Angelo tiene la cabeza baja, oculta el labio roto y el ojo hinchado. Huele a desinfectante, el sonido de las máquinas penetra los oídos, las personas presentes muestran el mismo aspecto desanimado que el menor de los Fiore, pero es normal, después de todo está en un hospital. Sin embargo, hay reporteros afuera, ansiosos de devorar a los Fiore por el escándalo que se ha presentado, ninguno de aquellos sabe lo que sucedió, pero sabían que era un escándalo que puede desmoronar la imagen de aquella familia.
Dante está desesperado, realiza llamadas, bebé café, incluso vomita por lo horrible que siente su pecho. Quiere adentrarse a la habitación, pedirle perdón a Jeannette por no notar que algo iba mal, pedirle perdón por todo. La desesperación es horrible, tanto, que su aspecto es desaliñado.
Angelo se encuentra sentado, ensimismado, Dante camina en frente suyo, de un lado al otro y ambos esposos Fiore están sentados, lejos, viendo a la decepción de la familia que es Angelo. Poe, Scott y Bience consiguen algo de comida para los presentes.
Se escuchan unas pisadas continuas, hacen a los presentes observar el pasillo y la sudadera roja de Ethan se mece con esfuerzo para caer sobre su cuerpo, Dante y los presentes lo ven desaparecer por el pasillo, sin notar sus presencias ahí. Angelo se encoge en su asiento ante la mirada llena de repulsión que le da su padre, siente aún la pesada mano sobre su rostro, sobre su cuerpo, mientras lo golpeaba. Definitivamente estaría marcado por aquella vivencia, pero está ahí por Jeannette y por Dante, porque Dante entró en un estado irreconocible al escuchar que Jeannette había sido internada, delicada.
Un arrebato en una discusión hace todo y eso fue lo que sucedió cuando Carlo Fiore empujó a Jeannette por las escaleras de su casa en la ciudad, al enterarse de que ella había estado escribiendo cartas, sin enviar, a Dante.
—Son tan disgustantes, toda esa familia está podrida. Han manchado a mi hijo menor en esa asquerosidad, y la otra mujer solo ha hecho que los dos mayores se peleen —se queja su padre.
El ambiente es pesado, demasiado a decir verdad. Angelo desea salir huyendo de ahí, Dante está tan asustado que ha iniciado a temblar. Ambos hermanos se observan entre ellos, hay una mirada llena de tranquilidad en ambos que los consume en hermandad y amor legítimo. Scott, Poe y Bience llegan después, el matrimonio Fiore no quiere escuchar a Bience, es por eso que ella se apoya en el hombro de Poe, cuando todos están sentados a la espera.
—Estoy orgullosa de lo que has hecho —susurra la única hija de los Fiore a su hermano menor, los dedos de ellas se han entrelazado con los de Poe, su primer amor y único apoyo.
—No ha podido salir peor —responde Angelo, sus ojos inyectados en sangre se mueven hacia ellos—. Los Reed ni siquiera me van a querer ver el rostro después de lo que Carlo ha hecho. Soy la viva imagen suya.
—Carlo y tú son personas diferentes, Gelo —Poe responde, posiciona su mano libre sobre la de Angelo, quien se encoge de dolor ante el tacto—. No te mortifiques por esto.
—¿Cómo no hacerlo? Dante y yo éramos casi los únicos en saber sobre la relación de ellos. Algo tuvimos que haber notado —frunce el ceño.
—Pero jamás podrían haber imaginado lo que sucedía detrás de la relación misma —Scott habla esta vez.
Dos horas después, recibieron la noticia.
*
Ese día llueve. El clima está sincronizado con el corazón de los presentes. Angelo, Bience y Dante están uno al lado del otro, perfectamente mantienen la distancia y entre los presentes, mientras sus mentes están en casi la misma nube. Las palabras del padre son lejanas, el frío que penetra sus pieles no es nada comparado con la presión en sus pechos, las palabras silenciosas se destruyen en medio de la tierra, del césped y una cruz.
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El arte de tu Amor
Genç KurguAngelo ama el arte. Ethan ama el amor. Angelo ama al del amor. Ethan ama al del arte.