Estaba frente al espejo de mi habitación, con mi vestido rojo de seda puesto y mi pelo recién planchado. Quedaban escasos minutos para bajar a cenar y yo no podía evitar tener una sensación agridulce en el estómago por todo lo que se venía después de esta noche.
Pensar en dejar todo esto de nuevo me ponía triste, pero saber todo lo que me llevaba de este increíble año me daba fuerzas para ir a por más.
Las pasadas nocheviejas las pasaba en hoteles acompañando a mi abuelo y sus amigos, o con Bruno cenando en casa de sus padres. Solía llamar a mi madre en algún momento de la noche y hablar con toda mi familia para desearles el feliz año, y me sentía culpable por no visitarlos en estas fechas pero sabía que no podía volver. Aún me quedaba mucho por sanar.
Ahora todo era diferente y estaba feliz de pasar las navidades con mi familia y amigos.
Respiré profundo y sonreí, aún mirándome al espejo, y me sobresalté cuando alguien pegó en la puerta.
-Adelante.
-Megan, mi amor tu…-Aron frenó en seco y abrió los ojos de par en par -¡Wow! Estás… -negó con la cabeza –Estás muy sexy, nena.
Sonreí –Gracias, tu también estás muy guapo.
Continuó mirándome, como si no pudiera despegar sus ojos de mí, hasta que chasqueé mis dedos frente a él y reaccionó.
-¿Qué te pasa? –pregunté frunciendo el ceño.
Sin decir una palabra se acercó hasta mí y estampó sus labios contra los míos mandando un millón de descargas por todo mi cuerpo y haciendo que un pequeño jadeo se escapara de mis labios. Reaccionar así no era raro teniendo en cuenta lo que era capaz de provocar con solo rozarme, y aunque estaba deseando hacer lo que seguro que él tenía en mente, teníamos que bajar para cenar y celebrar el año nuevo.
Aron puso una mano en mi nuca, intensificando el beso, pero empujé sutilmente su pecho para que se alejara.
-¿Crees que ahora es momento? –sonreí.
-No he podido evitarlo, estás para comerte –se mordió el labio y paseó su mirada por mi cuerpo.
-Nos estarán esperando.
-Si, venía a avisarte de que tu madre va a empezar a servir.
-¡Chicos! ¿Os qued…
Mi cuñada Vic junto con mi hermano, que llevaba a Sophie en brazos, nos vinieron a buscar para que bajáramos.
-Vaya…-mi cuñada entrecerró los ojos y se cruzó de brazos –Os parecerá bonito con toda la familia abajo.
Fruncí el ceño -¿De que hablas?
-Mírate en el espejo, hazme el favor –respondió mi hermano.
Me acerqué hasta el espejo y observé como toda mi cara estaba llena de pintalabios. El beso de Aron había sido tan intenso que ni que el labial fuera mate y resistente había servido.
-Joder… -bufé.
-Y tú límpiate esa cara –Vic señaló a su hermano con el dedo.
-Victoria, ya no tengo cinco años –rodó los ojos.
-Sigues siendo mi hermano pequeño. Tengo derechos –hizo una mueca –Vámonos John.
Mi hermano negó con la cabeza y se marchó detrás de Victoria con una sonrisa de oreja a oreja.
Yo comencé a arreglarme el desastre que tenía en la cara, mientras Aron agarraba una toallita para limpiarse la suya.
-¿Después iremos a Inferno? –pregunté.
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VAS A QUEDARTE. Terminada (Editando)
Teen Fiction"Tuve miedo porque nunca pude reemplazarte, por eso supe que a nuestra historia le hacía falta una segunda parte" El tiempo fue el único que sanó el corazón de Megan, un corazón que tras el rechazo de Aron, quedó destrozado. La distancia marcó sus...