20. El pasado siempre vuelve

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Villamil

Jueves por fin. Hoy volvíamos a Bogotá y eso me tenía extremamente feliz. Me desperté un poco más temprano de lo normal y quise que todos despertaran para compartir la emoción. Miré a mi izquierda, Isaza seguía plácidamente dormido, le lancé una almohada y escuché como gruñía.

Isa despierta! Hoy nos vamos - le dije feliz.

Cómo en seis horas. Vuelve a dormír - dijo cabreado y me lanzó la almohada de regreso.

Ignoré sus comentarios y me fui a dar una ducha para despertar mejor. Al salir Isaza estaba intentando abrir los ojos ya que ayer habíamos llegado muy tarde y muy cansados.

¿Vamos a desayunar? - pregunté más calmado.

Deja despertar un poco y vamos - dijo aún medio dormido.

Me cambié de ropa mientras Isa se duchaba, miré por la ventana y era un día hermoso así que me puse una ropa liviana ya que odiaba sentir calor. Bajamos al restaurant del hotel, pedimos unos jugos naturales con tostadas y unos dulces pasteleros.

Veo que estás emocionado por volver a casa - se burló.

Solo quiero ver a Mariana - admití.

Creeme que lo tengo muy claro - dijo riendo.

Estuvimos al menos una hora comiendo y hablando de cosas variadas, en un momento se nos unió el menor de los Vargas quien al igual que yo estaba feliz por volver a Bogotá. El resto del día la pasamos los cuatro en nuestra habitación del hotel, hablando y jugando con la música. A una hora prudente los chicos se fueron para que guardemos todas las cosas e irnos al aeropuerto. No podía sacar la sonrisa de mi cara, estaba ansioso por llegar y poder abrazarla. Abordamos al avión, me senté junto a Isaza y escuché como reclamaba.

Me niego a sentarme al lado de Villa en este viaje - dijo riendo a los demás.

¿Que tengo de malo? - pregunté.

Estás insoportable con tus ansias y no creo poder aguantarte.

Ya cállate. Prometo no mencionarla hasta que lleguemos - me defendí.

El vuelo se me hizo eterno, a las ocho en punto el avión aterrizó, no faltaba nada para verla. Recogimos las maletas y parecía que nunca iban a salir, nos subimos al auto que nos dejó a cada uno en nuestra casa. Mis padres se alegraron de verme, mi mamá me llenó de besos y luego de un rato pude librarme. Eran las nueve y media cuando estaba por decirles que tenía que salir pero el timbre sonó. Los miré extrañado ya que no esperaba a nadie y mi hermana se encontraba con su marido en su casa. Mi papá abrió la puerta y escuché como me llamaba.

¿Quien es? - pregunté caminando a la puerta de entrada.

'Oh' fue lo único que pude decir, no esperaba encontrar a aquella persona que tanto había amado y odiado a la misma vez. Mi papá nos dejó solos, cosa que agradecí ya que nunca sabía cómo iba a reacción frente a ella. La invite a pasar y nos sentamos en la terraza que había en el patio.

Estás diferente - dijo sin mirarme - te dejaste la barba.

¿Por qué estás aquí Ángela? - la corté de inmediato.

Necesitaba verte - intentó tomar mi mano pero no la dejé.

Hace mucho que ya no estamos juntos ¿Por qué vienes ahora? - pregunté lo más amable que pude. 

Te extraño. Estos últimos días han sido muy difíciles para mí y me di cuenta que te necesito más de lo que me gustaría admitir - dijo con una mirada que siempre me había logrado conmover.

Conocí a alguien más - solté.

Oh ¿Quien es?  - preguntó interesada.

No la conoces  - agregué incómodo.

Tiene mucha suerte de tenerte Villa - dijo apenada - ¿Te puedo hacer una pregunta?

Si.

¿Aún me amas? - preguntó mirándome fijamente a los ojos, odiaba cuando hacía eso.

Ángela no voy a hablar de esto - dijo serio.

¿Podrías darme la oportunidad de recuperar lo que teníamos? - insistió - yo sé que aún me quieres tanto como yo a ti.

Si has venido a esto te digo que estás perdiendo el tiempo - dije incómodo - yo estoy feliz.

La conversación siguió por unas horas más, se me hizo imposible librarme de ella y a decir verdad me sentía mal por tratarla de esa manera. Me comentó lo mal que lo estaba pasando ya que su papá estaba muy enfermo, sentí lastima por ella así que la abracé. Sabía lo mal que la ponia todo el tema con su papá. En mi intento de ser buena persona y consolarla, me robó un beso. Al principio y por costumbre lo seguí pero luego recordé todo lo que estaba empezando con Mariana y me separé molesto. No iba a hacerle eso a ella porque no se lo merecía, le pedí que se fuera y después de un largo rato lo logré.

Miré la hora, eran las 1 am. No entendía como había pasado tan rápido el tiempo y me sentía fatal ya que había quedado de verme con Mariana y seguramente se había quedado esperando. Entre a la habitación de mis padres ya que estaban acostados viendo una película. Les avisé que iba a salir y luego de una decena de preguntas pude salir. Prendí mi auto, ya casi no tenía gas. Putie en voz alta y le pegué al volante ya que estaba cabreado por todo lo que había pasado. Luego de una rápida visita a la gasolinera me fui a la casa de Mariana. Me quedé unos segundos sentado en mi auto buscando alguna excusa para decirle ya que no pensaba hablarle de mi ex novia, no quería que mal entendiera las cosas. Subí nervioso y toqué el timbre de su apartamento, el pasillo estaba bastante oscuro e imaginé que estaría durmiendo. No hubo respuesta así que volví a insistir, a la tercera vez ella abrió la puerta con una cara de sueño muy notoria.

Perdón - fue lo primero que salió de mi boca.

Se quedó mirándome sin decir nada y con los ojos semi cerrados por el sueño. Se acercó para abrazarme y sentí como reposaba su cabeza en mi hombro. Suspiré un poco más tranquilo y besé su cabello, hizo un ademán para dejarme pasar y un poco más despierta me guío hasta el sofá. Me sentí terrible al ver que había preparado una cena para mí, ví como las velas estaban apagadas y la mesa aún puesta.

Perdón por llegar tarde - me disculpé - tuve un contratiempo.

Más te vale que sea importante porque me pasé horas cocinando y sabes que no es mi actividad favorita - dijo bromeando pero sabía que esperaba una buena razón.

Lo sé, realmente lo siento. Lo que pasa es que Isaza tuvo un problema y me pidió ayuda. No podía negarme - mentí.

¿Isaza tuvo un problema? - preguntó con el ceño fruncido.

Si. A penas llegamos me fui con el para poder ayudarlo y se nos hizo eterno - dije casi seguro de que eso era verdad.

Bueno si es por tu amigo lo entiendo - dijo de manera extraña - ¿Por qué no me avisaste?

Estoy sin batería - dije mostrando mi teléfono que estaba muerto - perdón en serio, tenía muchas ganas de verte.

Yo también - dijo para luego abrazarme.

Me ofreció una copa de vino ya que era muy tarde para comer pero le prometí que mañana podríamos disfrutar de la comida que había preparado. Nos quedamos abrazados en el sofá hablando de lo que habiamos echo de este mes sin vernos y más que nada disfrutando de la compañía del otro. Besé aquellos labios que tanto extrañaba, me di cuenta que era momento de dormir cuando la ví bostezar por tercera vez, me ofreció quedarme junto a ella y obviamente acepté. Fuimos a su habitación y mientras hablábamos en la oscuridad nos fuimos quedando dormidos.

Al final todo había salido bastante bien, me tenía preocupado el tema de Ángela pero no iba a dejar que ella arruinara todo lo que estaba empezando con Mariana. Odiaba mentirle pero sabía que si le decía la verdadera razón de mi atraso se molestaría y ahora mismo lo único que necesitaba era sentir sus caricias.

Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora