37. No

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Villamil

Estaba nervioso, muy nervioso. Odiaba esta parte de mi vida amorosa, siempre una relación a distancia, siempre la incertidumbre de si la otra persona será capaz de soportar la lejanía. Mariana estaba enviando un correo muy concentrada, la veía teclear en su computadora con una expresión seria.

¿Mariana? - levantó la vista de la pantalla, me lanzó un beso y siguió escribiendo.

Repetí la conversación unas veinte veces en mi cabeza, solo habían dos posibilidades que podían suceder. La primera, en el mejor de los casos, ella aceptaría mi invitación y tendríamos unas lindas semanas juntos. La segunda, y esperaba que esta no ocurriera, era que se negara y nos separáramos por un largo tiempo. Caminé hasta la cocina por agua y volví al sofá, minutos más tardes saqué el celular para ver mis redes sociales, pero nada me importaba en este momento. Estaba desesperado. 

Unos minutos más tarde se acercó al sofá dónde yo estaba mordiendo mis uñas y me abrazó.

Te vas a quedar sin dedos ¡por dios! - me golpeó las manos a modo de broma - ¿Qué te tiene tan nervioso?

Era ahora o nunca.

Quería proponerte algo - me miró expectante - en unos días tenemos que irnos a España, estaremos unos meses por allá y pensé que quizás podrías venir con nosotros.

La sonrisa que tenía en un principio se desvaneció poco a poco y fue reemplazada por una mirada de consternación. Se quedó unos largos segundos pensando sin decir una palabra, mi corazón estaba latiendo como loco. No podía aguantar la incertidumbre.

Mariana... - traté de hablar pero me interrumpió.

Villa... No puedo ir contigo a España.

Me quedé esperando unos segundos pensado que solo estaba bromeando pero su mirada suplicaba una disculpa. Por algún motivo su negación me hizo enfurecer, ¿por qué no quería venir conmigo? Entiendo que mi propuesta fue inesperada pero ella siempre manifestó su deseo por viajar y conocer nuevos lugares. No la entendía.

Bonito, no puedo dejar toda mi vida para seguirte en tus viajes - su voz sonaba tranquila para que yo no me alterara - tengo un buen trabajo y aún no me corresponden vacaciones.

¿Ni siquiera vas a pensarlo? - mi voz se elevó haciendo que Mariana se sobresaltara, no pretendía asustarla pero estaba molesto.

Trata de entenderme por favor, tu tampoco dejarías tu trabajo por ir de viaje conmigo.

Es totalmente diferente Mariana, mi trabajo...

¿Tu trabajo qué? ¡¿Importa más?! - cómo era posible que ella estuviera molesta, yo soy el que está molesto.

Si no vas a pensarlo, no tengo nada más que hablar contigo.

Salí enojado del edificio y me senté frente al volante por unos minutos. Me quedé pensando en si debería volver y hablar las cosas como un adulto pero al final decidí que no. Tenía mi orgullo y no iba a ser yo el primero es seder.

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Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora