22. Camping

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El camino se hizo corto aunque la realidad habíamos conducido por dos horas, y cuando digo que conducimos me refiero a Martín y Juan Pablo ya que yo no tenía licencia. Desde ya el viaje me tenía encantada, extrañaba salir con amigos y disfrutar de no tener preocupaciones. Llegamos a un parque nacional bastante prominente que podía ser recorrida en tres días, claro que nosotros solo íbamos a acampar y caminar muy poco pero era bueno tener esos datos para eventos futuros. En la entrada del lugar había al menos cinco guarda parques que se encargaron de darnos la información y recomendaciones/ advertencias que debíamos tener en cuenta.

Nos indicaron que los autos no podía seguir subiendo así que nos tocaba caminar hasta el lugar que estimaramos conveniente, ví como Isaza y Simón se miraban con cara de fastidio por tener que caminar y solté una carcajada. Sacamos todo lo que necesitábamos para evitar volver hasta los autos, iniciamos la caminata y debo decir que agradezco que Juan Pablo se ofreciera a llevar lo más pesado porque mi fuerza de brazos era nula y luego tendría dolor de espalda. Diez minutos más tarde encontramos el lugar perfecto en el que quedarnos, cada uno eligió su ubicación para que las cuatro carpas quedaran formando un círculo. 

Esa actividad nos tomó una media hora aproximadamente, por lo menos a Juan Pablo y a mí ya que la mayor parte del tiempo nos dedicamos a bromear y empujarnos. Miré a los chicos y cada uno estaba concentrado en lo que hacía, Simón y Martín estaban muy bien organizados junto a sus novias y terminaron en tiempo récord. En cambio Isaza y su novia se la pasaron discutiendo o más bien gritándose las instrucciones mientras los demás los ignoramos.

¿Que tanto piensas? — preguntó Juan Pablo llamando mi atención.

Me da un poco de lastima Isaza — dije en un susurro.

No te preocupes, el se lo busco solito — me tranquilizó — hace meses que no están bien y el no hace nada al respecto.

De todas maneras la debe estar pasando mal.

Tienes un corazón de abuela — se burló — mejor ven a ayudarme a terminar esto que quedo mal puesto.

Eres inútil — le dije bromeando y se acercó a hacerme cosquillas.

Por instinto traté de esquivarlo porque me desesperaba cuando me hacían cosquillas, a lo que el corrió tras de mí para cumplir su cometido. Una vez consiguió alcanzarme me tomó por la espalda y en mi intento de alejarlo caímos encima de lo que tanto nos había costado armar. El resto de los chicos nos miraban divertidos y ví como Isaza se acercó.

¿Tortolitos terminaron de perder el tiempo? — dijo riendo.

Ya casi — respondió Juan Pablo — era más difícil de lo que parecía.

Vamos a ir a buscar palos para hacer una fogata ¿Vienes? — preguntó Martín.

Dejen terminar de armar está estupida carpa y los acompaño — dijo levantándose.

No te preocupes, nosotras ayudamos a Mariana a terminar — interrumpió Sara, la novia de Simón.

¿Estarás bien con las chicas? — me preguntó bajito para que los demás no escucharan.

Tranquilo. No creo que me hagan algo — bromeé.

Los cuatro amigos se fueron a buscar palos mientras Sara y Carla me ayudaban a terminar la carpa. Ambas comenzaron a hacerme preguntas un poco personales pero me tomé el tiempo de responderlas de la mejor forma. Vimos como Juana estaba alejada a nosotras con un cigarro en su mano, quise saber que pasaba con ella pero no me atrevía a acercarme.

Es mejor dejarla sola — dijo Carla leyendo mis pensamientos.

¿No se llevan bien con ella? - pregunté.

Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora