15. Circo

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¿A dónde vamos? - pregunté por tercera vez.

Ya te dije que era una sorpresa - respondió divertido - Creí que te gustaban...

Si pero soy ansiosa - reí.

Tranquila ya casi llegamos.

Caminamos por unas cuadras más, nunca había estado por ese lado de Bogotá, me parecía muy lindo, doblamos en una calle bastante angosta la cual llegaba hasta un recinto privado. Miré por todo el lugar y si mal no me equivocaba, era un circo, mi emoción se hizo más grande ya que desde muy pequeña que no iba a uno, Juan Pablo se dio cuenta de mi reacción y sonrió victorioso.

Sabía que te iba a gustar - dijo creído.

Tienes suerte que soy fácil de impresionar - admití.

Dame algo de crédito, supongo que te conozco un poco - dijo mirándome fijamente. 

Eres increíble - dije dándole un corto abrazo. 

Entramos casi corriendo al lugar, la función estaba a pocos minutos de comenzar, nos sentamos un poco alejados ya que siempre me había causado ansiedad estar cerca de los payasos y sus bromas. El show comenzó trayendome miles de recuerdos, Juan Pablo sonreía orgulloso de su sopresa, los trapecistas iniciaron su espectáculo y me acerque un poco más a él para comentarle mis pensamientos.

Admiro mucho a los trapecistas - dije en un susurro.

¿Y eso por qué? - preguntó interesado.

¿Acaso no los ves? - dije sin quitar mi mirada del escenario - son asombrosos, yo jamás me atrevería a hacer algo así.

No escuché ninguna respuesta de su parte, lo miré un segundo y noté que me miraba de una manera extraña.

¿Que? - pregunté divertida.

Me encanta verte así de feliz - dijo sin dejar de mirarme.

No empieces - le tape la cara con mis manos - y deja de mirarme de esa manera, pone atención.

¿Te molesta? - insistió.

No. Me pones nerviosa - admití sin mirarlo.

Escuché su pequeña risita pero omitió comentarios, lo miré de reojo sin que se diera cuenta y pude ver qué tenía una sonrisa de oreja a oreja. Seguimos viendo el espectáculo por unos cuarenta y cinco minutos, era fascinante el talento de los artistas. Una vez terminó, no podía parar de hablar lo maravilloso que me pareció todo.

Ahora en serio ¿Cómo supiste que me gustaría? - pregunté emocionada.

Soy adivino - bromeó - en realidad ví una foto en tu casa que salias en un circo y se me ocurrió sorprenderte.

Que observador - dije riendo - gracias. Me encantó la sorpresa.

Y aún no se acaba - agregó.

¿Hay más? - pregunté emocionada.

Asintió y me tomó de la mano para dirigirnos al centro del escenario. Esperamos por unos minutos para que la gente se fuera, dos tipos un poco altos se acercaron a nosotros y saludaron amistosamente a Juan Pablo. Yo seguía sin entender, los saludé y nos pidieron que esperemos unos minutos. De un momento ví como algunos de los trapecistas se acercaban a nosotros, hablamos por un rato, les dije lo mucho que me gustaba todo lo que hacian.

¿Te gustaría intentarlo? - preguntó uno de ellos.

¿Es enserio? - pregunté con una mezcla de emoción y temor.

Por supuesto - contestó mientras me guiaba al lugar donde se encontraba el trapecio.

No estoy segura de esto - le comenté asustada.

Tranquila. No va a pasar nada, además está la maya. Si te caes, estarás a salvo.

Está bien - dije poniéndome en posición.

Me explicó un par de cosas, no podía evitar mirar hacia abajo, era demasiado alto y tenía miedo de caerme. El chico me acompañaría en todo momento, eso me tranquilizó bastante, me indicó que me sentara y así lo hice, cerré los ojos un momento y sentí como me balanceaba en el aire. Abrí los ojos e intenté relajarme, ví como mi acompañante se colgaba de distintos puntos en el aire, escuché que me decía que soltara mis manos para quedar colgando solo de mis piernas, negué con la cabeza, tomé un poco de aire y lo hice. Estuvimos un buen rato haciendo piruetas básicas, ya sentía mis extremidades cansadas así que dimos por terminada esa maravillosa experiencia. Volvimos con los demás, Juan Pablo me esperaba muy feliz y uno de los chicos le propuso subirse a la rueda.

Uy lo veo complicado - dijo tocandose el cabello - yo quería que Mariana viviera la experiencia nada más.

Házlo será divertido - dije emocionada.

Parece peligroso y más para alguien que no sabe - se excusó.

Villamil no sabía que eras cobarde - bromeó uno de los trapecistas que al parecer era su amigo. 

No soy cobarde pero en serio parece peligroso y mi contrato no me permite exponerme de esta manera - se defendió y me reí a carcajadas de solo escucharlo.

No puedo creer que hayas dicho eso - me burlé - sube no te pasará nada.

Okay lo haré - se rindió.

Ví como se acercaba lentamente a la rueda, me reí por la expresión de miedo que tenía. Subió a duras penas y escuchaba las instrucciones atentamente, decidí grabar este preciado momento, Juan Pablo me dió una mirada de odio claramente en broma y el show comenzó. Sus gritos se escuchaban por toda la carpa circense, las personas que estaban a mi lado se reían a carcajadas junto a mi. Luego de casi diez minutos su sufrimiento y mi entretencion terminó, se acercó a mi con una expresión divertida.

Veo que disfrutaste mi sufrimiento - dijo haciéndose el ofendido.

Fue todo un espectáculo - me burlé - lo mejor es que lo tengo todo grabado.

Muy graciosa será mejor que lo borres - replicó.

Olvídalo, algún día lo usaré en tu contra - bromeé.

Me miró con los ojos entrecerrados y se acercó para hacerme cosquillas mientras me obligaba a decir que borraría el vídeo. Los presentes nos miraban divertidos y con cierta complicidad, me sentí avergonzada por un segundo y le pedí que por favor parara. Me aleje un poco para reunimos con la gente del circo, les agradecimos y luego nos despedimos amablemente. Salí con una sonrisa que difícilmente desaparecería pues había sido un día bastante entretenido.

Muchas gracias por traerme aquí - dije nuevamente.

No hay de que...un placer verte sonreír - dijo con una sonrisa amable.

Será difícil olvidar este día, sobretodo por como gritabas - me burlé de nuevo.

Negó con la cabeza para luego romper en una carcajada que obviamente acompañé. Caminamos hasta mi casa hablando de los lugares a los que iría en todo el mes que iba a estar lejos, Juan Pablo no sé veía muy emocionado por irse, traté de animarlo con bromas y un par de datos de los lugares a los que iría. Llegamos a mi casa cuando ya casi estaba oscureciendo, le ofrecí que subiera para ver una película, comer o solo pasar un rato juntos. Nos quedamos gran parte de la noche hablando, riendo y conociéndonos un poco más, en la madrugada nos vino el sueño y nos recostamos en mi cama sin tener otras intenciones.  

Te voy a extrañar - soltó casi adormilado.

Yo también - admití - pero ya verás que el tiempo pasa volando.

Espero que sí.

Tranquilo solo es un mes, cuando vuelvas yo seguiré aquí, nada va a cambiar - dije abrazándome a el - solo disfruta tu viaje, ya verás que será estupendo.

Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora