-¡No, no no!- Megan gritó y se agarró a mi brazo.
Estábamos viendo una película de terror en el salón de casa. Mi novia había insistido en que quería sentir un poco de adrenalina y aunque le había aconsejado que no era buena idea, se había empeñado en pasar miedo.
-¿¡Pero para que sigue dentro de la puñetera casa si sabe que está esa cosa!?
-Megan, si se largara de la casa la película no tendría sentido- Agarré un puñado de palomitas y me las comí.
Justo cuando mi chica iba a meter la mano en el bol de palomitas...
-¡Bu!- Grité haciendo que Megan diera un salto y se llevara una mano a la boca.
-¿¡Pero se puede ser más imbécil que tú!?- Gritó molesta mientras se levantaba con la mano en el pecho.
Solté una carcajada y después de unos minutos me llevé una mano al abdomen porque me dolía de tanto reír. Mi novia estaba con el ceño fruncido y los labios apretados, seguro que deseando estampar su puño contra mi cara.
-¡Podías haberme matado de un susto!
Reí y rodeé sus piernas para abrazarla, quedando mi cabeza a la altura de su cadera –Perdóname cariño. Tenías que haberte visto la cara.
Puso ambas manos en mis hombros y me empujó –Ya no tengo ganas de ver la película, voy a estudiar el guión un rato.
Me levanté del sofá y me acerqué a mi novia que se había sentado en la mesa grande –Voy a preparar cena ¿Quieres algo?
Negó con la cabeza sin ni siquiera mirarme. Sabía que estaba molesta, pero tampoco había sido para tanto. Me puse detrás de ella y me agaché un poco para estar a su altura. Comencé a observarla. Ella mostraba indiferencia, intentando mantenerse en sus trece, pero cuando me acerqué un poco más a su rostro sin apartar mis ojos de los suyos, una pequeña sonrisa inundó sus labios.
-No aguantas- Reí mientras apretaba su nariz.
-Quiero ensalada, por favor- Volvió toda su atención de nuevo al guión y sonrió.
-Vale- Besé su cabeza y me fui hasta la cocina.
Estaba sacando las cosas para hacerle la ensalada a mi novia cuando me percaté de la situación. Llevábamos a penas dos días aquí, y ya me había acostumbrado a vivir solo con Megan, y aunque en general la convivencia fuera un paso importante en la vida de las parejas, para mi todo esto se sentía bien, como si lleváramos toda la vida viviendo juntos. Es verdad que estábamos lejos de los nuestros, pero en eso consistía avanzar, en dejar cosas atrás. Ellos al fin y al cabo también harían sus vidas.
Cortaba la lechuga cuando mi móvil comenzó a sonar. Me limpié las manos con el trapo de cocina e hice una mueca al ver de nuevo mi pantalla rota. Era John, y puse el manos libres para continuar con la cena mientras hablábamos.
-¿Si?
-Si no llamo no me llamas- Dijo John al otro lado del teléfono.
-No he tenido tiempo ni de llamar a mi madre, John.
-Bueno, pero a tu mejor amigo tienes que hacerle el reporte del día.
Rodé los ojos y sonreí -¿Cómo estáis por ahí? ¿Y Nat?
-Insoportable, pero supongo que eso no es nuevo.
Sonreí -¿Intensa, no?
-Demasiado...¿Y mi hermana como está?
-Muy bien, está estudiando y yo le estoy preparando la cena.
-¡Oh, que buen novio! Podrías hacer lo mismo con tu mejor amigo de vez en cuando.
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VAS A QUEDARTE. Terminada (Editando)
Teen Fiction"Tuve miedo porque nunca pude reemplazarte, por eso supe que a nuestra historia le hacía falta una segunda parte" El tiempo fue el único que sanó el corazón de Megan, un corazón que tras el rechazo de Aron, quedó destrozado. La distancia marcó sus...