28. Amor

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Villamil 

Su mirada ahora estaba fija en mi, pero no en mis ojos si no en mis detalles, Mariana amaba hacer eso. Me miraba con detención y casi sin pestañear, como si fuera a perderse de algo si lo hacía. Sus manos tocaban cada lunar en mi cara. Peinaba mis cejas. Y mi barba. Tiraba ligeramente mi cabello y reía al ver mis muecas cuando lo hacía. Sus palabras se burlaban de mi cara seria que me hacía ver molesto todo el tiempo.Su dedo indice presionó mi labio inferior y por inercia lo mordí. Las palabras quedaron atrás, ella había perdonado mi estupidez y mis mentiras, sin embargo, era consciente de que estas cosas no se le olvidarían y en algún momento volverían a explotar, pero nos extrañábamos tanto que dejó su molestia para el futuro. Sus caricias me encantaban, me sentía muy afortunado de tenerlas y momentos como estos me confirmaban de que era un imbécil si la dejaba ir. El día ya casi llegaba a su fin, nuestras dedos permanecían entrelazados jugando con las sombras del atardecer que entraban por la ventana. Nos besamos. Nos tocamos. Nos acariciamos. Nos dormimos así, sintiendo los latidos del otro. Con poca luz y poca ropa.

Había olvidado lo que era salir con Isaza sin tener que hablar cosas de la banda o de música en general. Pasábamos tanto tiempo inmersos en nuestra música que mi cabeza me pedía un descanso más seguido de lo que pensarían. A penas mi amigo  apareció en el restaurante le pedí que no habláramos nada relacionado con Morat o las producciones, en cambio, hablamos del amor y mis defectos a petición mía. Él hablaba con calma y escuchaba atento, Isaza tenía una personalidad muy especial, te hacia sentir cómodo en cualquier tipo de situación, siempre sabia que decir, y siempre tomaba la iniciativa. En todo. A el era a quien más le confiaba cosas, compartíamos prácticamente todo, incluida la personalidad explosiva que tanto odiábamos. 

¿Me estas diciendo que volviste a hablar con Angela y le mentiste a Mariana para poder verla? ¿Y encima dijiste que estarías conmigo? ¡¿Y te descubrieron?!

Exacto. 

Eres masoquista, ¿te das cuenta? - soltó una carcajada tan particular en el -. No puedes vivir sin el drama. 

Mariana no está molesta, ella lo entendió más o menos. 

¿Y que opina de que aun tengas sentimientos por tu ex? ¿los apoya o qué? - preguntó sarcástico.

Omití algunas cosas por el bien de todos. 

La verdad a medias es mentira verdadera - tomó su copa de vino y sonrio triunfante. Resoplé y rodeé los ojos porque tenía razón. 

Cambie la conversación por el bien estar de mi consciencia, sabía que estaba mal ocultar ciertas cosas sobre todo en una relación pero no era el momento de ser sincero y arruinar todo lo bello. Le comenté que iria por unos días a la playa con mi familia, su pregunta automatica fue ¿Mariana irá contigo?, y cuando negué sus reproches continuaron. No quería alejarla de mi como decía Isaza si no que quería estar seguro de lo nuestro antes de involucrar a mis padres y en especial a mi hermana. Ellos sabian que estabamos juntos e insistian en que la llevara a casa para que pudieran conocerla mejor. Y yo quería que la conocieran pero no todavia. 

El mesero nos sirvió la comida, dejandonos volver a nuestra interrumpida conversación. Ahora el me hablaba que tambien iría con sus padres y hermanas de vacaciones por una semana, Isaza amaba pasar tiempo con su familia y cada vez que podía se iba con ellos. 

No te voltees pero hay una mujer con blusa roja a tu izquierda que no deja de mirarte - le advertí susurrando. 

Frunció el ceño e ignorando lo que le acaba de decir, se volteo dejando en evidencia a la rubia que causo la verguenza de mi amigo. Soltó una risa nerviosa pero la ignoró y continuo como si nada con su comida y la conversación. Él ya no quería nada con el amor. Al menos por un tiempo. Nuestro almuerzo siguió por un buen rato, pedimos un postre e incluso un café para cerrar con broche de oro. Dimos unas vueltas por la ciudad que nos vio crecer y rendidos ante el calor del día, nos separamos y cada uno se fue a hacer sus cosas. Mariana me esperaba para pasar la tarde juntos así que me apresure en buscar mi auto y dirigirme a la universidad dónde su última clase del día estaba a minutos de terminar. La ví despedirse de Patrick y caminar junto a Carolina hasta el estacionamiento. Su amiga me miró con cierto odio y levantó su dedo del corazón para dejarme claro que seguía molesta conmigo. 

¿Crees que deje de odiarme? - pregunté divertido. 

Ya se le pasara, solo está preocupada. 

Y la entiendo pero ya extraño sus comentarios crueles - bromeé. 

Creo que te odia mas por hacer que discutiera con Adrián que por otra cosa. 

Me agrada el abogado. 


Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora