Capítulo 17

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—¿Qué estás haciendo aquí? —Angelo cuestiona, una vez que Anne se ha marchado de su habitación. El del arte busca una camisa en el armario, mientras Ethan se tumba sobre la cama.

—Que gran recibimiento.

—Quiero saber.

—Es mejor estar contigo —Ethan suspira, cierra los ojos y voltea su rostro para hundir su nariz sobre la almohada de Angelo, ahí aspira el varonil aroma de su artista.

El azabache observa a Ethan sobre su hombro y parece sumamente complacido con aquellas palabras. Ethan normalmente tiene momentos de sinceridad que hacen al pintor feliz, no tenía idea de cuánto. En fin, tener a Ethan cómo su amante y pareja es mucho mejor de lo que había pensando, todo era fascinante con Reed, aún con sus miedos es infinitamente perfecto.

—¿Cuántas mujeres estuvieron contigo hoy? —cuestiona el azabache, caminado hacia su cama.

Ethan siente el peso de Angelo sobre el colchón, incluso cuando se hunde a los lados de su cuerpo por las manos posicionadas como apoyo, Angelo sobre él, manteniendo un espacio bastante cómodo, agradable y tentativo en cierto punto. Casi como si lo acorrala, sin escapatoria bajo brazos fuertes y trabajados. Aún percibe el aroma del jabón de baño y el shampoo, y su típica fragancia de acuarelas está por toda su habitación. El castaño se acomoda bajo él.

—Ni una sola —sonríe y Angelo le devuelve una pequeña sonrisa, aún cuando se le hace difícil creer en Ethan, pues sabe lo confundido que está.

—Mhm —dice y se acuesta sobre él. Ethan suelta algo de aire por el peso de Angelo—. Vamos a dormir un poco.

—¿Dormir? Eso no es lo que parecía que quería hacer con Anne dentro. Apuesto a que tenían miles de planes para toda la noche. Espera —el castaño empuja a Angelo y este cae sobre la misma cama, boca arriba—. Tú, caca. ¿Cómo es eso de que has tenido sexo con esa?

—Teníamos quince —murmura y se detiene, al observa a Ethan este parece que exige la historia completa y Angelo ríe un poco—. La casa estaba sola y ambos tristes. Ella recién había descubierto su interés por el mismo sexo, yo ya lo sabía. De todos modos éramos niños vírgenes, mejores amigos desde hacían tres años. Ella estaba asustada, yo también, entonces decidimos que sería buena idea si lo hiciéramos —Ethan le da un golpe suave en la nariz—. Ambos sentimos que fue especial. Un recuerdo agradable.

—No me gusta la historia.

Y es que Ethan siempre ha sido celoso, pero los celos que experimenta con Angelo son diferentes. Hay sentimientos inefables dentro suyo, incluso cuando piensa en él.

—A mí no me gusta oírte hablar de las veces que follabas con otras. Sin embargo, te soporto e imagino que uno de estos días voy a ser yo quien te lo haga.

—Ya. No sueltes cosas como esas tan de pronto —se remueve, algo avergonzado por aquello. Angelo enarca una ceja ante el comportamiento de Ethan, realmente es divertido ver como habla más grave, como si se demostrara a él mismo lo hombre que es, aún cuando es delicado normalmente.

—¿Qué dices? Me hiciste un oral en la primera vez que nos besábamos con ambos conscientes —Ethan frunce el ceño—. Aún no es tiempo de explicarte porqué digo eso. Lo único que quiero decir es que eres un descarado.

—Solo soy una persona común y corriente que también tiene sus momentos de puta —bromea con desdén el más pequeño.

—Ya. El sexo te importa mucho —Angelo bufa.

—No me molestaría, sabes... hacerlo —hace sonar su garganta y Angelo suelta una risa ronca que activa cada parte de Ethan. ¿Lo hace intencionalmente? Es increíble como le gusta.

El arte de tu AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora