11. Miércoles, Jueves o Viernes quizás

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Villamil

Cinco putos días sin verla, sin saber nada de ella, sin escuchar su voz ni su risa, me sentía mal, enojado, inseguro y un tanto preocupado. Mariana no había dado señales de vida desde el domingo pasado, durante la semana fui a su lugar de trabajo y me dijeron que se había tomado la semana completa entonces no sabían nada de ella. ¿Y si le había pasado algo? No era normal que no respondiera las llamadas ni los mensajes.

Isaza me había llamado para que fuera a verlo a su casa, tenía una idea la cual quería pulir y necesitaba mi ayuda. Llegué rápidamente y nos pusimos a trabajar, a eso de las 4pm nos sentimos sofocados y a los Vargas se les ocurrió una pésima idea que no dude en aceptar. 

Los cuatro ibas en camino a la casa de Mariana, les dije que el portero no me había dicho el número de apartamento y dudaba mucho que nos dejara pasar sin excusa. Simón se ofreció para distraerlo y con miedo a que todo saliera mal, acepté.

Martín, Isaza y yo entraríamos una vez que Simón tuviera ocupado al portero, vimos como hablaban animadamente y se fueron para un costado, dejando la portería sola. Martín entró corriendo, vimos que tecleó en el computador y con una sonrisa nos hizo señas para que nos acercaramos.

Fue más fácil de lo que creí - dijo Martín subiendo al ascensor.

¿Conseguiste el número? - pregunté.

Si, solo escribí su nombre en un programa que tenía abierto y me salió el piso y el número - dijo orgulloso.

¿Y cuál es? - pregunté ansioso.

El piso 20, número 256 - dijo sonriente - le avisaré a Simón para que suba.

Está bien.

Subimos los veinte pisos y buscamos el número de apartamento, una vez lo encontramos, nos miramos sin saber que hacer, Isaza tocó el timbre pero nada ocurrió. De la nada se abrió el ascensor haciéndonos sobresaltar.

Me espantaste - dijo Martín exaltado.

Perdón - dijo Simón - el portero fue muy amable la verdad.

¿Cómo lograste distraerlo? - pregunté.

Le hable sobre el origen de los porteros - dijo orgulloso.

No puedo creer que sabias eso - dijo Isaza negando con la cabeza.

Mejor no preguntes - rió Simón - solo agradezcan.

Está bien ¿Y ahora que? No hay nadie - dijo Isaza.

¿Y si intentamos abrir la puerta? - sugirió Martín.

¿Estás loco? - me exalte - ¿Quieres que nos lleven presos por allanamiento?

Era una sugerencia, además puede haber alguna pista de su paradero - añadió Martín.

Eres conciente de que no estamos en una película de detectives - bromeó Simón.

Háganse a un lado - nos empujó Martín - estoy seguro que puedo abrir la puerta con esta tarjeta.

Eres idiota - dijo Isaza - pero adelante no te detendré en tu película.

Los tres reímos mientras Martín muy concentrado intentaba abrir la puerta, pasaron diez minutos y seguíamos igual, según el enano ya estaba apunto de abrir pero era muy probable que no. Las puertas del ascensor se abrieron sorpresivamente y tratamos de actuar como si nada, por un momento pensé que sería Mariana pero era una chica un tanto baja, con cabello casi rubio, nos miró incómoda y derrepente se formó una sonrisa en su rostro.

Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora