Capítulo 39. ¡Enhorabuena es...

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Me dolía la cabeza, tenía un sueño horrible y las punzadas en las piernas me iban a matar.

Llevaba literalmente casi un mes sin dormir en condiciones, de casa al hospital y del hospital a casa. Sophie tenía que estar un tiempo en la incubadora, y su tío no podía dejarla sola ni un segundo aunque mi cuñada estuviera allí.

A pesar de haber nacido muy pequeña, era preciosa, y con una vitalidad que nos llenaba de energía a todos, sobre todo a Aron, Kate y Vic, que no podían apartar sus ojos de su pequeña ni un segundo. Habíamos estado acompañando a Victoria para que no se sintiera sola y pudiera descansar algo, por eso estábamos tan cansados, pero después de mirarle la carita a Sophie, sabíamos que todo esto merecía la pena.

Cuando mi madre nos avisó, llegamos al hospital y Aron pasó literalmente de Caleb. Fue  un alivio en parte, pero después la tensión era palpable, y los cuchillos volaban cada dos palabras. Mi chico se había enfadado mucho con su hermana por avisar al padre de Sophie, pero había esperado  para recriminárselo. Victoria después de haber hablado con su hermano largo y tendido, este pudo comprenderlo todo y llevaba con más calma que Caleb viniera a ver a su hija.

Estaba en casa. Acababa de llegar del hospital y estaba deseando darme una ducha. Había llevado a Aron a la universidad porque Victoria necesitaba su coche y me había venido directa para acá para descansar un poco.

Me estaba haciendo una cola alta mientras entraba en la cocina para beber agua, cuando mi abuelo apareció por la puerta, transpirado y con la respiración agitada.

-¡Hola bicho! –Cerró la puerta tras él y se apoyó en ella.

Fruncí el ceño -¿De donde vienes?

Suspiró –Me he apuntado al gimnasio de tu hermano.

Abrí los ojos sorprendida, y una amplia sonrisa apareció en mi rostro. Mi abuelo nunca dejaba de sorprenderme, y cada día se superaba más con sus ocurrencias de persona mayor con alma de adolescente.

-¿No crees que es demasiado?

-Tengo que cuidarme, Megan –Hizo una mueca –Ya he dejado el tabaco, y me estoy aficionando a solo comer verduras, posiblemente me haga vegetariano.

Solté una carcajada –Desde luego que vas a la moda total.

Rió -¿Has visto a Nathalie? He ido a la empresa a ver a John y me ha dicho que esté pendiente de ella. No se encontraba muy bien.

Fruncí el ceño –Acabo de llegar, ni siquiera sé si está en casa, pero no te preocupes, si tienes algo que hacer yo me encargo de Nat.

-¿Estás segura, cariño? Tienes una cara horrible.

Ladeé la cabeza –Gracias abuelo, me has subido el ánimo –Bufé –Estoy segura.

-De acuerdo, pues voy a ducharme y me voy con Line –Sonrió y se marchó escaleras arriba.

Sonreí y me mordí el labio, negando con la cabeza. Mi abuelo era un caso, y a veces no sabía diferenciar cual era más niño de los dos, si él, o mi hermano.

Después de beber agua y arreglar un poco la cocina, ya que mi madre estaba todo el tiempo con Kate y mi padre trabajando, me dirigí hacia la habitación de mi hermano para ver si estaba mi mejor amiga. Últimamente apenas hablábamos, y ni siquiera le había contado lo que vi en Inferno la noche de Halloween entre Logan y el chico moreno, pero a penas tenía tiempo de nada, y prefería hablarlo con mi mejor amigo antes para que me diera una explicación.

Abrí la puerta con cuidado y entré despacio por si Nat dormía, pero al percatarme de que estaba en la cama sentada con su móvil, sonreí y entré tranquilamente haciendo que ella sonriera conmigo.

VAS A QUEDARTE. Terminada (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora