Capítulo 30. Pequeño ratoncito

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-¿Me llevo esta o esta? -levanté las dos camisetas para enseñárselas a Nat-

-Me gusta más la morada, pero elige la que quieras -suspiró-

-Fruncí el ceño- ¿Puedas cambiar esa maldita cara?

-No me apetece -se tiró en mi cama-

Lidiar con Nat en modo depresiva no era nada fácil, pero no podía pretender que se comportara de otra manera cuando su madre la había echado de casa por una auténtica tontería. No solo eso, que su prima Ginger haya tenido que ver, también influye en su comportamiento, ya que nunca la pudo ver y eso estaba segura de que le dolía el doble.

Era lunes por la mañana, y mi padre había decidido organizar una comida familiar en casa para levantarle el ánimo a mi mejor amiga. Ella se estaba quedando aquí, y aunque dijera que era una molestia, mi familia y yo no pensábamos de esa manera. Nat llevaba siendo mi amiga desde el primer año de instituto, mis padres la habían querido como una hija más, y cuando empezó a salir con mi hermano, no podían estar más felices. Ella tenía su propio dinero, que había ahorrado con los años. Lo sacaba de las campañas de modelaje en las que trabajaba. A pesar de que se estaba sacando la carrera de periodismo, ser modelo también había sido su sueño, y como realmente valía para eso, aprovecho las miles de oportunidades que se le presentaron en ese complicado mundo, por eso no dependía de nadie a la hora de pagarse sus cosas.

Escuchamos jaleo proveniente del jardín y Nat se levantó con el ceño fruncido cuando un grito bastante agudo sonó por toda la casa. Nos asomamos rápidamente a la ventana de mi habitación, y nos encontramos con la escena más surrealista del mundo: ,Amber montada encima de la mesa del jardín, mientras Max agarraba la red para limpiar la piscina, John sostenía un cubo entre sus manos con el que parecía estar atrapando algo y Aron se reía a carcajadas metido en la piscina.

-¿Se puede saber que demonios pasa? -grité y todos miraron hacia arriba-

-Había un pequeño ratón detrás de la maceta grande que tiene tu madre en el jardín -dijo Logan entrando en mi habitación-

-me giré para mirarlo y después miré de nuevo a los chicos- ¿De veras hay un ratón?

-¡Si! ¡Podéis matarlo de una santa vez! -gritó Amber-

-¡Ni se os ocurra! -intervino Nat- Esa pobre criatura tiene derecho a vivir. Echadlo fuera de casa.

-¡Si claro para que se vuelva a meter!

-¡Oh Amber, por favor! Es un pobre animalito, no te hará daño.

-Prefiero no saber si me hará daño o no, que muera antes.

-Nena, eres una dramática -Max suspiró y se echó el pelo hacia atrás-

-Creo que tu novia tiene razón, hay que matar a esta cosa, y rápido ¡Aron sal y agarra tú el maldito cubo con el bicho!

-¿Enserio, John? -mi chico rió y salió del agua- ¿Dónde quedó tu fachada de chico duro?

-Queda donde empiezan los bichos del demonio.

Rodé los ojos y me metí de nuevo para adentro.

Miré a mis mejores amigos, que estaban en la cama abrazados. Nat apoyada en el pecho de Logan mientras este jugaba con su pelo.

-Gracias por venir, no podía seguir aguantando a tu amiga así de depresiva, yo sola -me senté en la cama y le tiré un cojín-

-Ya está aquí su rubio para animarla -besó su cabeza- ¿Cómo estás, princesa?

-se incorporó y se encogió de hombros- Solo quiero dormir.

-suspiré pesadamente- Ves, está de un insoportable...

VAS A QUEDARTE. Terminada (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora