Capítulo 31. Pequeño Goxwell

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Me había preocupado mucho por la salud de mi mejor amiga. Pensar que algo iba mal en ella me tenía en tensión.

Cuando la ambulancia llegó, Nat ya estaba mucho mejor, y aunque mi hermano le insistió en que fuera al hospital para asegurarse de que todo estaba bien, solo dejó que le tomaran la tensión y le echaran un vistazo rápido allí mismo en la puerta de Inferno.

Dijeron que podría haber sido un bajón de azúcar, pero que no dudara en pedir cita para saber a ciencia cierta lo que le podía estar pasando.

Después de todo el revuelo, los chicos se fueron, y dejamos a Aron en su casa antes de irnos a la nuestra. Al final la noche no acabó como esperaba, y el momento que habíamos tenido mi novio y yo en medio de la pista, había quedado en nada, pero después de ver en el estado en que se encontraba mi amiga, todo el fuego que me había hecho sentir Aron, acabó desapareciendo.

Al llegar a casa me di una ducha, y después de asegurarme de que Nat estaba bien atendida por mi hermano, me acosté y no duré ni cinco minutos despierta.

A la mañana siguiente me levanté a eso de las once. Mis padres estaban por casa haciendo sus cosas, John y Nat aún dormían y yo me estaba preparando unas tostadas con café para empezar el día con buen pie.

Estaba untando mermelada en la tostada cuando tocaron en la puerta de casa. Me recogí una cola alta en un momento y dándole un bocado a mi desayuno fui a abrir. Mi chico estaba ahí parado con dos bolsas grandes en las manos y una gran sonrisa.

-¡Buenos días! -sonreí y le dejé pasar- ¿Qué es eso? ¡Dios, huele genial!

-soltó las bolsas encima de la mesa de la cocina y se acercó a darme un casto beso en los labios- Le pregunté a tu madre si estabas despierta, quería sorprenderte con un buen desayuno, pero ya veo que llego tarde.

-miré la tostada que tenía en la mano y la solté rápidamente- Prefiero lo que has traído tú -sonreí y besé su nariz- Gracias mi amor.

-sonrió y comenzó a sacar las cosas de la bolsa- ¿Y Nat? ¿Cómo sigue?

-suspiré- Ayer al llegar a casa parecía más animada, pero aún no la he visto, así que no sé como estará -me senté y le di un buche al café- ¡Esto está delicioso!

-Es de Bubble -mi chico se sentó frente a mi y dio un mordisco a su manzana- ¿Estás ansiosa por el viaje?

-hice una mueca- En parte -suspiré-

-¿Qué pasa?

-Tengo miedo de ir para nada. A lo mejor Javier ha encontrado a alguien mejor, pero me hace mucha ilusión que viajes conmigo, poder enseñarte todo aquello...Y ver a mi abuelo, obvio.

-sonrió y pasó una mano por mi mejilla- Verás como todo va a ir bien, enana.

-Espero -suspiré y le di un mordisco a mi tortita, mientras miraba a Aron que no parecía estar muy contento- ¿Te ocurre algo?

-¿Eh? -frunció el ceño-

-Qué si te ocurre algo -repetí-

Estuvo largos segundos mirándome, hasta que agachó la cabeza y pasó una mano por su mandíbula.

-Estoy...-tragó saliva- Algo jodido.

Fruncí el ceño y me levanté para acercarme y sentarme en su regazo. Él puso sus brazos alrededor de mi cintura y yo los míos alrededor de su cuello.

-¿Qué pasa? -pregunté preocupada-

-Estoy contento... -sonrió- Y muy emocionado por este viaje. Yo soy el primero que quiero que todo te vaya bien, que cumplas tus sueños, tus metas...Pero hay algo dentro...-chasqueó la lengua- No quiero sentir esto, pero a veces quiero que no te readmitan -apretó los labios- Nena, no quiero pensar así y ser un egoísta, solo...Solo que saber que te voy a tener lejos si todo va bien con Javier, me tiene roto.

VAS A QUEDARTE. Terminada (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora