Capítulo 6

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Si algo han aprendido del grupo de Reed, el trío de amigos inseparables, en todo el mes que ha pasado, es que están locos de remate.

Ethan es cupido, pero recordemos que el nombre de cupido también es Eros, y exactamente Eros era en la noche, como un depredador algo fuera de sus cables. Es alguien amable, divertido, dramático y caballeroso, pero también posesivo y amante de tener sexo en los fines de semana, era el sucio secreto de Reed. La primera vez que sucedió la escena de Ethan advirtiéndole pesadamente a Angelo que no se perdiera, parece haber sido uno de sus ataques normales cuando ha tomado algo y suelta la lengua más de lo que hace normalmente. Sucedió con Poe y Scott también, quienes iniciaron a revolverle el cabello y meterles debajo de su brazo en un gesto brusco y jueguetón.

Hay muchas más cosas sobre Ethan que han aprendido, por ejemplo lo mucho que lo suelen mal interpretar por su amabilidad, o lo mucho que ama la leche de banana. A este último dato, Scott y Poe se han encargado de sacarle provecho en medio de burlas, con Frank como líder.

Y Angelo, Angelo estaba...

—¡¿Enamorado?! —Ethan grita antes de que Tristan termine la frase, todos lo observan con la misma decepción de siempre y el castaño toma asiento, antes de tomar un sorbo de soda.

—Enfermo —Scott termina de decir, antes de que Ethan escupa del líquido en su boca.

—¡¿Enfermo?! —grita nuevamente.

—Creo que hoy Eth ha amanecido con más imbecilidad que la normal —Carrie suspira, antes de echarse dos papas fritas a la boca—. Ya dijeron que está enfermo más de tres veces.

—Lo lamento. He pasado algo fuera de la Tierra —el castaño inicia a recoger todas sus hojas y lapiceros sobre el suelo y todos siguen sus movimientos—. Estaba respondiendo cartas. Al parecer ahora quieren hacerlo al estilo drama y película, dejándome cartas en un casillero vacío y pintado de color rojo. Como si nadie supiera que soy yo cupido.

—Hit me Cupid —Poe dice en una voz ronca, tiene un libro de Marqués de Sade sobre la frente como protector contra el leve sol que hay. Todos lo observan y como si él supiera que lo observan, habla—. Un libro con una protagonista a la que le dejan cartas en un casillero, permanece de forma anónima a su rol de cupido.

—Creo que una vez lo escuché —Penny frunce el ceño y Poe se calla.

—Como sea —Ethan cierra el zíper de su bolso—. Me voy.

—¿A dónde? Entramos a clases en menos quince minutos —Penny, quien bebe algo de jugo tropical, cuestiona a su amigo. Tristan baja la caja del jugo cuando ella sigue absorbiendo y no hay nada. Penny es demasiado distraída muchas veces.

—A ver a Angelo, claro.

—No lo aconsejo. Le gusta que lo dejen dormir y se pone de mal humor porque no le gusta tener fiebre —Scott recomienda a su nuevo amigo y este hace un ademán.

—Necesita medicina. Yo solía cuidar a mi perro cuando se enfermaba, puedo hacerlo con Gelo —sonríe el castaño, mientras se coloca el bolso de lado y observa a todos. Levar asiente de acuerdo con su amigo, como si estuviera escuchando la mejor idea del mundo. Scott le da un golpecito bastante escondido en la espalda.

—Pero una cosa es un perro y otra un humano, Ethan —Tristan dice, con un tono de reproche y burla mezclado. El castaño no hace más que realizar un ademán, restándole importancia a lo que dice su amigo nuevamente—. Tienes que ir a una farmacia, no a una veterinaria.

—Gracias por el dato —un sarcástico Ethan le señala y su amigo asiente, como si de verdad hubiese servido de algo.

No salió de la gran institución, simplemente tomó rumbo hacia la enfermería, en donde la enfermera se encargó de brindarle bolsas, píldoras, calentadores y jarabes, incluso caramelos. Mientras todo eso sucedía, un conductor de comida a domicilio, manejaba rumbo al Instituto Mixto de Saint Gerald. Una orden de sopas instantáneas de pollo, verduras y demás.

El arte de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora