4. Once besos

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Juan Pablo había arreglado totalmente mi lunes, a pesar de que se me hacía un poco raro la manera en que me lo encontré, me parecía lindo saber que se acordó de mí. No esperaba que me invitará a comer pero en el fondo deseaba que lo hiciera, tuvimos una linda conversación, ese chico sí que era una caja de sorpresas y cada cosa que decía me parecía hilarante. Para mí mala suerte, su teléfono interrumpió nuestra conversación, por qué escuché debía estar en algún lado y descaradamente mintió, este chico sí que era bueno con las mentiras, pensé. Insistió en acompañarme a mí casa y terminé cediendo, el camino fue muy corto para mí gusto pero disfrute del pequeño momento, nos despedimos y cuando estaba apunto de entrar, me llamó. Me pidió el número y yo encantada se lo di, le sonreí por última vez y entré al edificio dónde Alberto, el conserje, me miraba divertido.

Parece un chico encantador - dijo mirándolo a través del ventanal.

Es simpático, un poco raro a decir verdad pero soportable - reímos.

Dos semanas aquí y ya tienes pretendientes - replicó.

No es ningún pretendiente - me defendí divertida - yo diría que es casi mi primer amigo.

¿Que hay de mi? - pregunto haciéndose el ofendido.

Usted es más un confidente - bromeé.

Acepto eso - dijo amablemente - bueno, no le quito más tiempo, estoy seguro que se muere por hablar con su pseudo primer amigo.

Me despedí con una risa amistosa, Alberto era un amor y me recordaba mucho a mi abuelo, sobre todo con sus comentarios. Subí con una sonrisa a mí apartamento e inmediatamente prendí la computadora para escuchar a 'Morat', quería ver qué tal eran, Juan Pablo me había asegurado que valía la pena y decidí darles una oportunidad, solo por el.

Dos horas más tarde, me levanté del sofá con el alma media rota y un poco más enamorada de la vida. Había escuchado los dos álbumes de la banda, Juan Pablo tenía razón, eran buenos, quise escribirle para hacerle saber mi nuevo descubrimiento pero recordé que solo le había dado mi número pero olvidé pedirle el suyo. Como si leyera mis pensamientos me llegó un mensaje.

- Hola✌️

+ ESCUCHÉ A MORAT!

- ja ja ¿Cuál es el veredicto?

+ Tenías razón 🤗 me han encantado!

- te lo dije, tengo buen gusto.

+ 🙄

- je je ¿Te ha gustado alguna canción en especial?

+ Que difícil elegir pero debo decir que hay una que me ha encantado... 11 besos.

- ¿En serio?

+ Si! Por tres simples razones: primero porque la letra es muy bonita, segundo porque expresa el amor de una manera diferente pero muy acertada, y tercero porque me he enamorado de la voz del vocalista, juro que me casaría con su voz

Espere por unos minutos a qué me contestara pero vio el mensaje y no me contestó, me pregunté si había dicho algo malo pero releí la conversación unas veinte veces y todo parecía normal, deje de hacer suposiciones y me centre en otras cosas que tenía que hacer. La tarde se pasó demasiado rápido, tenía mucho trabajo que hacer pero no lograba concentrarme del todo, cada cinco minutos revisaba el teléfono por si tenia algún mensaje de Juan Pablo, pero nada. Seguramente estaría ocupado, recordé que sus amigos lo estaban esperando así que probablemente por eso no contestaba. Casi a las 10 de la noche, me dispuse a preparar algo para comer, no me hacia ilusión cocinar pero no quedaba de otra, opte por algo sencillo y a las 10:30 ya estaba comiendo un rico plato de espagueti, puse una serie para hacer algo de ruido y estuve una hora frente a la pantalla. Cuando estaba lista para dormir, me llegó un mensaje.  

- Buenas noches.

+ ¿todo bien? antes no respondiste. 

- Si, estaba un poco ocupado, lo siento.

+ no pasa nada... bueno te dejo dormir.

- No! espera.

+ dime. 

- me preguntaba si querías hacer algo mañana por la tarde... 

+ ¿que tienes en mente?

- nada especial la verdad pero algo se me ocurrirá.

+ bueno, me avisas. Solo tengo clases por la mañana. 

- perfecto! yo tengo el día libre :) 

+ :) 

- ahora si te dejo, mis amigos ya me estan regañando.

+ ¿te vas de fiesta? 😏

- ojala! estamos trabajando. 

+ ¿de noche?

- si 

+ no quiero imaginar en que trabajas jeje

- si supieras... 

+ Adios!

- que descanses... 

Me acosté con una sonrisa de estúpida, no entendía y me daba un poco de miedo sentirme de esa manera solo hablar con el. Lo conocía hace menos de una semana y no quería acostumbrarme, no tan rápido. Era inevitable no sentir atracción por el, era guapo y un poco torpe, la combinación perfecta. Sin embargo no sabía mucho de su vida, acaso tenía novia, en qué trabajaba, de sus amigos, nada. Solo conocía su lado gracioso y conversador, por no decir un poco mentiroso y acosador pero de una buena manera. Sabía que le gustaba la música pero se negaba a demostrarlo, era fan de Morat, lo que me parecía tierno ya que su música es muy romántica y de seguro el lo era. Aparte de eso no conocía nada más, podía inferir que me gustaba la historia y el fútbol ya que me decía algunos datos de ves en cuando. Se sonrojaba con facilidad y cuando estaba nervioso jugaba con sus manos mirando al suelo. Algo que me resultaba gracioso era la manera en que comía y aunque lo negará estaba segura de que le gustaba comer demasiado. Con todos esos pensamientos me fui quedando dormida poco a poco, lo último que cruzó mi mente antes de caer en un profundo sueño, fueron sus lindos ojos que me miraban intimidantes.

Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora