30. Un nuevo amigo o eso creo

1K 71 7
                                    

En mis sueños Juan Pablo me repetía una y otra vez que me amaba pero por alguna razón yo no podía responder, no salía ningún sonido de mi boca. Su cara comenzó a cambiar, su semblante se volvía triste y sus ojos me rogaban que le dijera que lo amaba. Te amo intentaba gritarle. De repente su vista se fijo en otra persona, era su ex novia. Ella le decía que lo amaba y el le correspondía. Lagrimas caían por mis mejillas pero el no me veía y sin duda, no me escuchaba. 

Desperté de golpe, el sueño parecía tan real que mis ojos estaban aguados y mis palpitaciones un tanto aceleradas. Miré a mi alrededor y no reconocí donde estaba. Era una habitación blanca con algunas cosas colgadas en la pared, me incorporé un poco y realmente no sabía donde estaba. Me comencé a alterar. Una punzada en mi cabeza me hizo recordar que había dado la vida bebiendo alcohol, a un lado de la cama había una mesita de noche en la cual había una lampara negra, un frasco con muchas pulseras y un par de uñetas. A duras penas recorrí la habitación para ver si algo me decía donde estaba. Me acerqué a un escritorio donde habían unas cinco fotos pegadas en la pared. Era la habitación de Isaza. Había una foto de ellos sosteniendo su primer álbum, otra de cuando eran pequeños, otra de él en alguna playa junto a sus hermanas, y otras dos de él solo en Madrid. Maldije. ¿Qué demonios hacía yo en su habitación?. Vi una de sus guitarras junto a la ventana y miré por ella, se veían las montañas. Salí en busca de Isaza, jamás había estado en la parte de arriba de su apartamento y me parecía bastante amplio para el solo. Lo encontré en cocina tarareando una canción.

- Buenos días - saludé incomoda. 

- Buenas tardes más bien - río -. Pensé que estabas muerta, ya son las tres de la tarde. 

- ¡¿Las tres?! vaya que dormí.

- No quise despertarte, te veías cansada. 

- Lo que yo quiero saber es por que estoy aquí. 

- ¿No recuerdas? - preguntó -. Salimos del bar como a las cinco de la mañana, estabas aún con mucho alcohol en el cuerpo y seguías sin encontrar a tu amigo, entonces no me pareció buena idea dejarte sola y te traje a mi casa. Debes estar agradecida, te dejé dormir en mi cama y no en la de invitados. 

- En serio gracias. No recordaba que Patrick había desaparecido y perdón por ocupar tu cama, es muy cómoda la verdad pero igual tuve una pesadilla. 

- ¿Qué era? - se veía interesado. 

- Nada que debas saber - sentencié - Oye por casualidad ¿sabes si vomite? mi cabello apesta a vomito. 

- Cierto, no, no vomitaste. De hecho la novia de mi amigo te vomito encima y te ayude a limpiarte pero veo que sigue el olor. 

- Soy un desastre - me burlé.

- Si quieres te puedes duchar mientras terminó de preparar algo de comida. 

Un poco indecisa terminé aceptando, me guió hasta donde estaba el baño y me pasó una toalla y una de sus camisetas para cambiarme. Al volver a la cocina salía un olor exquisito que mi estomago pareció encantarle.

- Te queda bien - comentó por su camiseta de star wars. 

- No pensé que eras así de freaky- me miró entrecerrando los ojos - ¿Que cocinaste? 

- Espagueti - sonrió orgulloso y reí -. No se cocinar muchas cosas así que confórmate. 

- ¿Qué le pasó a tu mano? - interrumpí.

- Me corte con un vaso. Espero se mejore pronto o Pedro va a matarme, con esta mano toco guitarra.

- Espero no haya sido mi culpa.

- Tu participación fue empujarme, el resto lo hice solito.

Nos sentamos a comer juntos como si fuéramos amigos de toda la vida, la comida en realidad estaba bastante sabrosa y la disfrutamos como si no hubiésemos comido en años. Al terminar lo ayude a limpiar y me ofreció quedarme un rato más ya que no tenía nada que hacer y apreciaba la compañía. 

- Podrías tocar alguna canción - sugerí -. Tal vez once besos. 

- Ya me dijo Villa que era tu favorita - río. 

- Si, deja buscar mi celular para grabarte - estaba en mi chaqueta en el piso de Isaza, lo tomé sin mirarlo y lo grabe mientras cantaba. 

- Hace tiempo no hacía un concierto privado - bromeó. 

Mientras él jugaba con el piano revise mi celular, tenía mensajes de Patrick, Carolina y como treinta de Juan Pablo. En sus mensajes parecía estar haciendo un drama por algo que yo no entendía y mandaba emojis enojados. Subí un poco para ver que le había dicho anoche y solté una carcajada al ver que le había enviado fotos junto a Isaza. Su reacción había sido preguntarme que rayos hacía con su amigo y por qué no contestaba. 

- ¿En que momento le enviamos estas fotos a Juan Pablo? - le pregunté mostrando mi celular.

- La primera mientras estábamos en el bar y nos bebimos el tercer shot. Y la segunda cuando veníamos a mi apartamento y decidiste que sería emocionante bajarse tres cuadras antes y caminar. 

- Está furioso - le comenté - mira todos los mensajes. 

- Que bueno que mañana me voy con mi familia, no quiero aguantar todo su drama por lo menos hasta una semana más. 

- No creo que te diga nada.

- Es de Villa de quien estamos hablando, me hará un interrogatorio monumental de por que estaba contigo. Sobre todo cuando me dijo que no me acercara. 

- ¿Te dijo que no te acercaras?

- Yo no dije eso - intentó decir.

- ¿Por qué no quiere que te acerques? - insistí.

- No es que lo haya prohibido, solo que me comento que tal vez no deberíamos ser amigos. 

- ¿Y eso por qué? Me caes muy bien.

- Supongo que fue algo que dijo en un momento de enojo pero no tiene importancia.

Me quedé en silencio procesando la información, me sentía molesta por hecho de que Juan Pablo tomara ese tipo de decisiones por mi, si bien Isaza lo conocía hace poco me hacia ilusión ser amigos y que mi novio tuviera ese tipo de poder me molestaba.

- Hey, ¿estas molesta?

- Un poco, me fastidia que Juan Pablo te haya dicho eso. Me corresponde a mi decidir quienes son mis amigos y pensé que nos llevábamos bien.

- Y nos llevamos bien, ayer la pasamos excelente.

- Espero se repita, me hacía mucha falta para olvidar mis problemas.

- ¿Problemas? - preguntó pero el timbre fue mi salvación -. Voy a ver quien es, no espero a nadie.

Me quedé mirando los mensajes que Patrick me había dejado, estaba preocupado y le calmo saber que estaba viva. Quedamos de juntarnos a la noche a comer en mi casa. De pronto sentí la voz de Martín y Simón que me vieron extrañados.

- ¿Mariana? ¿Qué haces aquí? - preguntó Simón mirándonos como si hubiésemos hecho algo malo.






Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora