Capítulo 3. Sentimientos encontrados

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John

Hacía diez meses que Megan se había ido y la casa estaba demasiado vacía sin ella. Sabía que su decisión de marcharse era la acertada y que estaría mucho mejor que aquí, pero la echaba demasiado de menos.

Después de su marcha, me dediqué mucho más a mis padres. Me quedaba más tiempo en casa y había empezado a conocer a Nathalie, que venía a menudo a hacernos compañía.

Empezamos a conocernos y realmente me sorprendió la de cosas que teníamos en común. Siempre había tenido mis ojos puestos en ella pero solo porque me atraía físicamente. Después de un par de meses hablando sin descanso y quedando muy a  menudo, me di cuenta que su personalidad era increíble, por eso decidí arriesgarme y le pedí salir  juntos. Ella no dudó y mi hermana se había puesto muy contenta después de que se lo contásemos.

Megan también había conocido a alguien estos últimos meses y parecía que poco a poco se empezaba a olvidar de mi mejor amigo. Se llamaba Bruno y era dos años mayor que mi hermana. Había coincidido un par de veces cuando había llamado a Megan por Skype y habíamos hablado un poco. Se notaba lo mucho que se preocupaba por mi enana y eso me mantenía tranquilo.

Poco después de su llegada, Megan había empezado a trabajar en una cafetería, pero la cosa duró poco porque un amigo le dio la oportunidad de entrar en una de las academias de interpretación más importantes de Argentina y ella claramente no dudó ni un segundo.

Mi hermana estaba feliz y yo estaba más feliz que ella de verla así de bien. Aunque la había notado más delgada pero según me comentó el abuelo, allí no paraba, y había bajado bastante de peso, por eso no me preocupé más de lo normal de que lo estuviese pasando mal o algo parecido.

Eran las siete de la tarde y había quedado con Nat para ir a comprar un par de cosas que le hacían falta. 

La estaba esperando en la puerta de casa cuando mi móvil comenzó a vibrar y lo cogí rápidamente para contestar.

-Amigo...

-¡Por fin! Después de casi diez llamadas perdidas -respondió Aron del otro lado.

Sonreí -Tenía la música muy alta y no lo había oído ¿Qué pasa?

-Te llamaba porque esta noche vamos a Squad y aunque sé que estas con Nat, Max me ha dicho que te pregunte si quieres venir.

-No lo sé, Aron, mi casa está sola porque mis padres trabajan. Quiero aprovechar, ya sabes.

-Joder John... -bufó -¿Cuando vas a quedar un maldito día de estos con nosotros?

Fruncí el ceño -Os he cancelado solo dos veces, Aron. Lo que no es normal es como os estáis desfasando últimamente ¿Qué os pasa? Hace unos meses a ti no había quien te sacara de casa.

Se mantuvo en silencio unos segundos.

-Quiero divertirme, John. Soy joven y no puedo tener la cabeza solo en la universidad y en...Ya sabes.

Hice una mueca pensando en todo lo que estaba pasando mi amigo con el tema de su madre con el alcohol y suspiré.

-Siempre y cuando vayas con cuidado y cabeza, puedes divertirte todo lo que quieras.

-No me gusta que ejerzas de padre. El mío esta muerto y no vas a reemplazarlo. Deja de comportarte así, ya sabes que lo odio.

-Aron, no quería...

-Si cambias de opinión y te quieres venir, en Squad estamos -interrumpió -Adiós.

Colgó de inmediato y cerré mis ojos con fuerza. Aron no había estado bien este último tiempo, y se había dedicado a salir para tener su cabeza ocupada. Mi amigo se estaba encargando él solo del problema de su madre y aunque Max y yo habíamos estado apoyándole, sabíamos que no podíamos hacer nada más que eso y nos frustraba porque no soportábamos verlo mal.  

VAS A QUEDARTE. Terminada (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora