos y una pequeña de 3 años. Siento que me vuelven loco -el hombre rio.
-Y yo sólo tengo una -Joe también rio.
-Sólo recuerda que son muy pequeños y necesitan de un modelo a seguir.
-Ese es el problema -suspiró- que ahora estoy para ella, se me hace difícil serlo.
-Apenas tiene 4 años ¿cierto? -Joe asintió- tienes muchos años por delante. Imagina cuando tenga 15.
-No quiero ni imaginarlo -Joe comenzó a pensar en todo lo que convendría tener a una hija de 15 años: rebeldía, novios, fiestas, ropa inadecuada, etc.
-Disfruta estos años. Los demás serán pan comido.
-Eso haré... Gracias, hombre.
-Para eso estamos.

Joe se mojó el rostro y luego se secó con un trozo de papel, se miró por última vez en el espejo y salió del baño. Fue a recepción a buscar a la doctora Miller y le dijeron que se encontraba en la habitación 412, la habitación de Isabella.

-...Y es seguro que podrás salir mañana -justo cuando Joe iba entrando a la habitación, la doctora Miller decía eso, los tres miraron a Joe y él les sonrió. Miller y Rhodes le devolvieron el gesto, pero Bella frunció el ceño y se cruzó de brazos. Estaba enojada -oh señor Anderson, le comentaba al señor James y a Isabella que todo va bien, ha mejorado bastante, sus heridas no han cerrado del todo pero seguro que la hepidermis (la capa externa de la piel) ya pegó. Si todo sigue bien el resto del día y de mañana, quizás mañana mismo pueda salir.
-Eso es bueno, ¿ves Isabella? Te dije que hasta la doctora lo autorizara podrías salir.

Isabella desvío la mirada aún con el ceño fruncido.
-Los dejo, tengo otras cosas que hacer.
-La acompaño a la puerta -dijo James, y cuando este pasó a un lado de Joe le echó una mirada y señaló a Isabella. La mirada significaba: arregla las cosas con ella.

-¿No estás feliz por qué mañana sales?
-Malo -murmuró Isabella en español.
-Oye, yo no entiendo español. No se que dices -dijo Joe sentándose en la cama de Isabella.
-Que bueno
-Isabella -dijo duro.
-¿Qué? No es mi culpa que mamá me haya enseñado  -la niña se encogió de hombros.
-Lo único que entendí fue algo sobre tu mamá, ¿no es así? -Isabella asintió-. Mira, tienes 4 años, yo soy tu padre ¿ok?
-No lo había notado -dijo con sarcasmo.
-Si queremos que las cosas salgan bien tenemos que poner los dos de nuestra parte.
-¿Si? Y regañandome lo harás.
-Ya basta. No voy a permitir que sigas así. No voy a gritarte ni regañarte, pero por favor dime algo en inglés.
-Ok -la pequeña Isa rodó los ojos.
-Bien. Como te decía. Los dos debemos poner de nuestra parte y para eso lo lograremos si tu te portas bien y me obedeces, y yo no te grito y cultivo paciencia. ¿Qué dices?
-¿Vas a sacarme de aquí?
-Mañana, recuerda lo que dijo la doctora.
-Pero quiero salir hoy -reprochó.
-Lo sé, a mi tampoco me gusta este lugar. Mañana saldremos de aquí e iremos a Texas.
-¿Texas?
-Si, allá vivo.
-¿Como es Texas?
-Caluroso, colorido, con alacranes y más caluroso.
-Pero yo no he estado en un lugar así.
-Ya lo sé, y por eso necesitas un poco de color, estás muy pálida.
-Y tu ya te pasaste, pareces carbón.
-¿Carbón? -intentó decir Joe tratando de atinarle a la pronunciación, pero al salirle mal Isabella no pudo evitar reír. -¿El tío Rhodey vendrá con nosotros?
-¿Por qué siento que lo quieres más a él?
-Es genial, me cae bien.
-A mí también. Bueno, ya descansa que mañana será un largo día.
-Si, señor.

Para los y las que pedian un cambio, ya encontre a la Isabella perfecta 

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Para los y las que pedian un cambio, ya encontre a la Isabella perfecta 

FIGTH AND FIRE; STEVE ROGERS LIBRO IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora