14. Todo es color de rosas

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Villamil

Las últimas dos semanas han sido maravillosas, Mariana y yo hemos estado más juntos que nunca, no habíamos formalizado nada aún pero sentía que no era necesario, sabía lo que ella sentía por mi y mis sentimientos por ella estaban más que claros. Quería aprovechar todo el tiempo posible para estar con ella, iba a buscarla todas los días a su trabajo, pasábamos la tarde juntos y muchas veces me acompañaba a casa de Isaza a vernos componer e incluso ella hacia sus cosas mientras nosotros trabajábamos en el nuevo disco, lo único que me importaba era sentir su presencia. Lamentablemente en dos días nos iríamos por un mes de promoción y conciertos, estaba emocionado pero al mismo tiempo angustiado, no quería estar separado de ella y lo peor era que a ella parecía no afectarle o eso creía, cuando le comenté que me iría por un tiempo solo dijo que entendía, que me cuidara y que disfrutara...nada de quejas, tristeza o reclamos, simplemente me había mostrado su apoyo y no lo entendía.

Ahora mismo nos encontrábamos en su casa junto a mis amigos, los cuales se habían invitado solos o más bien me habían seguido hasta su casa. A Mariana parecía no molestarle, es más, les había ofrecido cocinar pizzas para pasar la tarde, así que Simón y su novia se encontraban haciendo la masa para pizza mientras Isaza y Martín jugaban Mario Kart.

Ahora que eres oficialmente nuestra cuñada tendrás que alimentarnos y aguantarnos - dijo Martín bromeando o eso creo, Mariana se sonrojó ya que aún no hablábamos de ese tema.

Estoy pensado seriamente en ponerles una orden de alejamiento - bromeó ella.

¿A mí también? - pregunté divertido.

En especial a ti - replicó ella.

Recuerda que tú eres el psicópata oficial, nosotros solos te apoyamos - agregó Simón.

Luego de bromear, Mariana me pidió que la acompañe un momento a la habitación llena de libros, la seguí obediente y juntó la puerta apenas entramos.

¿Que pasa? - pregunté ansioso.

Tengo algo para ti - dijo buscando entre sus cosas - cierra los ojos.

No me asustes - le pedí, sentí como tomaba mis manos y dejaba algo encima.

Ya puedes abrirlos - los abrí y ví una pequeña foto nuestra de hace unos días, ambos salíamos riéndonos despreocupados.

Me encanta - dije sonriente.

Es para que no me olvides ahora que te vas - dijo divertida - además es pequeñita para que la lleves a todos lados contigo.

La miré enternecido, era un detalle muy lindo y simple pero significaba mucho, sobretodo viniendo de ella ya que no demostraba sus sentimientos tan fácilmente. Me acerqué más, la abracé por la cintura y solté un gracias linda antes de besarla. Me estaba haciendo adicto a sus besos, una pequeña risa se escapó de sus labios al sentir mis manos heladas en su espada, me tiró del cabello y antes de que pudiéramos seguir, Isaza entró sin avisar.

Perdón! No quería interrumpir - dijo tapándose los ojos.

¿Que quieres? - dije mirándolo mal mientras Mariana reía.

Necesitan a Mariana en la cocina - dijo sonriente - y más vale que vayas antes de que quemen tu casa.

Voy a ver qué desastre tienen - dijo separándose y caminando hacia la puerta.

¿Qué? - pregunté por la manera en que Isaza me miraba.

Tienes un poco de labial en la cara - dijo burlón, lo empuje y volvimos con los demás.

Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora