29. Tequila y Vodka

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Juan Pablo se había marchado hace apenas dos días con su familia, las cosas entre nosotros estaban mejores o eso aparentábamos, no habíamos vuelto a tocar el tema de su ex novia y lo prefería así ya que seguía sin tragarme la idea de que no tuviera sentimientos por ella, hasta yo los tendría si viera a mi ultimo amor. Intentaba no pensar en el tema por que nunca había celosa y no quería que mi imaginación me jugara una mala pasada y empezara a serlo. Algo que no había cambiado era la intensidad de Villamil cuando estaba lejos, solía enviarme mensajes a toda hora y cuando no le contestaba de inmediato, armaba un drama que yo me empeñaba en ignorar, por el bien de ambos. Le pedí que disfrutara del tiempo con su familia, que se relajara y por favor dejara el celular y las preocupaciones a un lado, que yo estaría aquí cuando regresara y las cosas seguirían de la misma manera que cuando se fue. 

Era sábado por la noche y no tenía planes. O si los tenía pero no me apetecían del todo. Carolina y Adrián se habían marchado por el fin de semana en uno de esos viajes lujosos que el abogado sabía regalarle, mi novio estaba disfrutando con su familia, y me quedaba Patrick, que solo quería salir de fiesta pero no estaba en mood de querer salir. Desafortunadamente a las once un cuarto apareció en mi puerta para obligarme a ir, entró como si fuera su casa y no paro hasta que me cambie de ropa. Su sonrisa triunfadora lo decía todo. 

- Ya veras que lo pasaremos genial y esa cara de amargada desaparecerá. 

- No tengo cara de amargada. 

El bar quedaba en una parte exclusiva de la ciudad, sus luces llamaban la atención desde lejos. Patrick saludó muy amistoso a las personas que trabajaban en el lugar, lo miré incrédula. Mi cuñado es hijo del dueño me explicó por eso todos me conocen.  

- ¿Qué vas a tomar? - preguntó.

- No me siento como para beber alcohol así que solo un jugo. 

Me miró mal. 

- Olvídalo, yo pediré por ambos. 

Fue hasta la barra mientras yo me dediqué a observar el lugar. No era para nada extravagante, las luces en comparación a las externas, eran tenues e incluso un poco bajas dando vibras de verano. Las personas en su mayoría eran jóvenes y me pregunté a mi misma si sería bueno que me vieran en un ambiente de universitarios cuando yo era profesora en la universidad, pero Patrick llegó con los vasos con un contenido azul que jamas había visto y no presté atención a esos pensamientos. 

- ¿Qué se supone que es esto?

- Esto mi querida Mariana es Vodka, naranja y algo azul - dijo como si nada - No me mires así, es delicioso. 

- Solo por hoy voy a confiar en ti. 

- ¡Hey! yo solo trato de ayudar, no quiero que estés con esa cara. 

- Lamento decepcionarte pero es la única que tengo. 

- Que mentirosa ¡Por Dios! ¿Estás así por tu noviecito? - preguntó de mala gana. 

- ¿Por qué lo dices en ese tono? ¿Acaso no te agrada?

- No mucho la verdad, ya sabes. Y Carolina me contó lo que pasó hace unos días, así que definitivamente no me agrada. 

- Que chismosa - bufé. 

- No la culpes, yo insistí. Ahora si me permites opinar.

- No te lo permito - bromeé.

- Te lo diré igual - empezó -. Creo que es un imbécil de primera, eres la mujer más genial que he conocido y si el no lo valora, estoy seguro que alguien mas lo hará. 

Reí. 

- Aparte, tampoco es tanta la maravilla que te pierdes al dejarlo. No es tan atractivo. 

- Eres idiota - comenté divertida -. supongo que es cuestión de gustos por que a mi me parece un hombre maravilloso y muy apuesto, lo que pasa es que no lo has visto de cerca.

- Okay, Okay. Lo entiendo, estas nublada por su encanto pero ya lo veras. 

- No te permito que hables mal de el, Patrick - le advertí apuntándolo. 

- Voy a guardar mis comentarios, ya veras que tengo razón. 

Dejamos la conversación sobre Juan Pablo a un lado, probé el misterioso vaso azul y tenía razón, era muy bueno. El alcohol no se sentía tan fuerte pero claramente estaba ahí, ya que luego del quinto vaso estábamos bailando con una gran multitud intentado escucharnos el uno al otro pero era imposible por el volumen de la música. Mis sentidos ya estaban un poco nublados, el calor del lugar mezclado con el ruido y las luces me hacían sentir aun mas mareada. Patrick se dirigió al baño ya que no se sentía para nada bien e hice lo mismo pero al de mujeres. Una vez ahí dentro moje mi cara intentando recobrar la lucidez pero seguía viendo doble y hasta un poco nublado. Salí en busca de mi amigo, el lugar estaba lleno de personas y me dí cuenta que fue mala idea separarnos, fui hasta la barra ya que era una parte mas visible y lo encontraría pero apareció alguien que sin duda no esperaba. 

- ¿Mariana? ¿tu por aquí? 

- ¡Isaza! - grité y se sobresalto -. Que pequeño el mundo. 

- Que pequeño Bogotá - comentó riendo -. Te vi hace un rato pero estabas con un chico y no quise ser inoportuno. 

- Oh no pasa nada, se perdió. 

- ¿Qué haces aquí con el? - preguntó serio -. ¿Villa sabe que estas con el? 

Lo mire aguantando la risa. Frunció el ceño. 

- Tu amigo no es mi dueño. 

- Es tu novio Mariana, y no creo que le haga gracia verte con otro chico bailando tan cerca.  

- ¿Y quien se lo dirá? 

Se quedó en silencio mirándome sin poder creer lo que acababa de decir, podía imaginarme todo lo que estaría pasando por sus pensamientos. No aguante más y comencé a reír.  

- Te estoy molestando Isa, por supuesto que Juan Pablo sabe que salí con Patrick. Yo misma se lo comenté. 

- Que graciosa, pensé que tendría que aguantar el drama de Villa cuando le contara. 

- ¿Le ibas a decir? eso es traición - bromeé. 

- Es mi mejor amigo, además, ¿estas borracha? 

- ¿Yo? ¿borracha? para nada, lo tomaré como un insulto. 

Su particular risa sonó por encima de la música, me invitó a sentarme con el y sus amigos mientras encontraba a Patrick. Reconocí a algunas personas en la mesa o mas bien ellos me reconocieron ya que muy amistosos me saludaron. Esta noche me estaba enseñando muchas cosas, primero que no era tan resistente al alcohol como creía, segundo que no es buena idea separarse de la persona con que vienes, y tercero que Isaza era mucho más simpático cuando Juan Pablo no estaba cerca, digo, siempre era agradable pero esta noche lo era aún mas. Cuando uno de los colombianos presentes ordenó shots de tequila, todo el resto de la noche fue historia. 

Soñarse De A Dos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora